No
pudo cantar porque se le atragantó la letra y se ahogaron las palabras.
Con la vista perdida soportó el instante entre el delirio, la repulsa,
el odio y la desesperación. La imagen cristalina del presente resbalaba
cruel por la mejilla. Rabia. No quería pensar y no dejó de hacerlo. El
arcoíris tampoco brillará en el horizonte porque faltan los valores
cromáticos difuminados en la ambición y la lluvia que inunde la
esperanza frente al espejismo del dolor y la vergüenza.