La noche termina siendo sin agua y de clima apacible, como si de un preludio anunciador de lo bueno que nos iba a deparar el concierto de Baleo se tratara. Y así fue, pues éste tuvo todos los ingredientes necesarios para declararlo un evento gozoso y exitoso.
De las canciones traídas a escena, de nuestras generaciones anteriores, que nos eran conocidas, y otras no tanto, decir que es todo un acierto su recuperación. De cómo iban siendo presentadas, dado que el que lo hacía era Nino, "el de Santis", ya no hace falta decir nada más, pues sabido es el conocimiento y la gracia con que lo hace. Pero no era él solo el que presentaba, si no que lo acompañó Ángel Mateos, y para sorpresa de todos lo hacía con igual maestría.
Mientras, las canciones iban una a una, metiéndonos en la historia de nuestros ancestros, de sus aficiones, y los avatares de sus vidas. Todo ello con unos acordes musicales maestros y con las bellas voces de Agurtzane, y Ana Isabel, que transportaban el goce a todo el público de la sala, que por cierto, estaba llena, como muy bien explicó Nino, que estaba como solo había estado "cuando la Rondalla o lo del Caballo".
El público también tenía por sí un mérito, pues era de todos nuestros pueblos, que venían a escuchar los compases de sus historias. Que como también nos ilustró Nino, habían sido muchas recobradas, unas por José Ramón Cid, al que él llamó, "el Tío Frejón II", y también por Ángel Mateos, al que él denominó "el Frejón Chico".
Acabó el concierto con alegres acordes que el público de la sala coreaba lleno de gozo. Ese público de pertenencia a muchos y distintos pueblos de nuestro entorno hizo que estuviera viva y formando un todo, lo que siempre se conoció como Tierra de Ciudad Rodrigo. Es decir, hemos existido como tales, y con la música de Baleo, la hizo estar presente y viva en la sala, en estos tiempos ya tan lejanos de los momentos y avatares que la hacían nacer, pero que consiguieron hacerse presentes en esta noche, ya histórica, dentro de los acontecimientos de nuestro teatro. Y todo ello, estando ya en el mundo tecnológico, en el que no es fácil conseguir romper el aislamiento que éste produce en las personas y que en este caso sí se consiguió, no había más que ver que a la salida, como la gente se agolpaba sobre la mesa donde se vendía la música escuchada, y se abrazaban saludándose, al tiempo que soltaban vibraciones de gozo por lo vivido, y la presencia de tantos conocidos de todos los pueblos de nuestra tierra.
¡GRACIAS BALEO!