FEO Y OSCURO, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Días atrás una persona joven nos dejó para siempre. Hablo de David Lafoz, el agricultor que además de trabajar en este no fácil oficio, se había echado sobre sus espaldas el liderazgo de las protestas, por la preocupante situación económica del mundo agrario.
El problema en sí, en este caso no es su muerte, que también, si no lo que pudiera haberla desencadenado. Es decir, que ésta llegara a consecuencia de las presiones sufridas por ser el líder más visible. ¿En qué medida ha sido ésta la causa y en cuál la situación laboral personal? No lo sabremos nunca, pero sea lo que fuera, el mero hecho de existir presiones, es algo de por sí ya inadmisible, y que desde luego no se debe de dejar de buscar a quienes las hayan ejercido, para que paguen por ello.
Si bien es verdad que esto no es nada nuevo, y que éstas van por barrios, según por lo que se proteste y ante lo que reaccionan los poderes, a favor o en contra, pues de esto sabemos, y no poco, todos los que en algún momento hemos ejercido el derecho de la protesta reivindicativa ante algo socialmente injusto. Otra cosa es que hayamos tenido la suerte de salir indemnes de las caricias del poder de turno.
Dicho esto, esperemos que no tengamos que volver a ocuparnos, por semejantes bajezas. Desear que el acto de defensa y empatía social llevado a cabo por David, sirva de ejemplo, y no solo en su entorno laboral, si no para todas aquellas cuestiones sociales que lo están pidiendo y mucho. Así como que los poderes de turno tomen nota y se dediquen al menos, a no ejercer estas acciones que pueden llevar a las personas a tomar decisiones tan trágicas, como la que hoy nos ocupa. Aunque esto quizás sea pedirle peras al olmo, pues ya sabemos que el poder es el poder y al final casi siempre se vuelve feo y oscuro.