03 marzo 2024

ALGUNAS DE NUESTRAS ACTUALIDADES, por José Luis Puerto

José Luis Puerto
ALGUNAS DE NUESTRAS ACTUALIDADES
, por José Luis Puerto

            Esta nuestra tierra, despoblada y envejecidas sus gentes, vive un presente decrépito, que nos lleva hacia una cierta melancolía. ¿Cómo es posible que hayamos llegado hasta aquí? ¿Es que no puede haber buen gobierno entre nosotros? Tenemos competencias tantas, que permitirían articular una acción política y gobernante tendente a remediar algunos de los males que nos aquejan.

            ¿Por qué se ha de ‘disparar’ contra una de nuestras universidades, de las universidades españolas y europeas más emblemáticas como es la de Salamanca? ¿Qué institución como ella puede presentar una mejor hoja histórica de servicios? Y, en el presente, creemos, también sigue cumpliendo esa función de faro iluminador de cultura y de humanismo, de los que tan necesitados estamos.

            Si se realizara un listado de profesores y alumnos eminentes con que ha contado la universidad de Salamanca, con tales nombres podríamos articular una historia de lo mejor de nuestro país, de lo mejor de lo que hemos sido y somos a lo largo del tiempo.

A qué viene, entonces, tanta frivolidad y tanta irresponsabilidad, de poner en entredicho una institución tan ejemplar como es la universidad de Salamanca? ¿Es que se nos pretende transitar el camino de regreso hacia la barbarie?

Además, la universidad –como siempre se ha dicho de modo certero– es la mayor empresa con que cuenta Salamanca. Da trabajo –de muy diversos tipos y de modo directo e indirecto– a no pocas de nuestras gentes; al tiempo que cohesiona a toda una sociedad en torno al saber, a la cultura y al humanismo.

Y sigue cumpliendo, hoy, tal función, mal que les pese a algunos. De ahí que haya de ser, también en este momento, como en todos, una institución para protegerla. Por la cuenta, en todos los sentidos (académico, cultural, social, económico), que nos tiene.

Pero también escuchamos estos días el informe de un sindicato sobre la pobreza (ay, tanta) en nuestra comunidad autónoma. Al parecer, el veintidós por ciento de nuestra población vive bajo el umbral de la pobreza. Seríamos, en ese sentido, la novena comunidad autónoma española con más pobres.

¿No puede haber una acción gubernativa que ponga remedio a tal drama? ¿No se pueden articular políticas sociales? ¿No se pueden proporcionar mejores salarios a las gentes que trabajan, para que puedan sobreponerse a tanta precariedad? ¿Por qué hay que debilitar y desmontar derechos sociales, laborales, sindicales y de otros tipos, que protegen a nuestros conciudadanos que viven situaciones más débiles y embarazosas?

Son preguntas que nos surgen, al hilo de lo que escuchamos, de lo que percibimos, de lo que advertimos en una sociedad como la nuestra, que termina existiendo en una atonía que no nos merecemos, pese a tanta conformidad, pese a tanta aceptación de situaciones que parecen normales, pero que no tendrían que serlo.

Estas son algunas de las heridas de nuestra actualidad. ¿No habría que ponerles remedio? Nos lo merecemos, pese a que hagamos tan poco, gobernantes y gobernados, empresarios y trabajadores, acomodados e indigentes…, por ponerle remedio.