VILLAMAYOR, MI PUEBLO, por Mara Guadalix
Seco y deshabitado,
campos segados,
pueblo pequeño y mío,
de silencios y olvidos,
mi pueblo morañiego
allá en el alto cerro
del susurro de un viento
frío y ciego,
sus casas de adobe enjalbegado,
como una vieja porcelana
blanca y desmoronada,
se han quedado vacías,
sus fachadas, su plaza, su fuente,
su iglesia con torre de espadaña,
que sólo celebra misa
en los entierros
y en la fiesta del pueblo,
la escuela sucumbió a la ausencia de niños,
risas y cánticos se han difuminado
como aroma de gente y trigo.