Para
airear envidias y mentiras no hacen falta escenas esperpénticas. Que
cada cual utilice su comodín y se atenga a las consecuencias. Eso sí,
ya que desde la perspectiva programática hay poco que rascar, recurramos
al pasado y evitemos sus errores. No vendría mal repasar los
apuntes… las clases continúan.