Ocho
meses de inocencia pasean por la avenida. Los patos del lago barruntan
manduca junto a las palomas y algún que otro pardal. Gazapos invisibles
garabatean al escondite. Niñas y niños juegan en el jardín. Algunos, en
el pasillo, gatean desorientados. Un café distendido, medias sonrisas,
llantos de fondo y caritas de pena.