Día
agridulce. El cielo encapotado amenaza lluvia y romper con la agonía
climática de ese estío sofocador. Unos niños, ajenos al mundo, juegan a
vivir instantes de felicidad. Inocencia. Otros, bajo el mismo gris, se
esconden entre los escombros para que el miedo no cercene de cuajo sus
sonrisas con el llanto del dolor. Inocentes.