EL TREN DE LA VIDA, por Mara Guadalix
El tren de la vida
Tanto derroche de reproches,
tanta misa y tanta hipocresía,
tanto camino abandonado,
tantas batallas perdidas,
tantas botellas vacías sin mensajes ni vino, tanto esfuerzo y lucha rota...
Nos van despertando:
con cubos de agua fría y arañazos,
con despedidas tristes y definitivas ausencias,
con alguna alegría nos vamos agachando,
cayendo como cae la lluvia mansa,
y viendo el aguacero desde lejos.
No estamos nunca solos,
nos puebla un mundo de miradas,
una algarabía de niños jugando,
animadas terrazas en las veladas,
las peñas, los abrazos,
las líneas que, al leerlas, nos hicieron llorar,
el refugio testigo de nuestras escapadas, travesuras,
la guinda de la vida.