A
estas alturas a uno le siguen sorprendiendo las casualidades. Recién
liberado de la ceniza infernal hablaba de la crueldad del pasado y de la
generosidad del presente. Aferrado a un pincel sobrevivió embadurnado
de pigmento hasta la libertad con cargas. Hoy, mancha de grisalla las
luces del paraíso encontrado en la sencillez y la solidaridad. No
necesita más. El resto lo deja en manos del ingenio.
Obra de Carlos Weber