Por culpa de un simple mal paso doméstico, caí al suelo y me fracturé la cadera izquierda. Sucedió a comienzos de junio pasado y, desde aquel día, he estado incomunicado para centrarme por completo en la recuperación del infortunio: intervención quirúrgica a base de la implantación de una prótesis, periodo postoperatorio, e ingreso en una residencia de mayores equipada muy bien en cuestiones de fisioterapia para este tipo de rehabilitaciones. Elegimos una de Cáceres porque allí viven mis hijos -encima el varón es médico- y ello repercutió en un menor plazo de estancia, unos tres meses dedicado a la fisioterapia por entero. Otro mundo. Hubo por medio que superar algunas complicaciones menores... y partiendo de la silla de ruedas logré alcanzar el uso y apoyo del andador, hasta lograr la meta del bastón en la que me hallo ya dado de alta en nuestra casita de Badajoz.
Conocí en su momento el fallecimiento de Román Durán, un "parajódico" de los nuestros en alma y corazón. Descanse en paz. Con vuestro permiso, quiero dedicar a su recuerdo el siguiente poema, que lo escribí en uno de aquellos días tan dolorosos:
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PARQUE DEL PRÍNCIPE, por Santiago Corchete Gonzalo