SIN INMUTARNOS, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Ya fue la puesta en escena del reinado del nuevo emperador, en principio nada que no esperáramos, con los decretazos incluidos mostrando lo que manda y a quién lo manda, y con la sutileza que lo manda. Pero lo que no esperábamos, al menos yo, y me da que casi todos los demás, es la manera de enfrentarse ante el problema palestino, que mira por dónde, para él ha dejado de serlo, puesto que anuncia apropiarse del territorio conquistado por su lugarteniente Nantajú, en el que piensa hacer hoteles y campos de golf. Así, de un tirón, sin inmutarse para nada ante los dos millones de personas que aún están vivos y a los que tiene que echar de su casa, diciendo que con ello les da nada más y nada menos que la oportunidad de irse a un lugar que no esté todo en ruinas, aunque creo que cuenta de momento con la resistencia de los damnificados y de los posibles receptores designados sin consultarles.
Pero ojo, que alguien que vio que estos le podía ser un problema, le ha sugerido en un artículo de El País, con mucha ironía y más crueldad, que “para qué se iban a andar con zarandajas con todos ellos, cuando aún pueden ser materia aprovechable si a todos ellos se los sacrifica y se hace con todos una fértil pasta de estiércol, que puede ser muy útil para abonar los campos de golf en las nuevas tierras en las que los hijos del emperador piensan reinar y montar sus negocios”.
Y en estas estamos ahora, sin el que el mundo haya hecho nada por parar lo que han hecho, y me da a mí que ni lo que venga, y sin inmutarnos ante este nuevo Stalin de las deportaciones, ni por el descaro con que lo hacen, pues Estados Unidos es Estados Unidos y el emperador es el emperador.