ZARPAR O ANCLAR, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Corren las aguas, van veloces y nada tranquilas, en algunos momentos las revuelven y se vuelven feas, llevan en ellas un barco con todos los hombres de España. Pretende llegar al estuario con todos, a pesar de que los hay dispuestos a todo con tal de no dejar bajar aquellos otros que entienden como que son otra nación, y están queriendo encontrar nave propia. Ambos en el fondo son tan tercos como idénticos.
Navegar así, no es tarea fácil, pero ahí está el barco entre bandazo y bandazo aún a flote, ya está casi a la entrada del estuario, va a llegar cargado de sustos y tensiones, pero va a llegar. Allí, en las aguas en calma aparentes tratará de echarse al mar con todos, a ser posible, sabiendo ya un poco mejor cuál es de verdad el mosaico que compone este solar llamado España, y el que unos no están dispuestos a cambiar de cómo es, y otros no quieren seguir en él como ha sido. Lo cual encara a unos y otros, alguien en medio trata de que el barco llegue a poder estar en condiciones de salir a la mar, que en este caso es el mundo, en el cual nada en él es fácil, y menos en estos tiempos convulsos en que todo está inestable.
¿Llegará a poder navegar en el mar de la intranquilidad mundana teniendo algo de sosiego su tripulación, o será un imposible esto lo que hará más difícil su estar en el ya de por sí este imposible actual mundo?
Para saberlo, quizá tengamos pistas en la sesión de investidura, y también dependerá de si escuchamos o nos dedicamos a cantar o a insultar como forofos sin mirar el partido. De esto también, después, dependerá de si la nave estará en condiciones de zarpar con todos juntos o quedar anclada.