Los
niños sin la magia de su inocencia y la escasa dignidad superviviente,
siguen entre los escombros sin entenderlo, sólo sienten dolor. Ella,
provocadora, vestida de esperanza, permanece inmóvil frente a la
injusticia. Un canto a la vida que nadie escucha. Un cuadro que nadie ve. Y la foto se expande por este mundo cada vez más ciego.