No
sirven excusas porque el gesto rancio de la desfachatez se dirigió a la
cámara, es decir, al país entero quedando al desnudo las entretelas de
tu vanidad. Espero que el personal se dé cuenta del asunto, valore la
falta de educación y de respeto y, finalmente, obre en consecuencia a la
hora de elegir a sus representantes. En fin, cada uno enseña lo que
tiene.