Se
avecina un sol de justicia. Rojo amanecer, ojo de halcón. Arde el
horizonte. Pálidos campos de ocres tristes agonizan sedientos. Camino
con paso firme sin apartar la vista al disco cuyos latigazos de
fuego queman el relente. Poco más de las siete y el calor empieza a ser
insoportable.