Colores,
faltan colores. No hay colores para tanta inmundicia. Dónde van los
escupitajos nucleares, la chatarra bélica, la inocencia masacrada, la
esperanza ahogada en las aguas de la desesperación huyendo del hambre,
la miseria y la barbarie... ¿Y el de los responsables de tanta
crueldad? Pues eso, al estercolero.