¿A QUÉ HEMOS DICHO QUE SÍ?, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Ya hemos cedido a la petición del emperador de gastar más en armas. No sabemos si a la petición pública o a las presiones subterráneas de los "nuevos diplomáticos".
Dado que en el mundo, últimamente por todos los rincones suenan tambores de guerra, y el aumento en armas de todos es cierto, en principio no parece descabellado hacerlo. Ahora bien, a qué le conduce a Europa, el hacerlo cada estado por su cuenta, sin orden ni concierto, y sin un ejército unitario que programe estrategias y sepa de de las necesidades armamentísticas válidas para una respuesta en conjunto a un ataque. Pues de momento, así se está haciendo, con esta carencia fundamental, para ahorrar y hacer útil la compra de armas.
Y si se tiene en cuenta según nos dice el sociólogo Giuliano da Empoli, que hoy en día un portaaviones que haya costado 10.000 millones de dólares al gobierno americano, puede ser hundido por 3 misiles hipérsónicos chinos de 15.000 dólares. Y a la inversa, que para abatir un dron de 200 dólares, lanzado desde el sur del Líbano, Israel debe disparar cada vez un misil Patriot, cuyo precio es de 3 millones. Sin hablar de un ciberataque capaz de paralizar una nación entera, cuyo coste es prácticamente cero. Queda claro que en estos días, el ataque cuesta menos caro que la defensa. Y el precio sigue bajando.
Que en medio de esto, el emperador Trump se haya rodeado de un séquito de autócratas desacomplejados, de conquistadores de tecnología, de reaccionarios y conspiradores impacientes, hace que ciertamente una era de violencia se abra sin límites. Y dada la forma de actuar de Putin y de hacer del chino, pues como que el porqué de armarse parece justificado, aunque sea como hemos visto sin saber cómo hacerlo, lo que hace del asuntito algo tan tragicómico como peligroso.
Y llegados aquí, ¿para qué eso de armarse? Pues parece todo como de la misma guerra, un caos y un sinsentido. Y más feo es si nos preguntamos para quién, pues nos lleva directamente a los grandes fabricantes de armas, que de momento en medio de este caos y temor generalizado, están haciendo su agosto.
He hecho esta descripción del panorama para que quede claro a qué se resistía y a qué ha dicho sí nuestro presidente, sin duda, bajo presiones tan fuertes, como las que sufren esos peces que habitan el fondo marino , que cuando son obligados a salir a la superficie en el viaje, mueren. Hemos dicho que sí, a los nuevos conquistadores de la tecnología y al emperador del caos.
Ahora solo nos queda por ver, de qué partidas salen los dineros.
