Se amontonan las tardes grises, unas tras otras, las de los fríos aires de la “DANA” y por ellas de vez en vez se cuela algún brillo de sol primaveral que quiere amortiguar la inestabilidad del tiempo y hacer de esperanza para la política.
La ciudad descansa en los días posteriores al griterío de campaña, las gentes van cansinas por sus semivacías calles, el mundo sigue, y después del griterío cada uno a lo suyo. Y mientras parece que nada cambia cuando los gobernantes cambian, las cosas que nos afectan sí cambian, aquí en nuestra Castilla y León sin ir más lejos PP y Vox rechazan abrir gratis todo el año los comedores escolares para menores en situación de pobreza, y hay quién asegura que este modelo de Castilla y León sirve de inspiración y ejemplo para otros territorios de España, y de más allá, pues en Europa el PP y Vox han votado juntos en el Parlamento Europeo contra la ley que pretende terminar con la explotación laboral de los niños por parte de las grandes multinacionales. Por tanto, parece que no pasa nada, pero sí pasa y no poco, cuando hacemos la elección política, o cuando no vamos a hacerla, y si no que se lo pregunten a esos niños.
Y esto es lo que está en juego, y cada vez más, pues está llegando en silencio, envuelta en altos ruidos, en parabienes informativos y tapándolo con fiestas y distracciones vacías, pero el lobo del desmantelamiento de servicios vitales está ahí. Ciertamente ocultado con astucia, pero cada vez más presente por el dañino rastro de sus acciones.
Digo esto, porque volvemos de nuevo ya mismo a estar otra vez ante las urnas, y con ello ante el dilema de elegir sobre lo que ahora nos vuelvan a marcar los interesados en que se hable de todo menos de los problemas que nos incumben, apoyándose en todos sus altavoces afines, o de tratar de analizar y defender aquello que cada vez ya menos oculto se nos está robando.
Atentos pues, concentrémonos en lo que realmente nos incumbe, no demos cabida al cansancio, y llegado el momento respondamos con nuestro voto, a este ocultamiento de pérdida de servicios sociales que dañan y lastran a los de siempre, antes de que sea demasiado tarde.