EL VELOZ PEREGRINO, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Llegó el vicepresidente de la diputación tarde a la presentación del tercer volumen de la Historia de Ciudad Rodrigo y su Tierra, parece ser que ya venía de otros lugares. Leyó su discurso, clásico y oficial, y sin pararse a nada subió al concierto empezado en la Catedral. De ella salió con prisas antes de que acabara este, pues aunque ya era de noche debía de ir a algún otro lugar, aunque no sé si sabía ya dónde.
Y así, supongo que será un día y otro también, los del señor vicepresidente, lo que pienso que a él le creará un cierto sentido de estar en todas y en ninguna parte, con esta forma de vivir peregrinamente, que como toda peregrinación tendrá un lugar final y en él una meta vital, y puesto que es un cargo público será tanto personal como pública. Lo malo, pienso yo, es si con tanto rodar no terminará perdido, sin saber cuál es el destino y qué quiere llevar o encontrar en éste.
De momento yo pienso que lo mejor que puedo hacer es encararme desde mi quietud espacial y buscar tiempo para ponerme a leer las seiscientas páginas del tercer y último tomo de la Historia de Ciudad Rodrigo que él presentó, y cual dado su estar de peregrino dudo que tenga el tiempo y la quietud que requiere esta labor. Por lo que me digo, que con lo que está en cada acto y lugar el peregrino qué le puede quedar a él y que nos puede dejar a los demás.
Y me lo pregunto, no por preocuparme de su destino personal, sino porque es un hombre público, con un nivel de poder político importante en la provincia de Salamanca, y por ello sería bueno saber por dónde y a dónde nos puede llevar a todos los demás este veloz peregrino.