SILENCIO SONORO, por Mara Guadalix
Un
silencio no siempre es un olvido, es solo un sacrificio para curar
heridas, para reflexionar y hacerse un poco más sabio o al menos, un
poco menos torpe, es, para algunos, un verdadero suplicio.
Un silencio nos puede enseñar mucho,
la soledad no suena,
el pensamiento tampoco en apariencia, ni el sol ni las nubes a su paso,
¡es todo tan relativo!,
y sin embargo, un momento de paz acústica es tan maravilloso como cualquier ópera de Verdi.
Un silencio nos da la oportunidad de mirar hacia atrás y hacia el frente,
ver con claridad lo que nos rodea, también hacía dentro,
para analizar lo bueno que nos puebla.
Me llamas y rompes mi silencio,
pero ya estás mayor
y sabes que hablar,
no es tan solo un acto gutural,
también lo hago yo a veces,
una forma infantil de matar un tiempo cada vez más precioso y escaso.
Por esa razón no cojo las llamadas ni frecuento locales de ocio y pachanga.
Te quiero sin complejos ni envidias, admitiendo que sigues y seguimos siendo alumnos de la vida.
Te quiero en mi silencio cuando me das tu silencio,
lo mejor de ti y de mi,
en lo más profundo.