31 julio 2022

MEMORIA Y PATRIMONIO, por José Luis Puerto

MEMORIA Y PATRIMONIO, por José Luis Puerto

        Cada una de las sociedades humanas, desde la aldea más minúscula hasta la civilización más acabada, está fundada y constituida por su memoria y también por ese patrimonio material e inmaterial que genera.

        Ha de ser siempre así, puesto que somos seres de conciencia y, en nuestros vínculos con los demás seres humanos, que configuran la sociedad, todo tipo de sociedades, es la memoria la que nos define y da señas de lo que somos, así como el patrimonio que generamos.

        Llevamos en la tarea de conocer y analizar la memoria y el patrimonio de los ámbitos campesinos que nos resultan más cercanos y conocidos –desde nuestro propio lugar de origen, hasta su entorno, y áreas del oeste peninsular (Sierra de Francia, Las Hurdes, la comarca leonesa de Rueda, así como las áreas de las provincias salmantina, zamorana y leonesa)– prácticamente toda nuestra vida de adulto.

Es un mundo fascinante, como todos los mundos que el ser humano configura, y, al tiempo, lleno de manifestaciones sorprendentes, que las comunidades humanas crean cuando celebran, cuando trabajan, cuando elaboran productos, cuando imaginan, cuando crean y cuando creen, cuando exploran, cuando aman…

Frutos de un trabajo de años son nuestros diversos libros y publicaciones, que se mueven a caballo de diversas ciencias humanas y sociales, como la etnografía, el folclore, la antropología cultural, la geografía, la historia, el pensamiento incluso…, porque de todo ello participa lo que nos interesa indagar. 

La última manifestación de tal trabajo es el libro recién publicado por la Diputación salmantina, que titulamos La Alberca. Memoria y patrimonio. (1) Lo sagrado, al que seguirá un segundo volumen en torno a lo profano. Se está difundiendo estos días, al tiempo que lo estamos presentando en ámbitos diversos. Aportamos en él aspectos desconocidos e inéditos sobre nuestro lugar de origen. 

Seguimos la ya clásica distinción que estableciera el historiador de las religiones Mircea Eliade entre lo sagrado y lo profano; oscilación o dualismo en el que todo lo humano se mueve y se manifiesta. 

Afortunadamente, pertenecemos a un tipo de sociedades que, en buena medida, dejan manifestaciones escritas de lo que viven; de ahí que hayamos de recurrir a los archivos para acceder a la memoria de las mismas. Sin descuidar nunca un trabajo de campo, muy necesario para conocer y tomar el pulso a tales sociedades.

        Al final, percibimos que lo que somos también está en lo que realizamos (de lo que investigamos, en este caso), que se configura, en cierta forma, en una fe de vida de nuestro paso por el mundo, que no es poco, pese a que tampoco lo sea todo.

        Memoria y patrimonio. Siguiendo ese doble hilo, podemos acceder al conocimiento del mundo en el que vivimos. Y, también, de los mundos pasados.

28 julio 2022

JOSÉ LUIS PUERTO Y LA ALBERCA, por Santiago Corchete Gonzalo

JOSÉ LUIS PUERTO Y LA ALBERCA
, por Santiago Corchete Gonzalo

    Tengo la impresión de que bastantes ateneístas virtuales mirobrigenses y lectores en general desconocen la brillante trayectoria cultural-humanista del siempre sencillo, humilde y recatado José Luis Puerto, que sin embargo ostenta la excelencia de hallarse en posesión del Premio de las Artes y las Letras de Castilla y León, obtenido en la convocatoria de hace tres años aprox. cuya honrosísima distinción premia la larga y fecunda trayectoria de una obra poética y ensayística, ambas de sutil calidad, la primera centrada en los recuerdos de la infancia vivida en aquella su La Alberca natal, si bien ensoñada y recreada con la donosura de una palabra limpia, directa y volátil de gran eficacia emocional. La editorial Pretextos, entre otras, han publicado varios de sus poemarios.

Como puede verse, no pretendo en esta ocasión glosar un memorándum exhaustivo de la fructífera vida y obra creativa de José Luis Puerto. Tiempo habrá para ello. Tan solo intento resaltar su presencia y bonhomía en la que fuera web C. Rodrigo.Net (¡qué difunto tan glorioso!), y ahora en este casi recién nacido Ateneo Virtual Mirobrigense, que ha comenzado a crear vínculos culturales entre sus usuarios con plena libertad de expresión, y al que deseamos larga y provechosa perduración.

A José Luis Puerto y a este modesto escribidor nos une de por vida el cordón umbilical del CEM –Centro de Estudios Mirobrigenses- cuya fratría en el día de hoy me proporciona una nueva información acerca de su andadura ensayística e investigadora que incluye numerosas incursiones creativas y hallazgos en antropología, etnología, paleontología…que publica en libros, diversos medios de comunicación en formatos tanto analógicos como digitales. La noticia en cuestión es la siguiente: el próximo día 29 julio a las 20,30 horas y en el Teatro Municipal de La Alberca (olé la raigambre y el tronío histórico), presentará su nueva obra titulada “La Alberca: Memoria y Patrimonio.- I Lo Sagrado” editada por el Instituto de las Identidades de la Diputación Provincial de Salamanca. El título del libro obliga a sospechar que se trata del primero de una serie cuyo proyecto acaso pueda desvelarnos algún día él mismo en este  espacio bloguero informativo. Queda invitado. El incalculable tesoro de tradiciones y ritos ¿mistéricos? populares albercanos, que tanto asombran y enorgullecen a los salmantinos, y muy especialmente a los mirobrigenses, quedarán al descubierto para propios y extraños, que haberlos haylos por toda España y muchos lugares del mundo. Y no crean que exagero. Si se me permite una declaración personal que corrobore en parte la anterior afirmación, les manifestaré que servidor contrajo matrimonio el día 7 dicbre. 1970 en la impresionante Iglesia parroquial de La Alberca, siguiendo el proceso ritual albercano establecido desde tiempo inmemorial. Todo resultó fantástico.

Así pues, y ya para finalizar la presente colaboración, considero que también será otra gozada poder acompañar el próximo día 29 julio a José Luis Puerto, quizá el más ilustre, docto y sensible albercano de los últimos siglos. ENHORABUENA.

27 julio 2022

EL ESPAÑOL Y LAS NIÑAS, por Román Durán Hernández


EL ESPAÑOL Y LAS NIÑAS
, por Román Durán Hernández

La última generación española oficialmente putañera fue la de la guerra, en ambos bandos. Luego desapareció el noble uso, e incluso desaparecieron las meretrices clásicas y barrocas, para transfigurarse en chicas de alterne, chicas de barra, señoritas de “strip-tease” “taxi girls” o masajistas tailandesas de provincias.

Pero las casas de lenocinio como conventos no han vuelto a ser lo que eran. Las señoritas putas, allí, hacían una vida de reclusas de alguna devoción, tenían horas, ritos, sus juegos comunes e inocentes, y eran como unas niñas atroces abandonadas en el hospicio del lupanar por sus hijas de once años, que estaban de internas y burguesas, haciéndose unas damas, en las jesuitinas o las pastorinas.

En los años 50, la Unesco le dijo a Franco al oído que un Estado confesional no podía estar cobrando impuestos de las putas, y entonces se sellaron las mancebías y a todas las chicas se las puso a fregar la Renfe. La que no quería fregar la Renfe, se lo montó a su aire y por su cuenta, con más libertad y beneficios que antes, menos higiene y mucho plexiglás. La meretriz cobró su último prestigio cuando Sartre la definió como “respetuosa”. Respetuosa con los valores feudales que la aherrojan, claro. Pero hoy sólo se lee a Sartre en bolsillo y ser puta, que fue mucho, ya no es nada.

El español ha practicado y mantenido, desde la Edad Feudal por lo menos, el culto y la superstición de la zorra, el irracionalismo de la puta, que es la mujer que guarda los secretos antiguos y los misterios gozosos del sexo. Parecía que las meretrices sabían más que las demás, pero luego todo era una decepción de afanes fingidos, de misterios gloriosos que no llegaban a otra Gloria que la del techo sórdido de la tristeza. La verdad femenina universal es que la española decente, o que no cobra (al menos en el acto), la casada de Fray Luis y toda la cofradía de la pierna quebrada son lujuriosas como ermitañas, de Melibea a Madame Bobary.

Lo que pasa es que hay que darle ocasión, oportunidad, cancha sexual, y el matrimonio no es precisamente una cancha, sino un largo pasillo como un intestino, que lleva a la cocina. En cuanto a la santa esposa (generalizo y no hablo de excepciones), se convierte en amante, sus ignorancias desganadas se truecan en sabidurías. El erotismo, pues, no es histórico y cultural, sino inmanente y natural. No hay más que soltar a la fiera. Pero el español, naturalmente, no quiere fundar una familia sobre una fiera, y entonces ha decidido que la esposa es la tonta y la otra es la lista.

Todas las mujeres son listas, hermanos, cuando le divierte la asignatura. El mito egipcio y como oriental de la puta, no tiene mayor realidad que otros mitos. Putas de San Martín y Santa Clara, en Valladolid; putas platerescas de Salamanca; putas madrileñas de la Gran Vía años veinte, todas hijas de notario, según ellas, o de ese triángulo mortal de las Bermudas que hacen las calles Barco, Ballesta, Desengaño, pardillas de hoy mismo que van del pueblo directamente a la Capi, por poco dinero, estando recientes y candeales, como aquellas del seiscientos, en los primeros años del Garrido de Salamanca, en los que uno se podía ir a “cortar el pelo” por la tarifa más gasolina.

Parece que Cela se sabía todas las tarifas madrileñas de antes de la guerra. Según él, otros académicos también, solo que Cela lo dice. Señoritas de ahora mismo, falsas turistas nórdicas, muy rubias, mujeres jóvenes en general, que van en el Metro desde el cinturón de la miseria, se agarran unos miles y vuelven al barrio, de novia pobre. Todas entre la droga y la necesidad.

El oficio ha perdido su magia y cuando un oficio pierde su magia es que va a perder todo lo demás. Esa obscenidad de los nuevos planes educativos, con educación sexual incorporada, está matando de hambre a las antiguas y faldicortas meretrices. La magia de la meretriz ha pasado al travestí, qu es el sexo enigma, porque la meretriz ha perdido ya todo enigmatismo. Las putas vivían de lo sagrado del oficio. Eran una lengua muerta, como el latín. Hoy se estudia mucho menos el latín y se va menos de “niñas”. Las “niñas” eran la pena y la gloria al mismo tiempo. Ahora que las venéreas se curan, la gloria sin pena ha perdido grandeza y enigma. Sí, hemos racionalizado el último irracionalismo, el sexo, y tenemos que hablar de La Pantoja o de Irak con la amante progre. Las “niñas” solariegas no sabían por dónde cae Irak.

Sólo en provincia sigue funcionando un poco el irracionalismo del sexo y las meretrices tienen un fornifollar nada autonómico. Con ellas, España sigue siendo una, grande y libre. Las meretrices europeas tienen un espejo retrovisor en el balcón (según contaba Cela), un gran retrovisor como un camión Pegaso, para ver el material que viene por la calle, y esconderse o exhibirse, según su fina intuición de putas, que no falla, porque es una intuición de siglos.

El misterio de la puta ha sido sustituido por el misterio de los travestís porque el sexo no puede vivir sin enigma. Se prefiere la ambigüedad fin de siglo, a la mera zoología. El travestí ha heredado lo sacratísimo de la puta. No ha cambiado el feligrés, sino que ha cambiado el culto. Hoy se explota la fascinación de alguna famosa, porque algo hay que añadir al afán reproductor. Las putas han dejado de ser honradas.

25 julio 2022

SÓLO ELLA, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

SÓLO ELLA, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

No paramos, nuestro río tiene el cartel de completo, la Plaza es un vivero de turistas, los conciertos tienen la llena, y eso todo en medio de los tan seguros como peligrosos miedos que nos sobrevuelan: olas de calor convertidas en fuegos devoradores de nuestros bosques, la pérdida del valor del dinero y por tanto nuestra mayor pobreza, la no sé cuántas olas de COVID, la guerra haciendo sonar sus espantosos y trágicos ruidos, con los problemas sociales que acarrea todo esto.

Y como ya hemos dicho, en medio de esto, todos danzando como si nada pasara, es la gran estampida del verano del bicho humano que no renuncia a la vida, que se aferra más que nunca a ella, y que ahora chapotea con más ganas si cabe que nunca en medio de la cenagosa charca mundial que lo zarandea sin saber cuándo y cuánto lo va a embarrar, ni dónde ni cuándo le estallará.

Y a pesar de todo ello, ahí estamos, divirtiéndonos de la manera quizá única que podemos hacerlo, ignorándolo y tratando de tener los días distintos, a ser posible más distintos que nunca, aunque sobrevuelen los monstruos más intimidatorios que nunca en medio de la danza que nos traemos y aunque no dejen de estar presentes apareciendo a fogonazos que nos sobresaltan. Pero incluso para esto hemos encontrado un antídoto lo más perfecto y bello que uno se puede imaginar, pues la noche del jueves pasado cuando sonó la Orquesta de Cámara del Casino de Salamanca con las melodías tan conocidas como las bellas películas a las que pertenecían, no había nada bajo el cielo que pudiera con ese momento de felicidad que envolvía a todos los presentes de la Plaza Mayor de Ciudad Rodrigo.

Fue un maravilloso paréntesis para la memoria de todos los monstruos que nos afrentan, y que en aquel momento dejaron de hacerlo para dar paso a la alegría que la música nos regalaba al instalarse entre nosotros. Ya sólo ella, adueñándose de nosotros sin pajarracos asustadizos, nos regalaba la felicidad a raudales y ganas muchas ganas de vivir.


24 julio 2022

ESTO VA EN SERIO, por José Luis Puerto

ESTO VA EN SERIO, por José Luis Puerto

Las sucesivas olas de calor desde final de la primavera y a lo largo de este tiempo de verano; olas que afectan a toda Europa y que disparan los termómetros hasta cifras de récord; los incendios que asolan todo el continente, por no hablar de otras partes del mundo; las contaminaciones de todo tipo a las que sometemos a las aguas, al aire y a la propia tierra; y todo un cúmulo de prácticas humanas abusivas que tienden a asfixiar el planeta en el que vivimos…; todo ello unido, con los devastadores efectos que produce en el planeta y en la vida, nos indica que esto va en serio (utilizando una expresión coloquial que todos entendemos).

El cambio climático, el calentamiento global, la contaminación del aire, la sobreexplotación de las fuentes de energía, agravado todo ello con la utilización de tales fuentes como armas al servicio de los intereses geoestratégicos, nos está indicando que nuestro planeta y la humanidad que lo habitamos, así como todas las especies animales y vegetales, estamos viviendo un momento crítico de amenaza y, por tanto, de itinerario hacia un apocalipsis, que nos parece estar dando igual, pues, pese a congresos internacionales, el ser humano no cambia de actitud.

Derrochamos energía, derrochamos alimentación, derrochamos ropa, derrochamos recursos de todo tipo. Y, encima, dentro de una anti-lógica de desigualdad y de desequilibrios de todo tipo. Nos hemos alejado de una práctica humana marcada por la sabiduría: la sobriedad, la contención, el respeto… Y a tales prácticas en las que estamos instalados las llamamos sociedad del bienestar.

Hemos abandonado el campo, el mundo rural, en una larguísima trayectoria histórica que se iniciara en la baja edad media y que llega hasta hoy mismo, y nos hemos ido hacinando en las ciudades. Y, en este desequilibrio habitacional de nuestro propio planeta, está uno de los problemas que tenemos.

No se limpian los bosques, no hay rebaños que los pasten, ni actividades humanas que los controles, y la vegetación entonces se vuelve una maraña caótica que termina siendo una verdadera tea que, nada más que llegan los calores, corre el peligro de arder.

Esta situación crítica que vive nuestro planeta, por culpa nuestra, de la especie humana, se puede enfocar a corto plazo, que es a lo que estamos acostumbrados todos (la prisa, el cambio continuo y acelerado de todo…), o podemos analizarla a fondo, y aquí todo apunta a que necesariamente, para recuperar un cierto equilibrio del planeta y de la propia humanidad, hemos de adoptar un cambio de vida en una dirección que ha de tender a la sobriedad y al uso responsable de todo, y no al abuso, tal y como nos hemos acostumbrado.

Uno de los abusos es, por ejemplo, el aumento insostenible de los vuelos aéreos. Hoy vamos hasta el último confín, sin plantearnos el coste que ello tiene para nuestro planeta, mientras que otros, huyendo de guerras y hambrunas, vienen hasta nuestro “paraíso” de la sociedad de bienestar, para recibir exclusiones y actitudes hostiles de todo tipo.

¿Dónde vamos? Esto va en serio. Las sucesivas olas de calor de estas semanas y los incendios generalizados en nuestro país y en toda Europa nos siguen dando avisos.

Pero nosotros, como si nada. La terraza y la cervecita parece ser nuestro paradigma de existencia. A ver dónde llegamos por tales callejones sin salida.

20 julio 2022

¿MIROBRIGENSEAR?, por Santiago Corchete Gonzalo

¿MIROBRIGENSEAR?, por Santiago Corchete Gonzalo

Reconozcámoslo desde el principio: a las y los mirobrigenses nos pirra “mirobrigensear” por doquiera que vamos, estamos y/o permanecemos. Lo hacemos, mire usted, sin apenas darnos ni cuenta tan siquiera. Por ejemplo, alguien conocido nos presenta a otra persona X, y enseguida ésta nos espeta de sopetón: “pues usted, señor, no es de por aquí ya que habla de otra manera que nosotros; son las mismas palabras, desde luego, pero usted las pronuncia como más claras y limpias del acento que caracteriza a las nuestras desde que comenzamos a usar el lenguaje en la niñez”. Tú le respondes: pues sí señor, lleva usted razón. Soy natural de Ciudad Rodrigo, pueblecito situado al suroeste de la provincia salmantina, si bien llevo viviendo aquí con ustedes más de cincuenta años, desde que hube de ausentarme de mi querido pueblo para ganarme el pan con el sudor de la frente, es decir, como mandan los cánones de la tradición. “Oiga, oiga, de pueblo Ciudad Rodrigo nanay; se lo digo porque lo he visitado varias veces y conozco sus muchos encantos. Así su bonancible rio y alamedas, aptos para el baño y gozoso disfrute; su patrimonio monumental de castillo almenado, murallas poderosas con fosos, baluartes y contrafosos;  catedral con obispo aunque he oído que ahora compartido; también asistí un año al famoso Carnaval del Toro y a su Semana Santa, sobria aunque elegante; festivales medievales y napoleónicos; Feria internacional de Teatro, en fin todas esas riquezas y muchas otras singularidades que he visto por la tele. Anda, que tiene usted guasa, ¡mira que llamar pueblecito a Ciudad Rodrigo! Lo dirá usted por falsa modestia”.

Pues bien, mientras hablaba la persona X, un hilillo de gustirrinín recorría nuestro cuerpo de arriba abajo y de abajo arriba, y una sonrisilla dulce y medio bobalicona nos hacía creer nacidos en otro mundo de nubes, algodones, sueños e incertezas solamente probables, al haber entrevisto -¿imaginado?- la existencia de un Ciudad Rodrigo poblado de irrealidades ¿o acaso fueran espejismos?

De ahí que dimos en considerar necesaria la acuñación del nuevo verbo “mirobrigensear” y que la Real Academia Española autorice su inclusión en el DRAE,  tras la formulación de una propuesta muy bien fundamentada que acote el ámbito semántico de dicho término lingüístico; así no daremos a nadie gato por liebre, ni correremos el riesgo de que nos lo den ellos/as a nosotros. ¿Vamos bien hasta aquí? Entonces prosigamos. Mientras las muy dignas e ilustres personalidades estudian el expediente y deciden aprobar o denegar la solicitud, las, los, les nacidos/as en Ciudad Rodrigo seguiremos aprendiendo a conjugar los diversos tiempos, modos y restantes formulaciones verbales de “mirobrigensear”. A aprender toca: yo mirobrigenseo, tú mirobrigenseas, él/ella/elle mirobrigensea, nosotros/as mirobrigenseamos… etcétera.

NOTA.- A quienes les resulte dificultosa o algo guturalmente rasposo pronunciar la sílaba gen, estarían autorizados a cambiarla por guen; por cuanto entonces mirobrigensear sería equivalente a mirobriguensear. ¿Conformes todas/os? Ea pues: FELIZ VERANO.

 

19 julio 2022

EL AIRE FRESCO, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

EL AIRE FRESCO, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

Pasan las horas despacio y con agrado, como si uno se hubiese situado en los días vividos felices. La mañana se fue, y se encaró la tarde sin prisas ni ansias, desde la tranquila tranquilidad, y con una sonrisa traída por recuerdos felices vividos.

Toda esta calma climática tan fugaz como feliz me trae ante el papel en blanco una vez más, para llenarlo con cosas que creo importantes trasladarlas a ustedes. Y hoy precisamente, es eso lo que quiero contar, que a pesar de estos días de calor y angustias para los bienes, hombres y naturaleza que tanto han sufrido con sus devastadores fuegos que ha hecho que nada me invitara más que a callar, pues ya de ellos todo está dicho; pero mira por dónde un descanso climático y ya están de nuevo las ganas de estar ante ustedes y ante el papel.

Eso es hoy lo importante, y es que ciertamente el calor pasado como vulgarmente se decía, me hacía líquido el cerebro y todo lo que en este pudiera haber se vertía al vacío como agua que se escapa de un cestillo de mimbre.

Estoy pues, en el milagro de escribir sobre la nada, cuya nada es regalársela a ustedes como descanso de todo lo sufrido por esta alteración climática que parece que vaya a formar parte de nuestro existir, y que aun a sabiendas, llegada con la violencia de estos días, es como si no estuviéramos apercibidos del fenómeno y nos cogiera por sorpresa, reaccionando ante él con cansancio y mal humor.

Aquí estoy pues, contándoles lo bien que me ha sentado que la noche consiguiera bajar unos grados el calor de la casa y del día por el que corría una suave brisa, lo que hizo que el trabajo se realizara sin temor a un desmayo, es decir, hemos estado ante un día que no es más que uno de los muchos que antes vivíamos y no valorábamos, y que ahora lo convierte en una tregua del infierno que nos asfixia (y lo que es peor, parece que se instalará para siempre) y que resulta ser por ello un regalo de dioses, simplemente, y nada más y nada menos, porque nos ha acaricia el rostro el aire fresco.

16 julio 2022

LA SOMBRILLA, por Clara Blázquez Sánchez

 

 

 

 

 

 

 

LA SOMBRILLA, por Clara Blázquez Sánchez

Va en tu hombro delicado, a mi lado.

Juego entretenida con su volante
que mueve caprichoso colores alegres.

En brazos, te sonrío.

La arena dorada teje feliz
un tapiz anaranjado bajo los pies.

Y abres la sombrilla cerca del agua.

Gajos multicolores de lona gruesa, brillan
al desplegarse, fondo de luz marina.

Mi risa infantil, entre mariposas saladas
con cubo y pala, vuela hasta la orilla.

Castillos de conchas se bañan en olas,
olas y caracolas bañan la playa.

Escamas irisadas, pequeñas sirenas
cantan y sueñan bajo la sombrilla.

La brisa, despierta luz azul de aurora,
sopla, su pulso continuo navega los días,
baila las cometas en cada puesta de sol,
acerca el horizonte violeta mateado
hacia la arena atardecida, que ilumina el faro.

Y cierro la sombrilla, su volante
de colores desvaídos roza mi hombro.

Y tú me sonríes despacio, madre preciosa,
delicada, agarrada de mi brazo.


14 julio 2022

ARDE TROYA, por José A. Blanco

ARDE TROYA
, por José A. Blanco
 
No queda clemencia para tanta dejadez. Los dioses montan en cólera y lanzan lenguas de fuego contra los menguados miserables cuyo grito desgarrado jamás se escuchó a pesar del clamor de sus roncas y doloridas gargantas. El aire marchará con viento fresco y con él el recuerdo apagado entre las cenizas de la irresponsabilidad atolondrada. Se veía venir, murmura la tristeza apoyada en el bastón.

13 julio 2022

UN ÁNGEL EXTERMINADOR, por José Luis Puerto

UN ÁNGEL EXTERMINADOR, por José Luis Puerto

Cuando trazamos estas sílabas, un incendio aún sin controlar sigue destruyendo la naturaleza de un área mítica entre el norte extremeño de Las Hurdes y el sur salmantino de las Sierras de Francia y de Gata.

Es una destrucción no menor, pues afecta a un territorio donde, en nuestros siglos clásicos, llamados de oro, se situaba el paraíso terrenal, como hiciera, por ejemplo, el jesuita Juan Eusebio Nieremberg.

La cifra de tal paraíso tiene un nombre, universalmente conocido: Las Batuecas, como sinónimo de edén, de jardín, de tierra en la que, ancestralmente, habitaran esos buenos salvajes de la leyenda, que el bachiller Francisco Sánchez plasmara en su latino tratado ‘De rebús Hispaniae’, y Lope de Vega en su comedia ‘Las Batuecas del Duque de Alba’.

Otro de los enclaves que imanta este confín paradisíaco es el de la Peña de Francia, que, según se dice, es acaso el santuario mariano ubicado a mayor altura en el mundo, en el que se venera una imagen morena de la Virgen, acaso como cristianización de antiguos ritos precristianos que tuvieran lugar en esa cima desde la que se contemplan tierras extremeñas, portuguesas, leonesas y castellanas.

Y las llamas –al parecer, en este caso, no provocadas por la incuria y el resentimiento humanos, sino por los rayos de una tormenta seca, en esta ola de calor– están devorando esta vegetación paradisíaca, esta naturaleza boscosa en la que conviven alcornoques, robles, castaños, enebros, pinos, tejos, alisos… y otros mil tipos de especies arbustivas, entre las que se encuentran la jara, los chaguarzos, las escobas o retamas, los brezos, piornos, carquesas y otras especies de nombres locales tan hermosos.

Tendríamos todos –autoridades, municipios, diputaciones, gobiernos autónomos, ciudadanos, vecinos, y visitantes– que poner mucho más cuidado en nuestros patrimonios naturales, en esas áreas privilegiadas de nuestra comunidad, que configuran también su personalidad y su belleza.

Y tal cuidado habría de estar marcado y activado por numerosos matices: medios económicos y humanos, actitudes respetuosas cuando visitamos nuestros enclaves, limpieza de nuestros bosques y áreas naturales… y todas las medidas que, para ser posibles, requieren que cada cual, sea institución o personas, ponga su granito de arena.

Todo es poco para salvar este territorio mítico de Las Batuecas, la Peña de Francia, la Sierra de Francia, el valle de Monsagro, Las míticas Hurdes…, un territorio tocado por el mito, la leyenda, la arqueología, la paleontología, la antropología y la etnografía y, claro está, hasta la historia y la literatura…, pues de todas esas disciplinas hay patrimonio en tal territorio.

Todo es poco para que, entre todos, de un modo responsable y consciente, seamos capaces de desactivar la acción destructora de ese ángel exterminador de los fuegos e incendios que, en los últimos meses y hoy mismo, está destruyendo áreas maravillosas de nuestra tierra.

ABANDONO ANALFABETO, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

ABANDONO ANALFABETO
, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

Los días amanecen rojo pardo, con el olor y el calor del paisaje después de una batalla, invitan al miedo un más si cabe después de todas las quiebras sociales que nos rodean. Y esta vez la culpa es del fuego, que rompe el equilibrio y la paz de toda nuestra sierra, paraíso y uno de los últimos rincones donde acostarse a descansar de todos los sustos.

¿Pero el fuego es natural, es decir, por sí, o es el bicho humano que con su desatención a los bosques ha dado lugar a ello? Veamos, una tormenta seca y con gran carga eléctrica ha provocado los muchos puntos de fuego, ¿pero qué había en común en todos estos puntos? Pues la falta de limpieza de años, lo que ha traído la facilidad de arder y la dificultad de atajarlos. Y esto no es una apreciación mía, es una observación de todos los refuerzos venidos de otras comunidades para su extinción, pues todos han coincidido que no habían visto bosques más descuidados, y por tanto más propicios al desastre, que estos.

Ante esto, y visto los grandes daños económicos, sociales y ecológicos, por cierto desde hace años anunciados a voces por todos los lugareños ahora afectados, que no tuvieron el eco necesario en los medios de comunicación, ni la atención debida por parte de las autoridades. Ante esto ahora no cabe más que preguntarnos: ¿y de todo este desastre va a haber alguien entre nuestros dirigentes políticos y responsables forestales que diga “esto estaba de mi mano y como tal dimito”? Me da que no, que ahora se trata de tapar el desastre, con el buenismo de turno sobre los campamentos de afectados, todo como si ellos fueran ajenos a los daños sufridos.

Escribo esto, con la pena de perder ya la poca esperanza que me quedaba, que no era más que el refugio en los bosques de nuestra sierra de todos los demás males que recibimos los de a pie, pues como bien nos dice nuestro poeta Santiago Corchete: “En la esperanza hay siempre luz de árbol”.

Será por esto por lo que los dejan arder, y digan como dijo Galdós: “Esto no es nada, siga el fuego”. ¿O la gran tragedia es sólo por el abandono de los bosques por parte nuestra analfabeta clase gobernante que está tan descontrolada como el fuego de Las Hurdes a estas horas?

10 julio 2022

SIEMPRE EL TEATRO, por José Luis Puerto

SIEMPRE EL TEATRO, por José Luis Puerto

El reciente fallecimiento, a los noventa y tres años, de ese genio renovador de la escena del teatro contemporáneo que llegó a ser Peter Brook, que fuera capaz de releer escénicamente a Shakespeare o de realizar una genial puesta en escena del Mahabharata (1987), el fascinante poema hindú, entre otras aportaciones, vuelve a poner el teatro sobre el tapete de la actualidad.

Como también, hace ya unas semanas, el haberse otorgado el Premio Princesa de Asturias de las Letras a ese dramaturgo español, más secreto, o más discreto, que es Juan Mayorga.

Y es que el teatro está siempre ahí, como un recurso humano de purificación y de catarsis, ya desde la tragedia griega; como un social rasgarse las vestiduras de todas las ‘hibris’ o excesos que la sociedad y los individuos cometen.

Porque el teatro, cuando es tal, cuando es de verdad, pone siempre el dedo en la llaga de ese monstruo que habita, con tanta frecuencia en el corazón y en el alma del ser humano, en el corazón y en el alma de la sociedad.

El teatro, en nuestra cultura, nace del rito, es en su origen rito. Un rito dionisíaco de ebriedad y de celebración de la vida y del vino, de esa embriaguez que nos provoca el existir cuando tomamos conciencia de que es un don, de que es un privilegio, y de que, por ello, ha de situarnos siempre en la estela de la celebración, pese a que la vida esté atravesada por no pocos dualismos y contrastes.

Y es curioso que, si el teatro en su origen es rito, en el mundo contemporáneo, toda una serie de corrientes dramáticas han querido recuperar, cada una a su modo, ese carácter ritual que ha de tener el teatro para ser tal.

No podemos ahora ni dar siquiera un repaso a todas las propuestas contemporáneas de devolver la ritualidad al teatro, de ritualizarlo. Recordemos siquiera nombres, tan diversos pero, al tiempo, tan significativos como los de Bertolt Brecht, Meyerhold, Stanislavski… y varios más.

Y recordemos, cómo no, al francés Antonin Artaud, que, desde una cierta excentricidad y ‘locura’, recorrió diversos caminos para tratar de llegar hacia un arte total y absoluto, que tenía en el teatro una de sus expresiones privilegiadas. Es el creador de lo que se dio en llamar “teatro de la crueldad”, sobre el que publicara un manifiesto en 1948. Artaud quería “restablecer en el teatro una concepción de la vida apasionada y convulsiva”.

En la tradición teatral europea, ya desde los tiempos medievales, el teatro salía a la plaza pública y, a través de diversos tipos de escenificaciones y de farsas, ponía la realidad convencional patas arriba y ejercía una crítica despiadada y purificadora de las hipocresías y convenciones humanas y sociales. Es una de sus funciones, que, por ejemplo, el dramaturgo italiano Darío Fo, Premio Nobel de Literatura, ha sabido traer hasta nuestra contemporaneidad.

Este verano, en bastantes de nuestros pueblos, a lo largo y ancho de nuestra geografía, se van a escenificar y a representar obras de teatro de muy diversos tipos. Y es que la querencia dramática se encuentra incluso hoy viva entre nuestras gentes.

Porque el teatro siempre está ahí, como rito y recurso humano para poner el dedo en la llaga sobre todas nuestras ‘hibris’ o excesos, y para conducirnos a esa purificación o catarsis rehumanizadoras.

09 julio 2022

LA PEQUEÑA WATERLOO, por Miguel Ángel Largo Martín

LA PEQUEÑA WATERLOO, por Miguel Ángel Largo Martín

A veces la historia tiene muchas casualidades. Eso es lo que ocurre con los acontecimientos ocurridos el día 25 y 26 de septiembre de 1811, y la batalla de Waterloo celebrada el 18 de junio de 1815.

Después de que las tropas del mariscal Marmont sorprendiesen a las de Wellington en los altos de El Bodón, las aliadas se retiraron hacia Fuenteguinaldo. Esta retirada fue dirigida por el general Picton. Justamente este pereció en la batalla de Waterloo, como es bien sabido llevando la ropa que vestía la noche del día 15 en el baile dado por la duquesa de Richmond en Bruselas. Y es que Picton tuvo que participar con sus galas de baile en la famosa batalla, ya que no había recibido su traje militar debido a la premura del avance de Napoleón desde Charleroi.

Durante esa retirada de las tropas aliadas desde los altos de El Bodón a Fuenteguinaldo en la tarde del 25 de septiembre de 1811, tuvo su bautizo de fuego el príncipe de Orange, el futuro rey Guillermo II de los Países Bajos. Y es que el flacucho, como así era conocido, estaba a las órdenes de Wellington en la Península Ibérica desde 1811. En la batalla de Waterloo el príncipe participó nuevamente a las órdenes del Lord, y allí fue herido. Precisamante en el lugar donde fue herido el flacucho, su padre, el rey Guillermo I ordenó levantar una colina artificial que sería coronada con un gran león para conmemorar la famosa batalla.

Pero no son solo estas dos las casualidades que unen a Fuenteguinaldo y Waterloo. Las otras se refieren a la distribución de tropas realizada por Wellington delante de estas dos localidades.

Tras la retirada a Fuenteguinaldo, el general inglés decidió situar su vanguardia en tres puntos: la izquierda en el alto Guinaldo, el centro en la ermita de San Fausto (actual cementerio), y la derecha en la cruz de la Villa. Además, por el medio de esta distribución de tropas pasaba la cañada real, el camino que desde Ciudad Rodrigo iba hacia Extremadura. Esta fue una distribución muy parecida a la que planteó Wellington en Waterloo, donde situó su vanguardia también en tres puntos: el de la izquierda en la granja de Papelotte, el centro en la Haye Sainte y la derecha en la también granja de Hougouont. Además de esta distribución en tres puntos, por el centro de ese plano circulaba el camino real entre Bruselas y Charleroi.

Pero aquí no terminan las coincidencias, ya que nos encontramos con otra más. Wellington en Fuenteguinaldo utilizó el terreno ondulado que existe entre los tres puntos avanzados y la villa, para hacer creer al mariscal Marmont que disponía de más fuerzas de las que verdaderamente tenía en la localidad. Así como para dar la impresión que el terreno delante de la villa era insalvable para la caballería napoleónica. Y no le salió mal, ya que Marmont no atacó a los aliados en Fuenteguinaldo pensando en su inferioridad y en que su caballería no tendría posibilidad de salvar a todo galope las hondonadas cercanas a la localidad.

El terreno hacia el sur de Waterloo también es ondulado, y aquí Wellington utilizó una estrategia parecida a la de Fuenteguinaldo. Pero ahora el general inglés utilizó lo ondulado del terreno para hacer creer a Napoleón que disponía de menos fuerza de la que realmente tenía. Y le salió bien al Lord, ya que el Emperador no podía ver lo que ocurría tras las líneas aliadas, y envió a su caballería y a su Guardia Imperial a un terreno donde le era imposible visualizar las tropas enemigas.

Fuenteguinaldo pudo ser la tumba de Wellington, mientras Waterloo fue su encumbramiento definitivo. Pero a pesar de los casi cuatro años que transcurrieron entre ambos acontecimientos, encontramos varias casualidades entre los hechos acaecidos en los dos lugares, por lo que podríamos atrevernos a decir que Fuenteguinaldo fue la pequeña Waterloo.

07 julio 2022

IDEAS EN TORNO AL LIBRO Y LA LECTURA, por Santiago Corchete Gonzalo

IDEAS EN TORNO AL LIBRO Y LA LECTURA, por Santiago Corchete Gonzalo

Cuando fue convocada el presente año la celebración de la Feria del Libro, un año más en la calle Lorenza Iglesias, sentí que mi corazón dio un vuelco de alegría al constatar que nuestra ciudad, homenajeaba y ponía de relieve durante breves días  la necesidad del libro y la lectura para poder gozar el disfrute de la libertad en plenitud individual y colectiva… Por fin algo era realizado en la buena dirección para superar los azares de la vida, así como tratar de romper siquiera sea alguno de los múltiples eslabones que conforman la cadena de la más insoportable soledad humana: la de la incultura. No puede caber duda acerca de que los mirobrigenses hayamos comenzado demasiado tarde este tan provechoso ejercicio ritual lector, excesivamente tarde quizás, y así nos abundan los déficits conductuales cívicos y sociales. Recordemos que Madrid las inició en 1933, plena 2ª República, con el trasfondo temático de la “Semana Cervantina”, que fue suprimida durante los primeros años de la dura etapa franquista, si bien logró ser reiniciada años más tarde con lo que ya se halla en su 81ª edición.

Añadamos que México comenzó la suya en 1924 para fomentar la lectura con el formato de Feria del Libro también, y que la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires es la más concurrida del mundo hispano parlante. No obstante, en todas ellas: grandísimas, grandes, medianas y pequeñas subyace el cálido homenaje que las letras hispanoamericanas rinden a quien es su autor universal por antonomasia: Miguel de Cervantes, así como los personajes de ficción literaria en español quizá más relevantes y arquetípicos: don Quijote y Sancho Panza. Sobran, pues, en la rotulación genérica de las Ferias del Libro mencionar o añadir nombres de otros autores, para evitar las publicidades encubiertas y los agravios comparativos, con mayor razón si éstos se hallan aún vivos, como es el caso de F. Arrabal. De sabios será rectificar en las próximas ediciones que se celebren de nuestra bienamada Feria del Libro. ¿Sugerencias? Alguna referiré a continuación con sumo agrado:


A).- La primera de todas pudiera ser ¿por qué no incluir en el rótulo genérico “Feria del Libro de Ciudad Rodrigo y su Tierra”? Considero que Afecir, si continúa siendo la promotora de la misma, e inclusive Adecocir si se suma a tal iniciativa, ambas verían  con agrado semejante inclusión.


B).- Asimismo estimo muy conveniente la creación de un amplio Comité Técnico organizador capacitado para planificar, programar y coordinar el conjunto de actividades que irán desarrollando los contenidos de cada una de las jornadas. Además de los promotores, tal comité estaría integrado por personas representantes del Ayuntamiento, Asociaciones culturales relevantes, Instituciones educativas de los diversos niveles existentes en el entorno, etcétera.
Conviene recordar que la incitación a la lectura es común a públicos muy diversos y de todas las edades, pero de una manera muy especial al sector infantil-juvenil, ya que el hábito lector debe comenzar cuanto antes, y las nuevas generaciones se hallan poderosamente atraídas por las tan atractivas y muy publicitadas nuevas tecnologías que los alejan del libro dado el esfuerzo de concentración imaginativa e intimidad que requiere la práctica provechosa de la lectura.


C).- Dada nuestra privilegiada situación geoestratégica tan apta para ejercer la interculturalidad, ¿por qué no hacer algún guiño-invitación a los vecinos portugueses para que sumen sus ofertas de libros y autores lusitanos en la “Feria del Libro de Ciudad Rodrigo y su Tierra” que, el año 2023 podría adquirir nada menos que su internacionalidad? Constituiría una novedad tanto para las editoriales, libreros, autores y lectores de ambos lados de la raya virtual que nos une. Seamos optimistas en el ámbito cultural del libro, para efectuar con dicho producto de consumo humano lo que ya se viene haciendo en otros sectores económicos con absoluta normalidad y éxito entre portugueses y españoles.


D).- Resultaría muy beneficioso conocer la cantidad de Ferias del Libro que lleva celebradas Ciudad Rodrigo, sin hacer distinción de los diversos formatos con los que se hayan desarrollado. El gremio de libreros mirobrigenses puede facilitar la memoria de todas ellas, y posteriormente ser avaladas/completadas  por alguna entidad archivística municipal. Ello permitiría dar un número de orden correlativo a cada Feria pasada, presente y venideras, poniendo de manifiesto la voluntad continuadora de su edición.

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[remito el archivo de un texto acerca de la Feria del Libro de C.R./2022 cuyos déficits organizativos me exasperaron un montón. La primera redacción que envié a cierto medio de información local era dura en el fondo y suave en la forma, pero no la publicaron. Pregunté por qué. Silencio. Suavicé más el fondo y la forma. Silencio. 

Volví a suavizar más aún la una y lo otro hasta quedar el texto tal y como puedes leerlo en el archivo....Más silencio. Jamás había rechazado nadie un texto escrito por mi, ya que desde el franquismo acá he tenido que "torear" la censura en numerosas plazas; acaso algún ligero puntacillo o pisotón quizá...muy poca cosa. No, no ha sido por mérito propio, simplemente fue gracias a la experiencia de no jugarse el tipo ante morlacos sin casta.
      Por eso lanzo a todos los aires este grito:
 ¡¡ VIVA LA LIBRE EXPRESIÓN !!]

ATRÉVANSE, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

ATRÉVANSE
, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

Acabo de leer el poemario de Santiago Corchete titulado “La sombra en el jardíny nada más terminarlo he sentido la necesidad de escribir sobre él, para poder hacer así extensivo un libro que considero importante, al tiempo que también, por agradecimiento por la dedicatoria personal que me hizo al regalármelo y entregármelo personalmente.

Lo primero que pienso antes de ponerme a hablar de este poemario, es la dificultad que va a encerrar, pues mientras lo leía empecé a subrayar aquello que consideraba bello o importante para yo poder releerlo más fácil y contarlo mejor, pero resultó que todo él se convertía en una línea continua, con lo cual, trabajo fallido. No obstante, intentaré por mi cuenta transmitirles aquello que me resalte más de su precisa, preciosa y honda voz, lo cual será mejor que todo lo que yo pueda decir, pues desde la suya se encara con acierto la verdad de la mentira de la vida, desde la mirada de la suerte tenida de haberla vivido a pesar de todo.

Sus palabras, como ustedes verán, son limpias y desnudas las que con su dudosa verdad van generando la frase precisa para definir lo infinitamente impreciso de la vida. Con un lenguaje tan cargado de bellas y cultas palabras como de sencillez y fácil entendimiento. Todo ello dentro de un salir del dogma de doctrina única para hacer la espiritualidad tan actual como universal y cósmica.

Y he dicho todo esto, porque él así nos lo dice introduciéndonos de esta manera:

Afíliate a las listas. El jardín

precisa voluntarios: como tú

que a pesar de saberse desterrado

te consuela gozar el alquiler

del sueño apasionante de vivir.”

Y nos sigue diciendo de la espiritualidad:

Las palabras, un bosque

donde Dios se ha perdido para el hombre.” 

 

que cada quién elija su canción

su religión, su dios y su esperanza.”

Del momento en que vivimos:

Por falta de clientes, parroquianos,

merchantes, allegados y usuarios,

el Club de la Expresión Directa y Llana

ha cerrado sus puertas.

¿Hasta cuándo?”

Nos sitúa en el momento actual de esta manera:

Se ha ausentado la fe en nosotros mismos

(y también en el otro y en los otros),

por cuanto todo acaba en sus cenizas

con el peor dolor: la indiferencia.” 

 

En la desposesión está el secreto

de la nobleza y la longevidad.”

De la muerte nos dice:

Mortal y terrenal constatación de la vida loviéndome…”

Y a pesar de todo de la esperanza dice:

en la esperanza hay siempre luz de árbol.”

De la guerra y el poder:

No las armas, las guerras ni el poder; la mejor ley conforme a la razón se hace en él impulso ético.”

Del vivir:

...Vivir no es un paseo, sino una constatación elemental de muchas malas noches sin dormir y escasos buenos ratos.”


como amar, vivir es compartir caminos.”


Vivir es actuar.”


Ponte a vivir, no le dés vueltas:

la eternidad, que espere...”


Y así de bien dicho y claro, muchos más que estos contiene “La sombra en el jardín” de Santiago Corchete, al que yo he tratado de acercarles desde la inseguridad de lo elegido, y la pena de no poder ser todos, y por esto precisamente me atrevo a decirles que ustedes tendrán mucho que ganar y gozar si se atreven a entrar en el jardín.