PEPO, por José A. Blanco
Amistad. Con la que ganas tiempo coincidiendo en lo esencial. A nuestras edades, dice, no estamos para bailar aguas. Tal cual. Nos encontramos con la fresca y nos despedimos con el compromiso de un café y esa charla rebelde arreando estopa porque el paseo duró menos que la intensa conversación. Del Puente Viejo hacia la Cuesta Santiago, yo a la Pesquera. Buena gente y gratos recuerdos.