HAMBRE, por José Luis Puerto
Europa no debe sucumbir, no debe perder sus señas de identidad, no puede dejar de enarbolar sus banderas históricas del humanismo, de las derechos civiles, de la tolerancia, de la proclamación de la dignidad universal de las personas, de las políticas sociales…, ante el brutal y bárbaro empuje y avasallamiento que viene de occidente con el culto salvaje al dinero y a los campos de golf y demás lindezas, que nos van a devolver todos a la caverna de la barbarie.
Europa ni los ciudadanos conscientes deben dejarse ganar en ese pulso, aparentemente desigual. Nos jugamos todos la pervivencia de la civilización como eje innegociable para seguir siendo, de verdad, seres humanos, frente a quienes nos quieren siervos, en una suerte de retroceso de la historia que no nos merecemos.
El narrador noruego Knut Hamsum, Premio Nobel de literatura en 1920, es autor de una novela titulada significativamente ‘Hambre’; una novela con rasgos autobiográficos, sobre la historia de hambre, pobreza e itinerario a la locura de un periodista que sufre distintos acosos. Se ha considerado como una obra que presagia algunos de los aspectos de la narrativa de Franz Kafka.
Hambre. He aquí el paradigma, la cifra simbólica de la mayor barbarie que está sufriendo la humanidad en el presente: el salvaje, cruel, bárbaro, inhumano, injustificado e inaceptable (todos los epítetos son pocos y se quedan muy cortos) genocidio que está sufriendo, que está padeciendo el pueblo palestino de Gaza a manos de los inhumanos dirigentes israelíes, ante la indiferencia, ante la penosa indiferencia de prácticamente toda la humanidad, de casi todos los gobiernos del mundo.
Esta pasividad, esta indiferencia nos está condenando a la barbarie, nos está sumergiendo en la barbarie, que parece que es el camino que los más poderosos del mundo tienen diseñado para la humanidad entera.
Se nos está desposeyendo de los atributos de lo humano, como son el uso de la razón, de los sentimientos, de la piedad, de la compasión, de la fraternidad, de la dignidad, de la tolerancia…, y estamos asistiendo a este proceso con una pasividad y con una indiferencia que es de lamentar.
Como si la historia no hubiera servido para nada, como si las conquistas sociales y civiles no hubieran servido para nada, como si el pensamiento, la creación, la ciencia, los logros humanos de todo tipo no fueran recursos que pudieran constituirse como un muro frente a la barbarie.
Paremos la barbarie cometida contra el pueblo palestino de Gaza. El paradigma de la cervecita y de los campos de golf, empuñados como eslóganes por los nuevos señores, por aquellos que quieren constituirse en nuevos dueños del mundo, sometiendo a la mayoría de la humanidad a la servidumbre, como nueva forma de esclavitud, es un paradigma de barbarie.
Hambre. Término que, hoy, en nuestros días, se alza como todo un símbolo de la crueldad, de la inhumanidad, de la barbarie que están perpetrando determinados nuevos poderosos contra la perspectiva civilizadora y el bien de la humanidad.
Perspectiva y bien de la humanidad que podemos resumir en los versos con los que Federico García Lorca cierra su hermoso poema titulado ‘Grito hacia Roma’, de ‘Poeta en Nueva York’:
“Porque queremos que se cumpla la voluntad de la tierra, / que da sus frutos para todos."