SÍ, PERO…, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Ya somos muchos los que venidos del lado de la no proliferación de armas, hemos cambiado de opinión. Visto el panorama de Europa en este momento, que es el estar emparedada entre una Rusia imperialista, capitaneada por un educado en la KGB, y un EE.UU. regido por un impredecible y desertor de todas las organizaciones internacionales, así como huido de Europa como socio protector, lo que nos deja huérfanos en defensa ante su peligroso amigo Putin. Nos rendimos, y decimos, sí a que Europa se rearme para defenderse.
Ahora bien, el cómo hacerlo, tanto militar como socialmente, no es una cuestión menor, pues es la hora de crear un ejército europeo con mandos debidos a ésta, y no dependiente de las naciones que la forman. Cuestión que si es de cajón, no por eso deja de encerrar muchos recelos a vencer. También es de desear saber hasta dónde van a llegar sus costes económicos, es decir, sobre todo si estos van a incidir en esa clase de servicios sociales tan atacados desde el liberalismo radical, como son la sanidad pública, la educación, y no digamos ya el inviable acceso a la vivienda que padecen los jóvenes. Y, o esto se sostiene y se trata de parar su deterioro, o entonces díganme, qué es lo que tenemos que defender, cuando hablamos de defender a Europa.
Por tanto, sí al rearme, pero sabiendo si seremos capaces de crear con tanta rapidez o más que la provisión de fondos, las medidas necesarias que las hagan valer y defender, tanto en su estructura militar como social. Que esas medidas nos sean debidamente explicadas, para que sea una necesidad real decir sí al rearme, porque con ello sentiríamos que apoyábamos y defendíamos los valores sociales que llamamos europeos y que están tan atacados y en retirada.
Si no es así, porque las explicaciones necesarias desde el Parlamento ya no se consideran tal, entonces ¿De qué Europa estamos hablando de rearmar? ¿Y por qué entonces tendríamos que decir sí al rearme?