28 septiembre 2023

UNO DE VALLADOLID, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

José Luis Sánchez-Tosal Pérez
UNO DE VALLADOLID, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

Tener tapado a quién va a subir a la tribuna a dar la réplica al discurso de intento de investidura por parte de Feijoo, es sin duda una estrategia más de la dura batalla que se juega en ese ring dialéctico que es el Parlamento, donde se encuentran las diferentes formas de pensar de los que viven y cómo se viven también de diferentes en el país. Que en un principio cuando salió pensáramos que era un segundón con el único fin de hacer una faena que tapara la ausencia en el debate del presidente en funciones, para así ampararlo de los ataques, pero que inmediatamente empezado su discurso vimos cómo nos equivocamos con esta apreciación, pues éste captó la atención de todo aquel que tuviera unos mínimos de atención y de conocimientos de los avatares sociopolíticos actuales, al tiempo que casi inevitablemente al oírlo hacía que uno se posicionara y participara de los intereses de lo que hay en juego y de las tensiones que estas provoca. Dejó muy claro qué defienden y a quienes unos y otros, con su discurso de media hora larga que se les hizo a los diputados del PP eterno, hasta el punto de liarse a patear, entre otras cosas por no aguantar la certera disección del discurso sobre el hacer y estar en la cámara con el que les dejaba una foto tan fea de todos ellos, que ellos mismos al verla no la podían soportar.

Todo esto hecho con una increíble capacidad para hacer fácil lo difícil, como es a veces sacar una imagen limpia y clara, en medio de un bosque mediático que oculta y empeora lo de difícil comprensión y también por las palabras que ocultan hechos contrarios a lo que se está diciendo y haciendo día a día.

Que Óscar Puente, el que salió como un desconocido del que había la sensación de ser sólo la tapadera de una ausencia presidencial, fuese uno de Valladolid, para que después de su discurso pasase a ser el autor de una intervención la cual seguro pasará ya a la historia parlamentaria como uno de los discursos más certeros y mejor ensamblados en la Cámara, eso sí que fue toda una sorpresa, convirtiendo Puente con el discurso el triunfo en doble al ganar no sólo con los votos sino también con sus poderosas razones.

A TÍ, PACO GILA, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

José Luis Sánchez-Tosal Pérez
A TÍ, PACO GILA, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

Escribir cuando lo único que uno quería es no tener el motivo por el que voy a hacerlo, tu muerte Paco Gila, un amigo quizá fugaz, puesto que muy joven marchó de Ciudad Rodrigo, pero siempre presente como corresponde haber estado juntos en esa etapa de la vida en la que todo resulta bueno, por estar en ella abiertos a toda clase de esperanza e ilusiones, lo que hace de aquellas correrías que sean únicas e irremplazables.

Ahora toca el dolor de la marcha de quien con uno las compartió, si bien me acompañará siempre lo vivido juntos, cosa que no evita la tristeza y el lamento de la pérdida de lo que es lo más bonito que tenemos, los recuerdos de las vivencias compartidas en la juventud.

Mi pésame a toda tu familia, y a tí Paco te deseo que tengas un descanso tan feliz como los recuerdos del principio de la vida en la que eras un joven con una sonrisa tan alegre y bonita como difícil de olvidar.

27 septiembre 2023

LA GUARDE, por José A. Blanco

José A. Blanco
LA GUARDE, por José A. Blanco
 
Ocho meses de inocencia pasean por la avenida. Los patos del lago barruntan manduca junto a las palomas y algún que otro pardal. Gazapos invisibles garabatean al escondite. Niñas y niños juegan en el jardín. Algunos, en el pasillo, gatean desorientados. Un café distendido, medias sonrisas, llantos de fondo y caritas de pena.

26 septiembre 2023

SUAVE SUAVIDAD, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

José Luis Sánchez-Tosal Pérez
SUAVE SUAVIDAD, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez


Parece que fue hace un rato cuando nos fuimos, y hace ya una semana, pero lo que sí sé es que no he escrito allí, pues he estado acunado por una suave blandura de aires y aguas que me han paralizado el ritmo vital diario.

El mar, que estaba unos días gris plata, otros azul cielo, sólo era incomodado por los aviones constantes que iban y venían del norte con blanquecinos hombres al encuentro del sol y a las playas de suave arena, con suaves aguas, acariciadas por suave brisa, que tenían bañistas de suaves andares y palabras, lo que por sí y en sí te aleja del brusco habitar diario, del acontecer político, del ruido televisivo, y del sentir el duro sol de la tierra interior.

Después, noches con brisa de algodón que te envuelven en dulce suavidad, mientras por el paseo nocturno desfilan perros de concurso, cuerpos de mujeres que atraen las miradas a ellas como el faro a los barcos pesqueros los que con sus luces bailando en la noche parecen no faenar sino jugar en el mar. Pasan alegres chinos, blancos, muy blancas y portugueses achaparraditos. El desfile no para ante mí entretenida mirada, que mira tan limpia como la brisa que la acuna.

Y así unos cuantos días, rodeado siempre del aire acariciante, al que sólo perturba la alegría de mis nietos corriendo al encuentro del calmo mar, mientras la abuela los mira ansiosa de vida para verlos más tiempo, mientras yo contemplo a mi hijo que vigila la falta de miedo al mar de sus crianzas.

Y así subíamos tan bien, hasta que una avería del coche nos detuvo en plena carretera y nos puso a luchar con el sol de Extremadura en la cuneta con los nietos asustados, y el frío hablar del seguro de turno que fue bueno hasta que hubo que usarlo, metiéndonos así de lleno en los avatares de la vida diaria.

Después la acertada decisión de mi nuera y el estar tranquilo de mi hijo todo se resuelve y se calma.

Y aquí estamos ya todos, olvidados del percance, y soñando de nuevo con volver a la suavidad de las aguas y aires del Algarve y de la vida en vacaciones, procurando pasar página del quebranto de la suave suavidad.

24 septiembre 2023

CONCORDIA DE LAS LENGUAS, por José Luis Puerto

José Luis Puerto
CONCORDIA DE LAS LENGUAS
, por José Luis Puerto

        Uno de los rasgos de nuestra especie como seres humanos es que poseemos el don de la expresión y de la comunicación a través del lenguaje articulado, que se manifiesta a lo largo y ancho de la tierra, a través de miles de lenguas y de hablas.

        Es una realidad innegable. Los estudios lingüísticos tienden, desde que se han configurado como tales, a describir, caracterizar y analizar cada una de tales lenguas o idiomas; siguiendo pautas respetuosas, ya que toda manifestación del ser humano merece siempre un respeto.

        En nuestro país, pese a que el castellano sea la lengua dominante y, por fortuna para los castellano-hablantes, una de las lenguas más habladas en todo el mundo, no quiere decir que no haya otras, que merecen la misma consideración y el mismo respeto, ya que las hablan cientos de miles de personas, en un caso (el vascuence o euskera), o millones en otros (el catalán y el gallego).

        El vascuence es, además, una de las lenguas más antiguas y de orígenes más enigmáticos del mundo. Mientras que castellano, catalán y gallego son lenguas hermanas, ya que todas ellas proceden del latín, como lengua madre de todas ellas.

        En nuestros tiempos salmantinos, cuando cursábamos estudios de filología románica en la facultad de letras, no solo estudiábamos el castellano, sino que había asimismo una atención para el gallego (en una materia impartida por José Luis Pensado) y el catalán (en otra, a cargo del salmantino José Antonio Pascual, miembro de la RAE y colaborador con Joan Corominas del ‘Diccionario etimológico de la lengua castellana’, obra imprescindible para el conocimiento de nuestro idioma, obra ¡de un catalán! Y, además, en la facultad de letras salmantina, enseñaba uno de los mayores sabios en indoeuropeo, el vasco Luis Michelena o Koldo Michelena (1915-1987), que, al tiempo, sería uno de los artífices de la unificación del vascuence.

        ¿Y cómo va a ser malo que, en el parlamento español, los representantes del pueblo se expresen, además de en castellano (como hará la mayoría), en todas las demás lenguas que se hablan en nuestra país, reconocidas por nuestra carta magna?

        ¿Es que en este campo, como en el climático y otros, también hemos de darnos con los negacionistas? Vivimos en un país marcado por la pluralidad, también en el ámbito lingüístico, y tal realidad no hemos de negarla, sino de respetarla.

        Y, por fortuna para la cultura y literatura de nuestro país, contamos con grandísimos escritores y escritoras, en cada una de tales lenguas.

        Así, forman parte de nuestro patrimonio y los leemos con deleite, por poner, las galaicas cantigas de amigo, o escritores gallegos como Rosalía de Castro, Eduardo Pondal, Castelao, Celso Emilio Ferreiro… y otros muchos; o catalanes como Jacinto Verdaguer, Joan Maragall (tan querido por Unamuno), Carles Riba, Mercé Rodoreda, J. V. Foix, Salvador Espriu… y un número mucho más dilatado de autores, que constituyen un patrimonio irrenunciable para nuestro país, como las lenguas en que escriben, que son las mismas en las que se expresan, como lenguas maternas un número considerable de conciudadanos nuestros.

        ¿Y vamos a negar esa realidad que nos pertenece?

        Tendríamos que hablar no de discordia alguna, sino de concordia de las lenguas. Seamos respetuosos.

22 septiembre 2023

OTOÑO, por Mara Guadalix

Mara Guadalix
OTOÑO, por Mara Guadalix

Ya tenemos aquí el otoño, un viento fuerte y ruidoso soplaba en el paseo, los árboles temblaban y dejaban caer alguna hoja y castañas, iba sola, caminando deprisa y mi cerebro se iba planteando lo terrible que es la soledad y el silencio durante largos meses, un escalofrío me ha hecho pensar en como de hoy para mañana, puede cambiar la vida, sin una razón poderosa, un capricho y zas, naufragio. La luna está preciosa, ajena a todos los tejemanejes del hombre y sus veleidades

Sopla un viento veloz de otoño
que desnuda la añoranza,
y limpia, siembra y germina
las semillas del mañana.
Esperanza de estos meses
de un cambio que ya hace falta.
Otoño dorado y rojo,
otoño desnudo y pardo,
otoño de mares fríos
y de campos congelados,
entre los vientos y lluvias,
esperamos de regalo
el cambio tan deseado,
de esas manos que sujetan,
de esas palabras que acunan,
de esas miradas que rigen
el remolino en el agua.

20 septiembre 2023

LAMENTABLE, por José A. Blanco

José A. Blanco
LAMENTABLE, por José A. Blanco
 
Venía empalmado desde el palco y las consecuencias las sufrieron las campeonas cuya gesta no se merece semejante descalabro. Con todo, me preocupa el ejemplo transmitido a las niñas y niños que vieron el espectáculo de cabo a rabo. Y tras afirmar la negación se marchó sin despeinarse.

19 septiembre 2023

TE CUENTO Y, NO ES UN POEMA, por Clara Blázquez Sánchez

Clara Blázquez Sánchez

 

 

 

 

 

 

 

TE CUENTO Y, NO ES UN POEMA, por Clara Blázquez Sánchez

Te cuento y, no es un poema.

Escucha.

Te cuento y, no es un poema,

(aunque sí es un poema…)


Este año han venido muchas,

(que tontería, me hacen sonreír)

Tengo la casa llena de golondrinas,

¡son tan preciosas!

con el pequeño pico

en su cara anaranjada,

el pecho de nube blanca

y plumas suaves, azuladas,

brillantes por las caricias del Sol,

vuelan y vuelan sus acrobacias de dos en dos,

giran y giran, peinan el cielo, abren sus alas

y extienden hilos azules en un precioso festón.

Traen el buen tiempo, sonrisas y calor.

Aquí las tengo,

en los columpios de los cables de teléfono,

tomando el sol,

apoyadas en los soportes de los cocos de flores,

parlotean con las violas y las alegrías,

balancean su gorjeo que revolotea en el alero,

van y vienen por el jardín,

abro la puerta, me miran, me saludan con su trino

y vuelan un momento alrededor de mí,

yo las sonrío…


Sólo te cuento, no es un poema.


Ahora, con el cambio de estación, apenas se ven ya golondrinas, vendrán en la primavera siguiente y disfrutaremos de ellas con el cielo azul de verano, entre tanto, sus nidos, copas de barro bajo los aleros, esperarán el regreso de las bellas golondrinas que ya queremos abrazar y tener de nuevo, como siempre, entre nosotros…



Clara Blázquez Sánchez

19/09/23

18 septiembre 2023

PRIMERO ÉL, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

José Luis Sánchez-Tosal Pérez
PRIMERO ÉL, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

La tragedia de Marruecos nos ha estremecido a todos, por su poder de devastación, y por la cercanía que con este pueblo tenemos incluso por los contingentes de vecinos cercanos nuestros que hay en los pueblos de toda España, los cuales pueden tener familiares afectados.

Que inmediatamente se haya pedido ayuda, y que por la mayoría de la población española sea vista con buenos ojos, dice mucho de cómo los países suelen estar por encima de las consignas racistas de algunos partidos políticos.

Que las ONG’s se hayan puesto a encabezar las ayudas y a trabajar sobre el terreno con conocimiento técnico, también dice mucho y bueno de las personas. Que el niño que salió en televisión con una camiseta del Real Madrid posiblemente se salve, si no de la soledad que siempre lo acompañará por la pérdida de todos los suyos, sí de la indigencia económica bueno es, pero no dejemos de recordar que hoy son muchos los que pueden estar en esa situación para actuar.

Dicho esto, me es difícil no hablar de que la ayuda en un país con unas desigualdades sociales tan grandes, que bueno sería que la ayuda empezara por los poderosos de allí. El primero su rey, que por cierto estaba como siempre en París y apareció cuatro días después, y que es uno de los hombres más ricos del mundo, pues creo que su fortuna es de 5.000 millones de dólares, estaba en su lugar de residencia habitual, de la que regresa para tratar de estar con y entre ellos para cuidar su carisma, era pues un buen momento, entre otras cosas, para que también regresara su fortuna a donde salió, a su pueblo y a sus gentes. O sea, él el primero en ayudar, de sus 5.000 millones poner cuatro mil y quedándose él con mil, que no sería quedar ni mucho menos en la indigencia en la que están sus ciudadanos, y en la que él algo que ver sí que tiene, pues aunque del terremoto no sea culpable, sí lo es de las casas hechas de barro que han provocado tantas muertes. Con ello paliaría muchos sufrimientos y justificaría su continuación como rey, pero me da que no será así ni mucho menos, ante lo que no cabe más que preguntarse: “¿Para qué sirve el rey, en este caso en Marruecos, si deja a los suyos sin su auxilio y empantanados en ese existir sin red mientras él flota en dinero y salta de palacio en palacio?”.

17 septiembre 2023

CHILE EN EL CORAZÓN, por José Luis Puerto

José Luis Puerto
CHILE EN EL CORAZÓN
, por José Luis Puerto

    Chile vuelve estos días a estar de actualidad. No es para menos. Se cumple el medio siglo (11 de septiembre de 1973) del golpe de estado dado por Pinochet contra el régimen democrático chileno, presidido por Salvador Allende. Un hecho grave, un gesto bárbaro (las continuas asonadas militares constituyen, por desgracia, un mal endémico de toda América Latina), provocado por intereses diversos e impulsado en aquel momento por el propio gobierno norteamericano, que truncó la vía pacífica hacia un socialismo democrático, encarnado por la presidencia del socialista Salvador Allende, que perdería la vida en aquel mismo día.

    Estos días de atrás, tal hecho histórico, tan trágico y desventurado, el suplemento cultural de un periódico madrileño lo consideraba como “uno de los hechos capitales de finales del siglo XX”. La izquierda llegaba al poder en Chile con los votos mayoritarios de los ciudadanos, iniciándose así lo que sería llamado como la vía democrática hacia el socialismo.

    Pero tal esperanza fue truncada hace ya medio siglo. Un medio siglo en el que el mundo se ha transformado y de qué modo; en el que han surgido no pocas esperanzas, al tiempo que –como ocurre hoy mismo– bastantes nubarrones que amenazan la justicia y la democracia, la convivencia y la libertad. Pero de tales amenazas todos somos testigos.

    La esperanza chilena, democrática y civilizada, quedó rota por un golpe militar, marcado por la violencia, la represión y la muerte. Acaso sea el cantante Víctor Jara –de voz tan poderosa y personal e intérprete de canciones tan hermosas y memorables– el nombre que mejor pueda resumir y representar todas las vidas segadas violentamente por los golpistas.

    Pablo Neruda murió en aquel mismo momento, por aquellos días. Su muerte es un enigma. Neruda, ese cantor épico de la grandeza y el misterio de América, como puede advertirse en el arranque de ‘Canto general’.

    Muchos años le costó al pueblo chileno recuperar la democracia. Pero su evolución histórica no fue como podría haber sido, de no haber truncado aquella barbarie militar y armada la vía democrática hacia una sociedad más justa e inclusiva de todos los sectores sociales más humildes, que nunca participan del banquete social, que quedan marginados y excluidos.

    Chile en el corazón. Tomando como pauta aquel hermoso libro nerudiano de ‘España en el corazón’, cuando nuestro país –también, ay– perdiera la legitimidad republicana a causa del levantamiento militar franquista. Qué trágico paralelismo.

    Y Chile en el corazón, porque es un país hermano que ha producido una cultura muy hermosa, que dignifica y ensancha nuestro idioma y toda la tradición hispánica y americana, a través de figuras como la ya citada de Pablo Neruda, también de los poetas Vicente Huidobro, Nicanor Parra y otros que sería imposible nombrar aquí, o de esa figura que renovara la narrativa hispanoamericana después del ‘boom’, como fuera Roberto Bolaño; o de esos cantantes como Violeta Parra y el propio Víctor Jara.

    Chile en el corazón. Hace cincuenta años –de no haber sido por la barbarie que truncó una vía civilizada de la historia–, no se habría apagado esa vía de democracia civilizada, avanzada y social que un presidente como Salvador Allende proponía, así como todo el amplio movimiento social que representaba.

    Hoy, la memoria histórica de aquel grave suceso, de aquel importante hecho histórico truncado, puede mantener la luz que trató de arrojar sobre la contemporaneidad de todos.

13 septiembre 2023

NUESTRA TIERRA, por Mara Guadalix

Mara Guadalix


 

 

 

 

 

 

NUESTRA TIERRA, por Mara Guadalix

NUESTRA TIERRA 

Pocos cielos son tan limpios, 
de un azul tan radiante, 
como los de Castilla en primavera. 
Pocos son tan hermosos,
espejo de agua donde se recorten los cerezos en flor..
Pocos son los que tiñen horizontes con lenguas de fuego que devoran, 
Menos aún los poblados de estrellas, destellos de plata en azabache. 
Así es el cielo y la gente de esta tierra dura y seca, 
callada y profunda, brillante y dorada, 
con fiestas de luto y de disfraces, 
bullicio y bailes, gaitas y tamboriles, 
llena de magia.
Somos el suelo que nos nutre, 
el sol que nos calienta,
el río que nos lleva y el cielo que nos tapa.
Somos rumor del viento capaz de avivar todos los fuegos.

VUELTA AL COLE, por José A. Blanco

José A. Blanco
VUELTA AL COLE, por José A. Blanco
 
Los niños, acuartelados por el temporal, se perdieron momentos de gloria en el parque. El parque es la chispa del recreo. Con todo, el estruendo del chupinazo emocional  explotó en la fila, antes de entrar en clase. Los adultos lo hicieron en el atasco. Bullicio, griterío, mochilas, mamás… Jaleo, mucho jaleo. Eso sí, dentro de un orden, faltaría más.

11 septiembre 2023

DEL VACÍO FERIAL, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

José Luis Sánchez-Tosal Pérez
DEL VACÍO FERIAL, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

Son las doce la mañana del domingo, parto a Salamanca con Cristina, y en ella nos juntamos con la hija y la nieta y Javi. El camino se hace molesto en razón del traqueteo constante que sufre el coche, dado el mal estado del asfalto. La llegada es con suerte, pues encuentro un lugar donde dejar el coche relativamente cerca del centro, en la estación de autobuses.

Por fin en la Plaza, lugar natural de estar en Salamanca para todos los de los pueblos, y cómo no, nos sentamos en una terraza, donde tampoco es fácil encontrar un sitio. Hay mucha gente, toda la que ya nos va faltando en todos y cada uno de nuestros pueblos a partir de ahora y hasta la llegada del próximo verano. A estas horas, el espectáculo más bien consiste en ver a todos y cada uno de los que andan por ella, aparte de los bailes charros que había en el escenario, y que desde las terrazas no se llegan a disfrutar bien, sí algo más la música que llega como ajena al estar pero que acompaña sin molestar. Después, y mientras la gente come, entra en escena la entrega de premios de la Vuelta Ciclista a Salamanca. Se produce en el escenario un subir y bajar de diputados, concejales y directores bancarios que es un sin parar, para la entrega de premios por todo y para todos, pues aquello dura y dura y mientras alguien habla y habla contando lo del por qué de todos los premios, que había para todos, al que mejor sube, al que mejor baja…, y así hasta el infinito sin dejar de hablar y sin dejar de marear a todos en la Plaza, que están intentando estar ajenos pacíficamente a la matraca que supone la continua perorata.

Después nos vamos a comer a un lugar cercano de comida rápida, es rica y parece sana a pesar de la fama de estos establecimientos, eso sí, consiguen que el precio del bocadillo se aproxime al de un menú tradicional.

Salimos nuevamente a una terraza de la calle Zamora, donde la gente reposa su café, un poco más tarde empieza el constante deambular del personal, sea el que baja a pasear a la Plaza, y a envolverse en los otros que son muchos y variopintos, pues pasan gentes de rasgos afros, asiáticos, mezclados con las gentes de los pueblos y jubilados de Salamanca, o el que empieza a subir a los toros, y así se va la tarde en la que me van dejando solo, pues hija y nietos han bajado a las ferias y la abuela a los toros.

La terraza de la calle Zamora es en un día como estos de lo más entretenido que se pueda encontrar, por ella han pasado también gentes del pueblo que en Ciudad Rodrigo normalmente no ves en la calle, otra que hace tiempo que no veías porque se fueron a vivir a Salamanca, y ahora, entre otras cosas, a la vejez han cambiado de pareja, y así hasta no aburrir para nada el río que sube y baja por ella.

Me levanto y voy de vuelta hacia la Plaza, antes, en la de los Bandos, hay un espectáculo que termina, tiene todos los aires de haber sido como andaluz, al fondo, tras el escenario está nuestro alcalde hablando con unas personas que parecen tener algo que ver con el espectáculo, ¿estará metido en faena y contratándolos? Después de nuevo la Plaza, a la que llegan personas por todas sus bocas, en ella me cruzo con un grupo de jovencitas a las que miro porque algunas de ellas van vestidas, pero como dice una tía mía a sus nietas: “por Dios, se puede saber dónde vais desnudas”. En esto que ellas se vienen hacia mí, y me piden permiso para hacerse una foto conmigo, me sorprenden pero accedo, pienso que es el sombrero que llevo, lo que a ellas les ha llamado la atención o mi forma de mirarlas cuando pasaron, no lo sé ni me lo aclaran, desaparecen entre risas como golondrinas volanderas.

La hora es ya propicia para subir a esperar la salida de los toros, en el camino voy entre mucha gente lo que da sensación de vida, aunque si uno se fija las terrazas están llenas de jubilados. Llego a la explanada de la Plaza de Toros, y allí bajo la estatua del Viti espero mientras hablo con dos mujeres mayores que también esperan la salida de sus maridos. Hablamos distendidos, recordando años atrás, cuando la salida de los toros era otro espectáculo, que hoy no se da, pues el vacío que hay en el entorno de la Plaza es mucho. Empieza a salir los aficionados, no faltan entre ellos varios apellidos que son un todo constante con la fiesta, y después el torero de puerta grande, al que protegen más guardias que gente hay.

La vuelta es otra vez entre los muchos que suben y bajan a/o de la Plaza, y ya casi sin darnos cuenta la noche y el concierto de la Plaza donde hay un gran escenario, pero que no llega a ser más grande que los grandes camiones que van a los pueblos, tiene delante un andamio que lo tapa, es donde trabajan los de luz y sonido, parte esencial del espectáculo musical en el que yo soy incapaz de captar una sola palabra de lo que cantan, están todas aprisionadas en un tan-tan que suena como si la Plaza fuera una caja de cartón que está siendo apaleada fuertemente.

Acto seguido, y a contracorriente de la muchedumbre que camina hacia la Plaza mientras nosotros vamos hacia el coche, para retornar a casa, por esa autovía que nos somete a un tan-tan parecido al de la Plaza.

Son las doce de la noche cuando entramos en casa, hemos pasado pues doce horas fuera, y aunque nada de lo sucedido sea para rememorar se han ido volando, han conseguido entretenernos y aislarnos del mundo, pues no nos hemos acordado ni de la creciente subida del paro, ni de la guerra de Ucrania, ni del sufrir de Marruecos, es decir que desde su vacío las ferias han cumplido su misión de entretener.

10 septiembre 2023

ASOMARSE A LA VENTANA, por José Luis Puerto

José Luis Puerto
ASOMARSE A LA VENTANA
, por José Luis Puerto

        Hay un hermoso lienzo al óleo de Bartolomé Esteban Murillo, en el que plasma el artista sevillano dos mujeres en la ventana; obra a la que alguien ha llegado a denominar “Las gallegas”. Se atesora en la National Gallery of Art, de Washington, DC. Es una de sus más enigmáticas pinturas. Dos mujeres observan a alguien o algo que llama su atención. La que parece más joven, se halla acodada en el alféizar, con su mano sobre un pómulo, y nos mira de un modo sereno y hasta misterioso; la otra, como en un segundo plano, tapa su boca y parte de la nariz con un pañuelo que lleva a la cabeza, como con una risa contenida.

        Fue la imagen que enseguida vino a nuestra mente (todos albergamos en ella nuestro particular museo imaginario, como dijera André Malraux), al escuchar una noticia atroz, que pasará desapercibida: los talibanes acaban de prohibir en Afganistán que las mujeres se asomen a las ventanas de sus casas y viviendas.

        Primero les negaron el acceso a la universidad y hasta casi la educación. Luego han seguido dando pasos para hacerlas invisibles y someterlas. Y, ahora, les niegan ya hasta asomarse a la ventana.

        Pero parece darnos igual. Es una noticia que parecería que no nos atañe, que no tiene que ver nada con nosotros ni con nuestro bienestar de ciudadanos del primer mundo. Todo eso que les ocurre a las mujeres afganas sucede muy lejos.

        Desde hace tiempo y a través de una serie de luchas y propuestas que recorren la contemporaneidad, las mujeres han comenzado a asomarse a la ventana de la historia, han comenzado a hacerse presentes, han comenzado a plantear, en el tapete público, pese a tantas y tantas resistencias, lo que piensan, lo que sienten, lo que crean, cómo conciben la sociedad y el mundo…

En definitiva, han decidido asomarse a la ventana, hacerse visibles, exigir una presencia en tantos y tantos territorios masculinizados, vedados y vetados para ellas. Muchos, como ocurre ahora con los talibanes, han querido y siguen queriendo (en la política, en la economía, en los sistemas educativo y sanitario, en la cultura, la literatura y el arte, en el deporte, en el ámbito religioso…) cerrarles las ventanas, que sigan siendo invisibles, que no puedan abrir de par en par los batientes para contemplar el mundo, para hacerse presentes en el mundo.

Pero, pese a que los avances no son lineales ni fáciles, y lo conseguido no se consolida así como así, las mujeres se han asomado, se siguen asomando y lo seguirán haciendo en el futuro, a las ventanas de la historia.

Pese a la resistencia de tanto talibanismo. Pese a tantas trabas y murallas invisibles, pero palpables, como se les pone. Pese a tantos obstáculos como aún seguiremos viendo y comprobando.

Esas mujeres de Murillo, asomadas a la ventana, radiantes de vida, de fulgor y de misterio, están ahí, nos interpelan. Las mujeres afganas, a las que, en un paso más de barbarie, se les niega asomarse a sus ventanas, también nos interpelan.

Las mujeres se han asomando, se siguen asomando a la ventana de la historia. Una buena noticia para todos, pues nos hará mejores. Pese a tanto talibanismo.

06 septiembre 2023

AUSENCIA, por José A. Blanco

José A. Blanco
AUSENCIA
, por José A. Blanco
 
Echaba de menos tu poesía. Tan mía. De nuevo aromatizas explanadas con versos de lirios, esos que te liberan de los retortijones del amor. Echaba de menos, como no, el perfume arrítmico y libre de esa rima fresca, desenfadada, que, con tanta sutileza o retranca, escribes para el mundo. O para ti, vete a saber.

04 septiembre 2023

DE SOLEDADES, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

José Luis Sánchez-Tosal Pérez
DE SOLEDADES, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

Salgo a caminar, lo hago por el tramo que baja de Sequeros a Las Casas, hoy es parte de una ruta, y que siempre fue el camino natural entre ambos pueblos. El día está gris, algo fresco, y como ya es septiembre y la gente se ha retirado a las ciudades, esto hace que el camino esté vacío de senderistas.

Ando despacio, recreándome en el fresco que tanto echamos de menos días atrás, fijándome en todas sus veredas secundarias, que iban a propiedades antes trabajadas y en las que ahora sólo hay abandono y soledad. Las inmensas paredes que lo forman y limitan, sobre los aterrazamientos hechos, nunca dejan de asombrarme. Qué grandes esfuerzos para h aprovechable el terreno montañoso, y qué final más triste la obra de aquellos hombres, visto el total abandono en que hoy se encuentran. Siempre que camino entre los paredones no puedo menos de pensar que si alguno de ellos levantara hoy la cabeza y viera que todos aquellos esfuerzos han quedado ahora en la nada, no dudo de que su susto podría como poco proporcionarle un infarto.

El bosque, está pues, como yo en él, cargado de soledad, y aún así, él nos regala trozos de una belleza imposible de describir, y eso que por todas partes faltan los arroyos cantarines, de los cuales ya no queda más que las piedras desnudas de los cauces por donde transitaban las aguas. Esto aún hace más sólo al bosque y, cómo no, más vulnerable, pues aunque ahora estuvieran los hombres que lo domesticaron, sería también para ellos más difícil el vivir de ellos y por tanto en ellos.

Vuelvo a lo que me envuelve, pues aún en medio de la gratificante belleza que contiene en colores y estampas, es la soledad que siento en él y en medio de todo lo que el tiempo se llevó, que es la España agraria desaparecida, ciertamente por su escasa rentabilidad, y la miseria que encaraba así como las fatigas que conllevaban sus labores. Lo que no evita una pena enorme de verlo así, aún roturado por los paredones que poco a poco se desmoronan sin que nada ni nadie le dé ya sentido. No puedo menos de humanizarlo y pensar que soledad más enorme sentirá él también al verse siempre sin nadie que extraiga o cuide lo que él ofrece, abandonado a su suerte, que por otro lado no es mucha, pues la amenaza del fuego es ahora para él mayor que nunca. Qué susto, pues, más grande hay en él.

Continuo caminando despacio empapándome con su belleza, su soledad, y sintiéndola en mí, la mía propia y la suya imaginada, como si fuera real, mientras pienso: “ciertamente no era vida fácil la del agricultor de montaña, pero a quiénes les fue peor ¿a aquellos hombres esforzados en medio de esta bella soledad, o a los actuales acosados en las ciudades por el paro, la carestía alimentaria y de vivienda, envuelto todo ello en la soledad rodeada por la deshumanización de las grandes ciudades?”, y todo en medio de la fealdad de los barrios periféricos, donde además allí nada es comestible.

Creo que si me viera en situación extrema de malvivir, me da que elegiría la soledad tan cierta como natural y bella de estos bosque serranos de los que todo el mundo ha huido.

03 septiembre 2023

LOS TERRITORIOS PERDIDOS, por José Luis Puerto

José Luis Puerto
LOS TERRITORIOS PERDIDOS, por José Luis Puerto

El verano nos permite una mayor intensidad en nuestros contactos –que venimos manteniendo desde hace ya lustros– con las culturas campesinas, tan fascinantes, pese a esa agonía a las que las viene sometiendo un mundo que las ignora, excluye y que vive de espaldas a sus valores y aportaciones.

Son no pocos los territorios campesinos en los que hemos indagado e indagamos en busca de su razón de ser y de sus claves, desde Las Hurdes extremeñas, hasta la Maragatería leonesa, o diversas otras comarcas de esta provincia, pasando por la salmantina Sierra de Francia, así como otros muy diversos de todo el occidente peninsular en que vivimos.

Hay un territorio salmantino que nos viene fascinando desde hace ya años y en el que hemos ido realizando pequeñas calas, como es el de la llamada comarca de La Huebra, más desconocido de lo que parece y un tanto hermético, pese a la discreta bibliografía de indagación en torno a ella que existe.

Hemos recogido y, en parte, publicado algunas de sus tradiciones orales, desde romances y leyendas, hasta otras manifestaciones del saber popular campesino. Pero La Huebra, con ese paisaje montuoso en el que predomina la encina, con esas dehesas dedicadas a la ganadería, con el predominio del ganado vacuno y hasta bravo en ocasiones, con esos valles entre los montes, con esos riachuelos que la surcan, entre los que destaca el río Huebra que da nombre a la comarca, y con ese hábitat humano de aldeas, alquerías y pueblecillos, tiene un atractivo que nos lleva a querer conocerla.

Una tarde de este pasado agosto, a mitad de mes, nos fuimos a Tamames y allí, a través de unos avatares afortunados y de la mano de nuestro amigo Antonio Montejo, realizamos una hermosa indagación por algunos enclaves de La Huebra. En un vehículo híbrido (mitad todoterreno, mitad camioneta) de Álvaro, junto con su hermano Manolo, con Ernesto y con el propio Antonio, realizamos un recorrido por pistas y caminos de tierra, que hoy ya siento como iniciático en una comarca, cuyo conocimiento, en el fondo, requiere de guías.

Descubrí el mítico puente de La Redonda, sobre el arroyo Albericocas (en el verano seco), que tuvo, en su momento, una ermita de San Marcos junto a él, de la que hoy ya no se conservan ni casi las ruinas. Tal ermita contaba, a mediados del siglo XVIII con un santero, que vivía de recorrer los pueblos, con la estampa del santo, y de las limosnas que le daban; y contó asimismo con una romería ya perdida. Y, por tal puente, transcurría el antiguo camino de Salamanca a Tamames, conocido como camino o calzada de Las Alambres, tan documentada por el agustino salmantino-leonés P. César Morán.

Pero, de la mano de mis amigos tamameños, descubrí, en aquellos parajes, los caozos del río Huebra; restos acaso de dólmenes y de alguna otra ermita; también la iglesia –cerrada y fuera de uso– de la alquería, ya inexistente, de Anaya de Huebra, con los machones de un antiguo puente sobre el río.

Y, sobre todo, descubrí un territorio fascinante y secreto, imposible de conocer si no es con guías tan generosos como los que tuve, en el que latió una vida antigua, ya desaparecida, visible en señales y huellas como puentes, ruinas de ermitas y de antiguas iglesias, restos de dólmenes, pilares de antiguos puentes, caozos del río…, en las que latía un existir que parece haberse borrado del mapa.

Álvaro, ya en un momento del atardecer, de una tarde mágica, nos invitó a una cerveza, en una hermosa casa de su finca, desde la que se contemplaba por amplios ventanales la dehesa, las encinas, con la Sierra Mayor de fondo, como le gustaba denominarla a mi maestro universitario Antonio Llorente.

Gracias al buen hacer de mi amigo Antonio Montejo y en su compañía, así como en la de Ernesto, Manolo y Álvaro, a lomos del vehículo híbrido del último, pude realizar ese viaje iniciático por La Huebra, un paso más en esa indagación de años en las culturas campesinas, en los territorios perdidos –tan hermosos y tan abandonados– de nuestro país.

Al atardecer, la cima tutelar del Cervero se iluminaba con los oros del poniente, como una invitación a la ensoñación y a otra vida distinta.