UNO SE ACOSTUMBRA, por Mara Guadalix
Se acostumbra a ver una sombra a su lado,
Se acostumbra a una voz que a duras penas dice nada,
Se acostumbra a unos pasos cansinos, arrastrados
Se acostumbra a una sonrisa hueca y lejana
Se acostumbra a unos ojos sin brillo, como noche cerrada
Se acostumbra a dar explicaciones de sus actos a quien anda por ahí vegetando,
y sobrevivimos juntos a la miseria que queda de aquel amor que hubo.
Uno se acostumbra a no ser,
a no dar ese paseo por el río o la plaza,
a no tomar sus vinos con los amigos,
ésos que quedan,
y piensas en los que de a poco han ido cayendo,
piensas también en no hacer ese viaje soñado
Uno se acostumbra a no vivir,
porque así de jodidamente cobardes somos,
y adaptarse no es tan bueno,
sobrevivir no es vivir.