USTEDES DECIDEN, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
El miércoles 15 de enero, en la sala de la UNED, tendrá lugar una charla sobre los impactos de la minería en la zona de El Rebollar.
No hay duda de que es algo que nos interesa a todos, también a Ciudad Rodrigo por lo que nos toca de este, que oídas ya algunas exposiciones no es ninguna broma, sino más bien un peligro preocupante. Para hablarnos esta vez tenemos la suerte de que nos llega una personalidad, Antonio Aretxabala persona con una preparación científica muy cualificada: Es geólogo. Profesor en la Universidad de Navarra, Geomorfología en la Facultad de Ciencias y Geotécnica en la Escuela de Arquitectura, es delegado del ICOG en la Comunidad Foral de Navarra. Su presencia es ya de por sí una razón para asistir, pues los riesgos que se nos vienen encima si los proyectos mineros se llegan a materializar pueden ser muy serios y duraderos en el tiempo. Y seguro que después de oír a Aretxabala estarán en la mente de todos más claramente fijados los conceptos científicos mineros.
Y es también la hora de no dejar solos a aquellos de nuestra comarca que están amenazados, además de todos los que estamos río aguas abajo por lo que estas arrastrarán; ni al ponente, que con su conocimiento viene a aportar mayor conocimiento y conciencia al riesgo que corremos. Por cierto, hablando de asistencias, entiendo que dada la magnitud del problema que nos amenaza bueno sería que nuestras autoridades locales tuvieran tiempo de estar en el acto, por si esto les sirve para actuar mejor.
Termino rogando a todos y cada uno de los que viven y quieren a esta tierra tenga a bien acudir a escuchar lo que puede sucedernos si no nos defendemos de unos intereses, para los cuales la supervivencia natural de nuestro entorno es algo muy secundario al lado de los suyos.
El día 15, con su asistencia o inhibición les corresponde a ustedes ir decidiendo ya hasta qué punto están dispuestos a interesarse de forma científica para defender mejor el futuro de nuestra tierra, y por tanto no sólo el de nuestros hijos sino el de muchas generaciones venideras, o quedarse de brazos cruzados en casa.