UNO DE VALLADOLID, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Tener tapado a quién va a subir a la tribuna a dar la réplica al discurso de intento de investidura por parte de Feijoo, es sin duda una estrategia más de la dura batalla que se juega en ese ring dialéctico que es el Parlamento, donde se encuentran las diferentes formas de pensar de los que viven y cómo se viven también de diferentes en el país. Que en un principio cuando salió pensáramos que era un segundón con el único fin de hacer una faena que tapara la ausencia en el debate del presidente en funciones, para así ampararlo de los ataques, pero que inmediatamente empezado su discurso vimos cómo nos equivocamos con esta apreciación, pues éste captó la atención de todo aquel que tuviera unos mínimos de atención y de conocimientos de los avatares sociopolíticos actuales, al tiempo que casi inevitablemente al oírlo hacía que uno se posicionara y participara de los intereses de lo que hay en juego y de las tensiones que estas provoca. Dejó muy claro qué defienden y a quienes unos y otros, con su discurso de media hora larga que se les hizo a los diputados del PP eterno, hasta el punto de liarse a patear, entre otras cosas por no aguantar la certera disección del discurso sobre el hacer y estar en la cámara con el que les dejaba una foto tan fea de todos ellos, que ellos mismos al verla no la podían soportar.
Todo esto hecho con una increíble capacidad para hacer fácil lo difícil, como es a veces sacar una imagen limpia y clara, en medio de un bosque mediático que oculta y empeora lo de difícil comprensión y también por las palabras que ocultan hechos contrarios a lo que se está diciendo y haciendo día a día.
Que Óscar Puente, el que salió como un desconocido del que había la sensación de ser sólo la tapadera de una ausencia presidencial, fuese uno de Valladolid, para que después de su discurso pasase a ser el autor de una intervención la cual seguro pasará ya a la historia parlamentaria como uno de los discursos más certeros y mejor ensamblados en la Cámara, eso sí que fue toda una sorpresa, convirtiendo Puente con el discurso el triunfo en doble al ganar no sólo con los votos sino también con sus poderosas razones.