08 noviembre 2022

¿ECOS DE T.S. ELIOT?, por Santiago Corchete Gonzalo

¿ECOS DE T.S. ELIOT?, por Santiago Corchete Gonzalo

Coincido plenamente con la valoración que José Luis Puerto acaba de publicar en las páginas del Ateneo Virtual Mirobrigense referidas al antes y después  de que el innovador poeta Thomas Steams Eliot (T. S. Eliot) diera a la imprenta y fuera publicado su enigmático y profundo poema-rio “La tierra baldía”, que comienza con la celebérrima expresión “Abril es el mes más cruel…” De ahí que también agradezca a J. L. Puerto haber reavivado los restos de memoria que aún mantengo viva para aproximarme a los comienzos de mi modesta obra poética. Me explico.


Influido por la lectura de múltiples poetas españoles y extranjeros, entre ellos T.S.Eliot en las fechas aproximadas a las que José Luis menciona en su texto, recuerdo que me hallaba escribiendo poemas que convergieron en mi “Proceso a la luz”, libro que fue premiado por la Asociación de la Prensa de Badajoz, y cuya presentación en Ciudad Rodrigo fue brillantemente llevada a cabo por el grandísimo poeta local Manuel Belda Rivero, quien en aquellos años ejercía el cargo de concejal delegado de cultura del Ayuntamiento mirobrigense.

Pues bien, paralelamente, el muy reconocido poeta objetual y emeritense de adopción Antonio Gómez, uno de aquellos días contactó conmigo para invitarme a formar parte de un equipo plural de poetas colaboradores en la composición de su poema objeto titulado “Pirámide”, cuya edición costeaba y editaba el Ayuntamiento de Mérida. Imposible negarme. Su proyecto consistía en construir entre todos una pirámide montada con cubos de 8 centímetros de longitud en las aristas, por cuanto la superficie total de cada cara eran 8x8=64 cm2, con todos los cubos de diferente color; en las seis caras  de los cubos quedaban impresos los poemas escritos por los autores invitados. El día de la presentación oficial en Badajoz, los poetas invitados recibíamos un pliego troquelado previamente y armábamos nuestro cubo que, llegado el turno, subíamos al escenario a depositarlo en el lugar asignado por A. Gómez. El numeroso público asistente al acto se hallaba intrigado, y entregado, por completo: ¿se les caerá la pirámide? ¿conseguirán llegar al final? El genial A. Gómez lo tenía calculado y previsto todo al milímetro y su Pirámide permaneció fija y erecta pese al intenso nubarrón de ovaciones y bravos emitidos por los complacidos espectadores.

Dirán ustedes que estábamos hablando de un poeta que cambió casi por completo la expresión poética –digamos tradicional- que imperaba no solo en España sino en toda Europa e incluso más lejanos territorios. La anécdota anterior la he referido porque, pretendiendo homenajear a Eliot, el cubo de mi participación lo titulé “Abril que nunca fue” y que, con el permiso de ustedes dado su exiguo tamaño, intentaré transcribirles en su integridad a continuación desde la I a la VI de sus caras. Muchas gracias.

I

SANTIAGO CORCHETE GONZALO

ABRIL QUE NUNCA FUE

II

PIRÁMIDE
de alturas que no cesan

espacio, corazón, lugar
de la luna en menguante y primavera,

rincón donde tu luz
depositó su huella memorable

III

DEUDOR
de tu espada de besos,
aquella plenitud
me coronó, incipiente de extravío,

larga, como un amanecer
de sueños,
así te necesito.

IV

HAMBREDAD
de tus ojos, lujuria interrumpida
cuyo acíbar quedase almacenado
en el cáliz umbrío de la pena.

¿Será el dolor
ese estrecho camino pedregoso
que lleva hacia el recuerdo?

V
          
TE ABRACÉ con el alma, mariposa
dorada que me vuela
y me acerca a tu flor inaccesible
inmediata de auroras.

Te abracé con la fe y la mansedumbre
del río que se entrega a su derrota,
e incluso con mayor intensidad
que me abrazo a mí mismo.

VI

DERECHOS a la ausencia, ya, ni apenas
retienen tu silueta los zarzales,
y el mar
apresura sus olas hasta el límite
de lo desconocido.
En el lienzo acuarela del ayer
nos haremos anécdota.