LA PERMANENCIA DEL LIBRO, por José Luis Puerto - Ateneo Virtual Mirobrigense – Ciudad Rodrigo
LA PERMANENCIA DEL LIBRO, por José Luis Puerto
Donde
menos se espera, salta la liebre. El último Martes Mayor de Ciudad
Rodrigo, en el que culmina ese mercado semanal, a lo largo del año,
por la gran afluencia de gentes (verano, vacaciones de los
emigrantes, turistas…), entre los muchos puestecillos que se ponen,
me encontré uno, en la calle Madrid, que causaría mi sorpresa.
Un
joven se encontraba ante un puestecillo de libros, que, tal como
enseguida percibí, eran muy especiales. De unos –‘Vicio’, ‘El
ángulo muerto de la razón’–, era él mismo el autor: Sergio
Lozano Mateos; y, de otros, el editor, bajo el sello de
‘editorialgradiente’.
Una
sorpresa más, pensé enseguida, de las que los jóvenes nos
proporcionan. Frente a la desvalorización que les dedican no pocos
adultos, los jóvenes y seres de la primera madurez son, en su mayor
parte, responsables y continúan con la labor de los adultos.
Es
el caso –que traigo a esta columna a colación– de Sergio Lozano
Mateos y su ‘editorialgradiente’. Una persona joven, en los
primeros años de su madurez, que, en este tiempo tan incierto y en
el que muchos convierten el libro (y todo lo que implica en nuestra
historia y nuestra cultura) en un náufrago, cuando no ya en un
agonizante, a punto de llegarle las exequias.
No
voy a juzgar ahora las dos obras que más arriba citaba de Sergio
Mateo Lozano. Es tarea que corresponderá a la crítica, a ese
crítico –siempre habrá alguno– que las lea y las sepa
enjuiciar.
Pero
sí quiero traer a colación algunas de las obras que ha editado y
que el pasado Martes Mayor, en Ciudad Rodrigo, tenía sobre la mesa
de su puestecillo. Había una obra (la ‘Segunda Celestina’, del
mirobrigense Feliciano de Silva), bien conocida en la literatura
clásica española, que es, indudablemente, un guiño a la ciudad, a
la propia Ciudad Rodrigo.
Pero
también ha editado al bohemio, bien conocido gracias a la genial
‘Luces de bohemia’ de Ramón del Valle-Inclán, Alejandro Sawa
(en la obra valle-inclanesca, Max Estrella) y, en concreto, su obra,
de tan significativo título, ‘Declaración de un vencido’.
No
faltaba ‘Niebla’, de Unamuno, ya que, hace muy poco, acaban de
vencer los derechos de autor de este genial vasco-salmantino del 98.
Ni ‘Los cuatro jinetes del Apocalipsis’, de Blasco Ibáñez; o
‘La Gaviota’, de Fernán Caballero. Entre otros libros editados
por Sergio Mateo Lozano.
Un
gusto ecléctico y tendente a rescatar, o reeditar, valores seguros
del pasado; aunque no todos del mismo interés, ni de la misma altura
y permanencia, como podrá fácilmente advertirse.
Me
llamó la atención la presencia de una obra que conocía, ‘El
Anacronópete’, de Enrique Gaspar y Rimbau (1842-1902), una obra de
culto, conocida por pocos, perteneciente al género de la llamada
ciencia ficción y que utiliza una máquina del tiempo, en la misma
época en que tal artilugio fuera ideado, entre otros, por H. G.
Wells, autor de una obra justamente así titulada ‘La máquina del
tiempo’ (1895), de la que nuestro ‘anacronópete’ Enrique
Gaspar sería, sin duda, deudor.
‘editorialgradiente’,
de Sergio Mateo Lozano, es la última aventura editorial y libresca
con la que me he topado, una mañana de agosto en Ciudad Rodrigo.
‘Gradiente’, que es lo mismo que declive, pendiente, inclinación,
declividad… Una nueva (y vieja) aventura de los libros, que
merecería la pena seguir y apoyar.
Pues,
donde menos se espera, salta la liebre. Y la cultura,
afortunadamente, sigue fluyendo, por donde menos nos pensamos.