¿Y LOS NUESTROS, QUÉ SON?, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
No se escribe de lo que se quiere siempre, sino que algunas veces, sólo de lo que consideras imprescindible no hacerlo, aunque como en este caso la razón protectora te esté indicando que estarías más seguro mirando hacia otro lado.
Dicho esto, creo que no hablar del conflicto palestino-israelí, sería un actuar como el avestruz, y he dicho palestino-israelí, porque de este nace la guerra. Y nace después de que uno de los dos combatientes, lleve años siendo vapuleado en su propia casa. No vamos ahora a señalar uno a uno toda la clase de abusos y vejaciones sufridas por los palestinos durante medio siglo, pero sí decir, que si alguien creen en serio que después de estos no nacerían quienes se rebelaran, pues es como pensar que tomando veneno no vas a terminar envenenado. Que luego estos sean reconocidos como terroristas, y que los que dieron lugar con sus acciones a su existencia sean gobiernos legales, es el núcleo de la pesadilla mundial que estamos viviendo y a la cual mal vamos a resolver matando más palestinos.
O acaba el “estas tierras son mías” y para quedarme con ellas todo vale y se reconoce una nación o estado palestino, o el problema no acabará, por mucha alineación que se dé de todos los poderosos gobiernos occidentales. Por cierto, he dicho bien, gobiernos, porque la gente de la calle no comparte esa decisión criminal partidista en ninguna nación. Por tanto estamos también ante una escisión entre la ciudadanía y las élites, que aunque esta esté callada por miedo y por el raciocinio cobarde de no verse con fuerza para plantarse ante lo que considera una masacre de un pueblo, no deja de ser preocupante la escisión, porque por ella nos pueden entrar muchos males.
Por cierto, si nuestro hombre es Benjamín Netanyahu, cabe preguntarse: “¿pero ese nuestro, de quién es, de los gobiernos o de quien se impone a estos, y estos quienes son y hasta dónde quieren llevarnos con su irracional modo de hacer?”
Sí, ya sé que los de Hamas más que unos benditos quizá ahora sólo son ya unos irracionales sanguinarios, pero los nuestros, aparte de la causa de su existencia qué son y quienes son.