En
tiempos de apatía, determinados por la falta de fe en el futuro, y
en muchos casos ayudados desde la inhibición de los medios, pues
como que convocar cualquier manifestación es un acto de fe.
En medio de todo este panorama, y más, en nuestra Castilla y León por los condicionamientos que están traídos por los dispositivos favorables al poder establecido, se convocó la protesta sanitaria en Salamanca, la cual año tras año decrecía, y mira por dónde, este año éramos más.
Todo en medio de ese canto triunfal continuo, que llena primeras páginas donde dicen que somos los mejores del mundo mundial en cuestiones sanitarias, un día sí y otro también. ¿Será que los presentes en la manifestación, no están bien de la cabeza, y protestan sin razón alguna, o será que la tienen toda y a pesar de la avalancha propagandística (tanto por lo publicado como por lo que se oculta) tratan de hacer ver la realidad con su protesta? Lo cual viene desgraciadamente de la mano de una merma de servicios en la medicina pública tan dolorosa como preocupante, al parecer para todos, menos para los que tenemos al frente de ella para gestionarla.
En fin, para qué decir más de lo que ya es una norma habitual “el desencuentro entre los cuentos que nos cuentan y la realidad que vivimos y sufrimos”. Pero lo cierto es que visto el ambiente del domingo, la dosis somnífera aún resulta insuficiente, no sé si por ella misma o por el imposible ya de tapar el desastre sanitario.
Lo cierto es que el resultado de este desencuentro, este año, ha llevado a muchas más personas reivindicativas porque encuentran para ello cada día más razones.
