Un
par de mariposas dibujan en el cielo filigranas de colores. Danza de
arrumacos, zalamerías, aires de libertad. La luz de sus miradas flirtea por callejuelas engalanadas con gráciles guirnaldas cada vez más
insumisas.
Susto o muerte, truco o trato. Ángeles o demonios.
Clandestinas,
sueltan sus alas blancas hasta confundirse con la noche y el arcoíris
de un triste grisáceo… la luz del jolgorio se apaga. El cirio ciego
marcha marcial al compás de cornetines y tambores. El silencio se ceba
con la ciénaga del vicio o la virtud y la soledad se oculta tras de
sí. Las mariposas locas ya no quieren ser princesas.