Al
viejo árbol no le queda nada. Enfermo de longevidad perece indigno.
Por Los recovecos de las entrañas trepan “garotos” hasta donde
anidan los jilgueros. Los mozos, como las golondrinas, migran al compás
de la supervivencia. El invierno se recrudece en la frontera, tirita La
Raya y el hambre agudiza el ingenio.