Sentado
frente a la nada, ese trasto que sólo tiene sentido cuando está
apagado, pensaba. Sobre la mesa un libro y algo de cacharrería popular.
Un texto recomendado desde las intimidades culturales del palacio.
Saludos, experiencias, recuerdos… Enseguida quedé atrapado entre líneas
de un entramado intimista, familiar. No pude, no quise escapar del tirón
hasta el final. Un placer.