Descansa
en el lecho del poeta. Verso suelto. Duerme. Yace entre algodones de
ironía. Retahíla interminable, embaucador juvenil. Sueña contertulio del
Gijón imaginario parafraseando al 98 o las retrancas gongorinas
salpicadas con pizca de misticismo retórico. Me quedo con el legado,
el agradecimiento y la confidencialidad de nuestra última conversación.
A un amigo que se fue y dejó la puerta abierta.