Ateneo Virtual Mirobrigense es un blog de opinión ubicado en Ciudad Rodrigo, en el que se expresan las inquietudes, ideas y pensamientos de los articulistas
30 septiembre 2022
PACIENCIA, por José A. Blanco
TODO ESTO Y MÁS, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
TODO ESTO Y MÁS, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Aquí estoy
en la mesa
prácticamente
desnudo,
sin atreverme
a salir al infierno del día,
de cielos sin
azules,
con colores
cubiertos de nubes
polvorientas y
acechantes,
esperando una
tormenta que deje un cielo limpio.
Estamos ante
el mundo que ya es el nuestro
o el preludio
de lo que viene,
que no
queremos ni imaginar
y que es
todo esto y
más.
Y de repente,
ahora el frío madrugador
para
confirmarlo todo,
nos deja un
haz de luz al fondo…
25 septiembre 2022
ACTUALIDAD DE LO BLANDENGUE, por José Luis Puerto
ACTUALIDAD DE LO BLANDENGUE, por José Luis Puerto
Varios amigos me envían por ‘guasap’ artículos y pequeños textos periodísticos en que aparece el adjetivo ‘blando’, acompañado por el sufijo despectivo ‘-engue’, que una presidenta de comunidad autónoma ha aplicado al presidente del gobierno.
Ello me lleva a deducir que lo blandengue está sobre el tapete de la actualidad. Y, de nuevo, desgraciadamente, entre nosotros, como insulto. En una pasada columna, reflexionábamos, sobre la decadencia moral en la que se halla cualquier sociedad (en concreto, la nuestra) que utiliza el insulto como recurso para debilitar al adversario.
Nada tiene que ver lo blandengue con ese concepto de ‘lo líquido’ con el que el pensador judeo-polaco Zygmunt Bauman (1925-2017) define nuestra contemporaneidad, basándose en elementos como la fluidez, el cambio, la flexibilidad, la adaptación… en que hemos de vivir permanentemente.
Lo blandengue es un término y concepto despectivo para descalificar al otro. Pero a quienes lo han creado para atacar a los oponentes se les vuelve lo blandengue en contra como un verdadero bumerán.
Porque ¿no son blandengues quienes proponen que se den becas a las familias con más posibilidades económicas, dejando en la estacada a quienes más las necesitan?; ¿no son blandengues quienes, desde sus gobiernos autonómicos proponen que dejen de cotizar las familias con un mayor patrimonio económico?
¿No son blandengues quienes recortan y recortan y recortan recursos –debido a las anteriores tomas de decisión y al mantra falaz de ‘bajar impuestos’, que no es a todos– a la sanidad y a la educación públicas?
Como blandengue es también el convocar a trescientos mil reservistas para que vayan a una guerra absurda e insensata como la que han desencadenado en Ucrania. Como si la juventud y primera madurez de un país se crearan por arte de magia y de la nada; con el sacrificio y el esfuerzo que cuesta a los padres el sacar adelante cada uno de sus hijos.
Lo blandengue está en todo eso y en otras actitudes por el estilo Así como lo sensato, benefactor y correcto está en tomar medidas para que las sociedades vivan en paz y avancen, y en las que tengan todos los ciudadanos las mismas oportunidades de salir hacia adelante, de tener vivienda y trabajo dignos.
Porque, cuando se toman estas últimas opciones, por ejemplo, en política, se está a favor del bien común. Y, entonces, solo entonces, desaparece lo blandengue, un término estos días tan en boga y que, como marcado por la deriva despectiva e insultante, tendríamos que desterrar, como sociedad, de nuestro horizonte.
24 septiembre 2022
MARES DE MARIPOSAS, por Clara Blázquez Sánchez
El verano se lleva sus tintes…
MARES DE MARIPOSAS, por Clara Blázquez Sánchez
Mariposas de un día,
vuelan en los sueños,
guardianas de los colores
y los tintes de los mares.
Mares de mariposas
en pétalos de amapolas,
sobre hojas de girasoles
dejan sus alas girar.
Mares
con fragancia a lavanda,
repletos de uvas
en intenso verde vid.
Dorados, baile de espigas,
olor a alpacas y rocío al despertar.
Peinados mares de maíz sin cortar.
Mares
morados, flor azafrán,
colza amarillo intenso,
trigo verde por dorar.
Mares de fresas, cerezas,
zarzas rojas en mares
coloreados con brisa y sol.
Campos de mariposas,
mares de sueños con alas
del color de todos los campos,
extienden cada mañana
de azul, la luz del mar
con mariposas para soñar.
Mares coloreados de verano
en campos de mariposas.
¿Quién pinta el mar?...
El verano se lleva sus tintes…
Abren mares de otoño, tinta ya.
Clara Blázquez Sánchez. 21/09/22.
23 septiembre 2022
SUS FRÍAS JAULAS DE ORO, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
SUS FRÍAS JAULAS DE ORO, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
El agradable sol se extiende sobre la hierba, volviéndola aún más tierna. el cielo ni está solo de azul ni con nubes que lo anulen. La brisa es tan fresca como agradable y de vez en cuando levanta de la cascada del río unas cortinas de agua cuya luz el sol vuelve multicolor. El rumor del agua compite tranquilizador con el sonido de las copas de los árboles, mientras la alegría la ponen los dulces trinos de los pájaros al compás del griterío de algunos niños.
Por el lugar deambula gente: la justa para no sentir soledad ni tampoco asedio de muchedumbre, pocos hay ya en bañador, muchos aún en mangas cortas, todos pasean relajados extendiendo la vista sobre lo que surcan. La terraza tiene aún gente, la suficiente para hacer varios corrillos que parlan animadamente. Hay algunos niños que juegan a la orilla del río con la arena y de vez en cuando corretean dándole así alegría al calmoso entorno. En medio de este paraíso de tarde tranquila con soles y aire bonancible, en el que todo invita a estar sin más, de repente mi cabeza se sale de él y se va al mundo, entonces toda la paz idílica se escapa, no soporta el chillido del mundanal ruido que ha entrado en mí, mientras ella reinaba vestida y amparada por el entorno. Yo me estremezco por marcharme, aunque sea mentalmente, de un lugar lleno de bella paz a otro lleno de escalofriantes temores: el Mundo. Me consuelo diciéndome que antes o después esto sucedería y por tanto no he hecho más que situarme en el lugar real en el que estamos.
¿Pero qué es lo que hace al mundo temerario, la existencia de los muchos lugares maravillosos con días cargados de bondades o la forma de estar nosotros en él? Si todos los que habitan en despachos cargados de tensión a base de crear y forzar escaseces inexistentes, por su acaparamiento innecesario, no salieran solo a sus jardines cercados y domesticados sino a lugares naturales como el descrito y pasearan entre la gente de a pie, quizás el mundo mejoraría. La pregunta es ¿qué males le retienen en sus frías jaulas de oro?
22 septiembre 2022
INOCENCIA DANDO PASO AL DESENCANTO, por Mara Guadalix
INOCENCIA DANDO PASO AL DESENCANTO, por Mara Guadalix
21 septiembre 2022
LOLA, por José A. Blanco
20 septiembre 2022
LAS SOMBRAS LENTAS, por Santiago Corchete Gonzalo
LAS SOMBRAS LENTAS, por Santiago Corchete Gonzalo
- I -
…Y
querías crecer para ser dócil
a todo lo que el mundo representa
de
milicia y malicia;
por
eso es que jugabas a estar vivo
sin
saberlo de fijo, aunque con ello
te
arriesgabas a malinterpretarlo.
Era
solo un proyecto de otros tiempos,
mas
tú perseverabas en la euforia.
Cierto
día nacieron sombras lentas
en
tu entorno y por dentro. Sorprendido,
tocaste
la urticante realidad…:
te
dio miedo la vida.
- II -
…
Ya
estás en la irisada plenitud
del
rasgueo volátil de la pluma,
y
has salido al encuentro de palomas
que
surcaron el aire con su vuelo.
La
actualidad no debe interpelarse,
solamente
sufrirla y disfrutar
la
huella que dejaron al volar
los
caminos del aire.
Por
eso saboreas a hurtadillas
los
instantes dotados de belleza,
con
el solo propósito de hacerlo
para
seguir viviendo.
- III -
Un
espacio cargado de futuro
presentías
allá de tu ventana,
mas
una densa niebla lo ocultaba
llenándote
de esquirlas ambos ojos.
¿Hacia
dónde mirar y no ser visto
por
nada ni por nadie? ¿Existirá
de
veras el oficio de poeta
para
borrar las sombras del misterio?
En
este correlato también hay
muchas
formas de amar y de ocultarlo;
por
cuanto donde solo existe luz
es
en el territorio de encontrarse.
Santiago
Corchete Gonzalo
20
setiembre 2022
18 septiembre 2022
ESPACIOS DE RESPETO, por José Luis Puerto
ESPACIOS DE RESPETO, por José Luis Puerto
Paso, caminando por la calle, ante un centro de salud, y leo, en una pancarta colada en su muro un sintagma que me resulta familiar: “Espacio de respeto”, que he leído, anteriormente, en hospitales y centros de salud.
Nuestros espacios sanitarios –esos que, de modo público y al servicio de toda la ciudadanía, velan por nuestra salud– han de ser, claro está, espacios de respeto. Y hemos de estar todos a esa altura de saber respetar al personal sanitario, a sus funciones, a los centros de salud y hospitales, así como a todos los recursos con que cuentan y están a nuestro servicio.
Pero no siempre ocurre así. Cuántas veces se agrede o no se trata bien al personal sanitario, tal y como recogen informes que, en tal sentido se publican, o informaciones en los medios de comunicación. Como falta de respeto al servicio público de salud es recortar sus presupuestos y volverlo cada vez más precario, como en tantas ocasiones denuncian esas mareas blancas con las que estamos familiarizados también.
Habría que hablar en plural. Tendríamos que convertir todos nuestros servicios, instituciones y ámbitos públicos en espacios de respeto. Nuestra sanidad, nuestro sistema educativo, judicial, nuestras plazas y calles… Tales ámbitos han de ser convertidos en espacios de respeto.
Y eso depende de nosotros. Pero no siempre es así, por desgracia. Vivimos en una sociedad exigente y muchas veces agresiva. Podríamos poner no pocos ejemplos de lo que decimos.
Ahora, por ejemplo, que comienza el curso escolar, diversos informes y reportajes en los medios de comunicación nos informan de que casi la mitad del alumnado no se siente seguro en los centros educativos; que uno de cada cuatro alumnos ha participado en el acoso escolar a otros compañeros y compañeras.
Esto no puede ser así. Hemos de poner toda nuestra atención social en que en los centros educativos no haya acoso escolar. En ocasiones, aparecen casos de niños y adolescentes acosados que llegan incluso al suicidio o a su intento.
Y aquí hay que cortar por lo sano. Se ha de emprender una acción, por parte de las autoridades educativas y de toda la sociedad, para cortar de raíz el acoso escolar; un acoso que, por otra parte, no solo afecta a los escolares, sino incluso a los adultos, como ocurre también en la sociedad y en otros ámbitos laborales y sociales.
Espacios de respeto. Un lema que no solo debiera estar como leyenda en carteles de los muros de los edificios sanitarios. Deberíamos tenerlo todos colgado en los muros de nuestra moralidad, de nuestra ética, de nuestros comportamientos cotidianos.
Que todo lo convirtamos en espacio de respeto. Una utopía, en una sociedad como la nuestra, tan marcada por las polarizaciones, por los desencuentros, por los insultos, por los sectarismos de todo tipo.
Esta mañana, cuando caminaba por la calle y me encontré, casualmente, con el centro de salud que, en un cartel fijado a uno de sus muros, me hablaba en silencio de “Espacio de respeto”, me fijé en él, lo asumí y me propuse pronunciar sus sílabas, que tanto merecen la pena, en este espacio destinado a quienes, de modo atento y responsable, creen que merece la pena recorrer la andadura hacia una sociedad más digna.
16 septiembre 2022
TU PLANETA ROJO, por Mara Guadalix
TU PLANETA ROJO, por Mara Guadalix
con sed y los pies doloridos,
hemos seguido arrastrando el alma a veces,
con la herida en la boca,
y el hambre pellizcando al amor propio.
Hemos llegado al puerto prefijado,
y tras observar unos segundos,
hemos partido nuevamente,
somos aves migratorias, de paso y
que pasan por los campos en flor,
los trigales crecidos, y frutales en sazón.
No obstante, yo busco un pan,
tu pan, no cualquier pan,
pan hecho con tus manos de panadero,
y el aceite dorado de las olivas que nacen en tus campos,
el vino rojo y afrutado que calma a este seco planeta rojo,
que soy en ocasiones, tu Marte enamorado.
14 septiembre 2022
RELEYENDO A DON MIGUEL – III, por Román Durán Hernández
RELEYENDO A DON MIGUEL – III, por Román Durán Hernández
"Méteme
-Padre Eterno- en tu pecho,
Misterioso
Hogar.
Dormiré
allí, que vengo deshecho
Del
duro bregar"
Visto y analizado a través de su obra ingente, compleja y diversa,Unamuno resulta desconcertante. Va a contrapelo de los demás y de sí mismo. En su copiosa y cálida obra poética hallan su expresión
más adecuada, más apasionada y más patética, todas sus preocupaciones, sus teorías, su originalidades religiosas, filosóficas, humanísticas, revolucionarias,estéticas,sociales,ortodoxas y heterodoxas. Cuando a Unamuno le funciona el corazón en poeta, de acuerdo con su gran inteligencia, desposeído de orgullo y de aquel egocentrismo que tantas veces le dominaba, es admirable; en él brota con espontaneidad, veces a pesar suyo, el poeta, el creyente que quiere ser, el desmontador de tópicos, con su afán de reconstruir un mundo más justo, más hermoso y más espiritual.
“El cerebralismo egoísta de una época -dice Papini- corroyó en Unamuno la firmeza nativa de su fe; mejor dicho, de sus varias fes; pero no llegó a destruir los centros del instinto y la pasión, y eso lo convierte en un excelente poeta”. Había dejado de creer en la teología católica y en las pruebas metafísicas, razonables y discutibles de la existencia de Dios; pero creía menos en la dogmática de la, ciencia y el progreso. En este sentido son claras sus palabras declaratorias cuando dice: “Nadie ha logrado convencerme de la existenc0ia de Dios; pero tampoco de su inexistencia. Los razonamientos de los ateos me parecen de una superficialidad mayor que la de sus contradictores. Y si creo en Dios, o, por lo menos quiero creer en Él, es, porque se me revela por la vía cordial del evangelio y eso es cosa del corazón.
Ese constante unamunizar de Unamuno lo encontramos preferentemente en "Del sentimiento trágico de la vida”, que es la obra que como pensador y filósofo más fama le dio, y la que más comentarios y polémica levantó. Es también la obra de más larga elaboración y de más denso contenido, que supuso un trabajo previo realmente prolijo y abrumador, para acabar la serie de problemas y cuestiones que sucesivamente se le iban acumulando al plan inicial.
Unamuno abandonó su propósito, tan acariciado, de darnos en su “Tratado de amor a Dios" -que tendrá afinidades con el libro de San Francisco de Sales que lleva exactamente el mismo título- la experiencia de su primera conversión. A partir de aquí Unamuno intensifica sus lecturas de autores místicos, ateos, agnósticos, y en particular protestantes, que agudizan su perplejidad y su disconformidad con muchas de sus creencias anteriores. Por los años 1886 a 1891 se engulló a Renan, Senacour, Hegel, Kierkegaard y Lamennais, además de San Pablo y San Agustín, y los grandes poetas ingleses,franceses, alemanes y españoles,que son los que prefiere para apacentar sus dubitaciones incesantes y sus ansias espirituales, con tanto tesón cultivadas.
Unamuno se convierte entonces, en su época más problemática, en que habla de la vida y de la muerte, de la resurrección y de la inmortalidad, de la agonía y de la lucha contra el destino, de la nostalgia de eternidad y del ansia de pervivir, del horror de zambullirse en la aniquilación del no ser y del descenso perpetuo en el regazo de Dios, en definitiva de su continua desesperación de la que saca él la más íntima esperanza, a la que llamó: "La esperanza desesperanzada de vivir”, tratado siempre con un fondo más poemático que filosófico.
Y es que don Miguel no depone nunca su condición vital de poeta, ni de sus ensayos literarios ni de sus disquisiciones filosóficas y teológicas. "La poesía -dice Salcedo, su mejor biógrafo- parece una buena ruta, porque él se siente ante todo poeta. Rubén Dario nos dice que para comprender el dilatado, contradictorio y coherente, múltiple y reiterativo campo de visión de Unamuno habrá que tener en cuenta su constitutiva condición de poeta, que prevalece lo mismo en el artículo ocasional periodístico que en el ensayo más exigente, en la novela de tesis o en el poema y la obra teatral. "Ciertamente -decía R. Dario- Unamuno es amigo de las paradojas, y yo mismo he sido víctima de alguna de ellas, pero es uno de los más notables removedores de ideas que haya hoy, y, según mi modo de ver, un extraordinario poeta"•
Si como yo pienso, don Miguel es un escultor de nieblas, y, si poeta es asomarse a las puertas del misterio y volver de él con una vislumbre de lo desconocido en los ojos, pocos como este vasco meten su alma en lo más hondo del corazón de la vida y de la muerte. Su mística está llena de poesía como la de Novalis.
De "Del sentimiento trágico de la vida" se ha dicho con razón que es uno de los últimos libros románticos españoles; y de Unamuno, que es un romántico con las angustias religiosas románticas del siglo XIX. Y no obstante, Unamuno sigue siendo inclasificable sin poder adscribirlo a un momento histórico determinado, para ser de ayer, de hoy y de siempre, pues será siempre actual por su inquietud permanente y su sed de eternidad. En este sentido "Del sentimiento trágico de la Vida", "El Cristo de Velázquez"; “'San Manuel Bueno Mártir"; y "La vida de Don Quijote y Sancho" son ya obras clásicas, vivas de actualidad permanente, como lo es el eterno problema del hombre ante Dios, ante la vida y la muerte, que tan dramáticamente sintió don Miguel de Unamuno.
Unamuno pervive en sus libros. A través de ellos se cumple el gran deseo de su vejez, aquel que en un breve pero bello poema había dirigido a sus posibles lectores:
"Os
llevo conmigo,hermanos,
para
poblar mi desierto,
cuando
me creáis más muerto,
retemblaré
en vuestras manos.
Aquí
os dejo mi alma-libro,
hombre-mundo
verdadero.
Cuando
vibres por entero.
Soy
yo, lector, que en tí -vibro”.
13 septiembre 2022
Y EL DESTINO A LOS DEMÁS, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Y EL DESTINO A LOS DEMÁS, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Muere la reina, pero no una cualquiera, sino la que pudiéramos considerar la reina de las reinas, por el tiempo que ha durado en el trono, por la consideración de su país hacia ella, y por la forma, a decir de todos, de ejercer tan singular cargo. Pero sobre todo, para mí, por el día aquel, ya tan lejano, cuando su nación estaba amenazada por las bombas nazis y todos los jóvenes aristócratas fueron enviados en barcos hacia Estados Unidos. Entonces ella dijo: “Yo me quedo en Inglaterra con los míos”.
Asistimos a su sepelio en vivo y en directo todos, pues no importa de qué nación seas, para que todos los medios la tengan como foco de atención. Los comentarios generales de estos le son muy favorables a su forma de estar y hacer en su largo reinado, al tiempo que se recrean con el protocolo del cortejo fúnebre.
Ahora vienen los temores, por la dificultad de llenar el vacío que deja, aunque el sucesor sea su hijo. Si bien la sucesión, que ya se ha producido, de momento cierra los temores y la incertidumbre en tiempos convulsos.
Dichos estos parabienes, envueltos todos en miles de flores, procedentes de todas las capas sociales y lugares del planeta, voy a permitirme hacerme unas preguntas: ¿Desde sus honorarios como reina se puede llegar a ser una de las mujeres más ricas y una de las mayores fortunas del mundo? ¿La sucesión a cargo del heredero, la que genera a decir de los monárquicos estabilidad, está ésta asegurada o es una lotería, pues quién garantiza que el heredero tenga capacidad de gobierno?
Y dicho esto, pues nada, que Dios salve al rey, y el destino a los demás mortales.
11 septiembre 2022
FINA ESTAMPA, por José A. Blanco
CACOFONÍAS DEL INSULTO, por José Luis Puerto
CACOFONÍAS DEL INSULTO, por José Luis Puerto
El insulto tendría que estar desterrado de todos los ámbitos de la vida pública, sea el que sea. Y también de la privada y cotidiana de toda la ciudadanía. Porque el insulto es moralmente reprobable y, sin más, descalifica de entrada a quien lo utiliza, sea quien sea y tenga los títulos que tenga o la representatividad que se atribuya o que le haya sido otorgada por una parte de la sociedad.
El insulto deshumaniza. Nos hace descender a esos territorios de la irracionalidad, que no pertenece ni siquiera a los animales, puesto que estos actúan por instinto.
Y, además y sobre todo, el insulto como arma e instrumento de acción degrada a la sociedad en la que se produce y que, pasivamente, lo permite. Habríamos de darnos a todos un código ético de civilidad pública, de buenas maneras, de respeto hacia quienes no piensan o no actúan como nosotros, siempre que sea dentro de los cauces de unas normas con las que toda sociedad cuenta.
Pero, en nuestro país, desgraciadamente, ocurre lo contrario. Nuestros representantes públicos utilizan el insulto más de lo que debieran, salvo excepciones, que, por cierto, no son poco numerosas. Porque, entre nosotros, como no ocurre en ninguna sociedad, no son todos iguales, como, en muchas ocasiones, dicen de modo cínico algunos de nuestros conciudadanos.
No son todos iguales, no. Ni todos se comportan del mismo modo, ni todos realizan las mismas propuestas para y por el bien común de la sociedad. Aquí –debido a nuestras carencias históricas de prácticas democráticas–, estamos acostumbrados a mandar y no a gobernar. Y gobernar, desde luego, no es mandar, es otra cosa muy distinta. Y, en este terreno, como en otros, no son todos iguales.
Por otra parte –y esto produce sonrojo–, al igual que se nos decía sobre el nombre de Dios cuando, de niños, íbamos a la doctrina, no se debe utilizar o usar el nombre de las grandes obras literarias en vano, para insultar y descalificar; utilización, por otra parte, muy inadecuada e impropia, como hemos podido observar estos días.
A nuestros representantes públicos, les hemos de pedir una ética y una estética. Que no embarren los escenarios y territorios de todos, de toda la comunidad y de toda la ciudadanía. Que sean ejemplares. Porque el poder, si no está al servicio del bien común, ya está muy alejado de los usos democráticos.
El insulto es una gran cacofonía que nos degrada a todos, que nos deshumaniza, que nos convierte en peores. El insulto nos arroja de los territorios de la civilización. El fin de llegar al poder no justifica los medios, entre otros, los del insulto.
De ahí que hayamos de evitarlo y no permitirlo. De ahí que hayamos de prescindir de esa chirriante cacofonía.
10 septiembre 2022
CALCETINES MULLIDOS PARA PASEAR EL TIEMPO, por Clara Blázquez Sánchez
CALCETINES MULLIDOS
PARA PASEAR EL TIEMPO
Por Clara Blázquez Sánchez
Todos deberíamos tener a mano,
un par de calcetines mullidos
dispuestos en el cajón, para salir a pasear el tiempo.
Algodón ralentizado, esponjoso
vértigo con olor azul
a lino muy lento.
Impregnar el corazón, de vez en cuando
con sensación de vuelo.
Recuperar lentitud en los pies,
hundirlos a la deriva, dulce,
extraviada entre las horas lento
muy lento,
lento, a corazón abierto
soltando amarras,
al derrochar sonrisas
velas del viento,
dejando que un Instante atrape feliz, su paso,
los sueños que navegan transparentes
en mares esponjosos,
mares de algodón, mares de lino,
corazón de amor, mares de sol y viento.
Calcetines mullidos
Para amar la vida. Para pasear lento,
lento el tiempo.
Clara Blázquez Sánchez.
07/09/22
07 septiembre 2022
ME DA MIEDO, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
ME DA MIEDO, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Los nietos se han pasado todo el verano en la casa de su abuela en Sequeros. Y sin duda que han sido felices como los son los niños: corriendo, gritando, jugando y peleándose entre ellos… Con pocas tareas más que ver la TV o, para ser más concretos, los dibujos animados. Esa ha sido toda la programación televisiva. Y el motivo que provocó la protesta, entre comillas, de los “mayores” al preguntarles que si no tenían otra cosa más para ver que los dibujos animados.
La respuesta de Lía fue tajante: “es que lo que vosotros veis me da miedo…” Contestación que me dejó tan paralizado como lleno de preguntas inquietantes.
Porque no es extraño que los telediarios que vemos nosotros, y lo que en ellos nos cuentan, aterroricen a unos niños que, con nueve años, tienen ya, sin duda, un cierto grado de conocimiento. Más, posiblemente, del que nosotros creemos.
Ante esto, los niños se quedaron con sus dibujos y yo pensativo y preocupado por tan rotunda respuesta y la carga de verdad que contenía. Y es que, no hace falta ser un analista para constatar que el contenido diario de noticias de guerras, muertos, bombas, catástrofes, incendios, desastres ambientales y economías en declive, resulte indigerible no solo para los niños, sino para nadie.
El problema me viene cuando me pregunto si puede un niño crecer sin asomarse a la realidad y crecer creyendo que se puede vivir en el país de las maravillas…
Me da que no. Pero, y ¿quién y de qué manera lo despierta y lo pone delante de la inexplicable e inhumana realidad que tenemos? ¿Cómo se lo decimos?
Yo ahí lo dejo. Sin atreverme a manifestar si debiéramos o no abrirles los ojos…
Confieso que me falta valor para explicarles, en el caso de que supiera, las causas de tamaño fracaso humano.
Pero aún me preocupa y me asusta más dejarlos que se enteren al modo, digamos, televisivo…
(Y hablando de dejar, os dejo a García Lorca con su “Vuelta de Paseo”)
Asesinado
por el cielo,
entre
las formas que van hacia la sierpe
y las
formas que buscan el cristal,
dejaré
crecer mis cabellos.
Con
el árbol de muñones que no canta
y el
niño con el blanco rostro de huevo.
Con
los animalitos de cabeza rota
y el
agua harapienta de los pies secos.
Con
todo lo que tiene cansancio sordomudo
y
mariposa ahogada en el tintero.
Tropezando
con mi rostro distinto cada día.
¡Asesinado
por el cielo!
06 septiembre 2022
(EL BUEN ECOSISTEMA), por Santiago Corchete Gonzalo
(EL BUEN ECOSISTEMA), por Santiago Corchete Gonzalo
para Fernando Domínguez Sánchez
Te complacen las aproximaciones
porque vives en ellas, no en el centro.
La periferia, para ti,
no solo es el lugar donde trabajas
y adquieres experiencia, sino la única
frontera de tu mundo.
Aquí es donde descubres cada día
la verdad y humildad de lo creado,
para dar fondo, forma y consistencia
a la techumbre de tus pensamientos.
La vida se recrea en el lenguaje
ya que en la realidad hay solo texto.
Santiago Corchete Gonzalo
4 septiembre 2022
05 septiembre 2022
RELEYENDO A DON MIGUEL – II, por Román Durán Hernández
RELEYENDO A DON MIGUEL – II, por Román Durán Hernández
"Agranda
la puerta ,Padre,
porque
no puedo pasar;
la
hiciste para los niños,
yo
he crecido a mi pesar.
Si
no me agrandas la puerta,
achícame, por
piedad,
vuélveme
a la edad aquella,
que
el vivir era soñar".
Se cumplen 86 años de la muerte de uno de los grandes pensadores que ha dado nuestro país. Don Miguel, como tantos intelectuales, moría del mal de España.
Es muy difícil poder glosar en unos breves artículos la semblanza de un personaje tan múltiple y desconcertante. Y sobre todo libérrimo. No tolera que lo encasillen o clasifiquen. Que le pongan etiquetas. Se irrita incluso cuando lo llaman sabio o intelectual. “Aunque pienso por cuenta propia -decía- no soy ni sabio ni pensador. Soy un sentidor".
Lo que es incuestionable es que en Unamuno prevalece constantemente la preocupaci6n de Dios, el ansia de creer, el desconsuelo de descreer, la ardiente necesidad de la pervivencia, de la inmortalidad.
Mucho se ha escrito sobre la creencia y descreencia, sobre su ateísmo cerebral y su profunda y sincera inquietud religiosa, sobre su racionalismo desolador y su ardiente ansia de inmortalidad. Toda su obra está penetrada de un vivo y dramático anhelo de inmortalidad, de pervivencia. Se puede hablar de heterodoxia, a ratos, de Unamuno; pero habría que hablar siempre de su profunda y a tormenda religiosidad, de su sentido ético de la vida, de su rectitud y de su honradez, reconocida por cuantos lo trataron y por los testimonios frecuentes de sus escritos públicos y privados.
Se dice de é que cree, que descree, que contracree; que pasa de las afirmaciones más radiantes a las negaciones más atroces. Y es porque: hay en él una serie de Unamunos sucesivos, sinceros, complicados, incómodos, doloridos, exaltados, creyentes, que hablan por él, cada uno desde su ángulo de visión.
Se ha dicho de Unamuno que era pascaliano, y es verdad, porque si Pascal dijo aquello de que “el corazón tiene razones que la propia razón desconoce”, él, en repetidas ocasiones abomina de lo racional y se atiene a lo que le sale del corazón, que es, en definitiva, donde él encuentra el consuelo de un Dios que está necesitando y de una verdad que busca y que se le niega por la vía áspera de la razón desnuda. Porque Unamuno es, en sus mejores momentos, un ”cordialista” pascaliano, de fuerte tendencia paulina y agustiniana. Por eso, descansa y halla paz en la lectura de Santa Teresa, de Fray Luis y de San Juan de la Cruz.
Del corazón le brotan sus mejores razones e intuiciones y corazonadas magníficas, hasta que de nuevo le traiciona, no la fe, sino el orgullo, el espíritu de contradicción, que él mismo confiesa que le domina a ratos. “Sólo vivimos -dice en “Del sentimiento trágico de la vida"- de contradicciones y por ellas; como que la vida es tragedia y la tragedia es perpetua lucha, sin victoria ni esperan za de ella; es contradicción".
Según el Padre Félix García -un dominico muy estudioso de Unamuno- lo que le falta a don Miguel es humildad, entrega , y él lo sabía muy bien. Pero estaba poseído de sí mismo y no renuncia a su engreimiento y a su postura beligerante con Dios y ante la razón y la vida.
En el fondo de su corazón y de su pensamiento, aun en las crisis de sus más profundas negaciones, siente una prevención anhelante de Dios. “'Lo que sucede -dice el Padre Dominico- es que no da un margen de confianza, de crédito suficiente a Dios; y le apremia, pero con orgullo; quiere polemizar con ÉL (léase Niebla) y hacerlo a su imagen y semejanza”. Dialoga con Él y le arguye, corno Job; pero no se le rinde como Job, que reconoce y acata sus designios secretos. Unamuno quiere que Dios tenga razón, pero quiere que la tenga porque se la da él, Miguel de Unamuno.
Lo dice claramente en un desconsolador y re velador artículo, que titula “Sobre sí mismo, pequeño ensayo cínico", en el que define bien su actitud “¿Que tengo el defecto -dice- de producir juicios demasiado excesivos? ¡Como que por eso parecen contradictorios! Dudo que haya un pensador más inclusivo que yo. Lo que pasa es que siento con tanta fuerza la verdad de cada extremo, que cuando expongo uno de ellos rechazo toda concesión al otro. De ahí que se produzca esa especial figura retórica -y no más que retórica- que llaman paradoja. Y yo, ya se sabe, soy, porque así me clasifican, un paradojista".
Creo que nadie mejor que el mismo Unamuno nos da pie, con sus textos, para reflexionar sobre los diversos Unamunos que es posible ir captando a través de sus obras. Él se afirma repetidas veces en una posición más antropológica que teológica, más poética que filosófica. Se revuelve contra los que le tildan de cerebral.
"¿Cerebral yo? ¡Si vieran lo que me molesta hasta físicamente el corazón! Acaso mi corazón esté en el cerebro. Yo mismo he inventado para los médicos amigos, que hablan de mis aprensiones, lo de la disnea cerebral, y suelo decirles: a veces siento que el corazón me oprime el cerebro. ¡Si supiera lo que ese yo me pesa, lo que ese yo me duele, lo que ese yo me atormenta!".
(I)