Y cuando yo me rompo, comienzo a ver otros colores, luz y verdes curando las heridas.
Sé bien por dónde vienen las borrascas y los vientos, las bajas presiones y los anticiclones, las oscilaciones térmicas y los cambios cíclicos de la luna, y como intervienen en nuestro devenir diario, a veces, pájaros de dicha, a veces, tristes y aciagos.
Te veo, me veo, en esta tierra poblada, como una alfombra verde, de pastos, salpicada de encinas, cruzada por un poderoso brazo azul de agua, y en lo alto, la torre poderosa, robusta, desafiante, vigilando, dentro de esa muralla, cáscara protectora de esta vida, la nuestra, que parece sucumbir a incursiones y pequeños ataques, pero no son más que las batallas que nos abren los ojos ante las miserias, aquéllo conocido como la condición humana, y nos recuperamos del dolor y se cura la herida, vuelve la sonrisa tras un velo de sombra.