No
basta con disfrutar del río, hay que vivir con él. Nada como un paseo
desde los Cañitos hasta la Moretona y/o viceversa. Río de tinta, prosa y
poesía. Admirado y olvidado entre las trancas y barrancas de las
acequias. Un soplo de imaginación, algo de ingenio, respeto al medioambiente y, lo dicho, un paseo del tirón.