POR UNAS VENTANAS, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Fue hace ya toda una vida, Estados Unidos ardió por causa de Vietnam. Las universidades eran el nicho principal de las protestas por una guerra lejana que no entendían, y la verdad no era fácil, pues que un pueblo entero fuera gaseado como medida preventiva ciertamente costaba entenderlo. Al frente de la decisión estaba el súper secretario Henry Kinsinger, un judío alemán que a la poste de esta y otras acciones lo llevarían a obtener el Nobel de la Paz.
A pesar de esto entonces encarábamos el mundo con esperanza, no sé si porque éramos jóvenes y por eso también inocentes, o las dos cosas a un tiempo, aunque creo que no éramos sólo los jóvenes, sino todos, también los mayores tenían esperanza en un mundo mejor. Hoy ya no es así, y por eso cuando miramos para los pequeños nos estremecemos pensando qué mundo le dejamos y qué poco de bueno les espera. Y en estas estamos, afianzando este mal augurio de guerra contra los palestinos, la cual no empezó hace poco con la acción de Hamás, sino mucho antes de esto, diría que desde el mismo momento que se asentó allí el pueblo judío, y que día tras día han ido tratando de robar terreno a los palestinos con violencia, y sin ningún respeto a ninguna ley ni norma internacional, hasta hoy que todo ha parado en la tragedia palestina vista por todos.
Si alguien pudiera acabar esto sería Estados Unidos, donde ahora otra vez sus universidades son el lugar de protestas más fuertes a la sinrazón de esta guerra, digamos consentida como poco por ellos. La respuesta a todo ello llegó hace poco por primera vez con la defenestración de los decanos de las universidades que firmaron un manifiesto en el que se oponían al conflicto palestino. Y en estos días, con la entrada en la universidad de la policía de forma poco amistosa, y deteniendo a seiscientos estudiantes. Con el presidente Biden, en plena campaña y al que esto le puede hacer nada menos que perder las elecciones, y lo sabe, pero no obstante da la orden de entrada a la policía en la universidad, poniendo como disculpa que son gente violenta pues han roto unas ventanas, él, el mismo que consiente la tragedia de Palestina. Llegados aquí la pregunta es quién no la consiente, así como el acabar con el problema palestino quién lo decide, y quién le fuerza a callar las muy legítimas protestas universitarias, aunque para ello se juegue la reelección. Todo nos lleva a pensar que o bien hay un grupo de presión judío tan importante como para gobernar Estados Unidos bajo cuerda, o a creer que como los estudiantes en su protesta rompieron unas ventanas Biden por ello se la juegue.
La respuesta que creo que obtenemos de esto nos lleva al por qué la falta de esperanzas que señalábamos al principio en el mundo de hoy, y ya instalados en ello nos podemos quedar solos y desamparados en ese vacío sideral tan real como frío o arroparnos con un sueño de la mano de Yannis Ritsos que en su Sueño de un mediodía de verano nos dice así: “Y verás, Dios nos va a querer, nos hará sentarnos sobre sus rodillas y sonreirá dúlcemente mientras nosotros adornamos sus largos bigotes con margaritas.
Y cuando caiga la noche engancharemos los grillos a la pequeña carroza y entraremos en el Paraíso mientras los ángeles encienden las estrellas para iluminar a los niños, a los que se quedaron abajo en el campo”.