Dos
de las tres generaciones frente a la parada. La inocencia mira hacia la
ternura y ambas sonrisas se funden en un abrazo. De la mano suben para
sentarse. Ella, junto a la ventana, imagina el sentido inverso de las
cosas, la velocidad invisible de la luz y el sueño de un mundo de fantasía e ilusión. Él, simplemente, disfruta con ella.