Y
yo qué nací mañana, en un arcoíris, tras un día de sol y lluvia, siento en mi centro oscuro la fuerza del dolor, el peso de la muerte, la tristeza cortando sin piedad y por sorpresa, las vidas de
inocentes, en la barbarie salvaje de un par de unos que nos han hecho
cuestionar nuestra seguridad, y el precio de la vida. Y pienso si este
once, aciago y repetido, tiene algo que ver con Atila y los Hunos, por
aquello de la destrucción, ya, ya sé que difieren en una h, pero
también sé que es muda, casi tanto como la conciencia, a veces fría, cruel y desalmada, podría decir inexistente.
Y en
este instante de pensamientos rotos, afilados y rojos, quiero hacerte
llegar mi descontento con la ausencia de paz y la falta de aliento.
Una
sociedad malencarada, violenta, en declive, debe abrir los ojos,
despertar y poner freno a lo que nos acompaña y hace daño.
Yo que nací al borde de la primavera, no pido las rosas que llegarán sin duda, pido la paz y el pan sobre la tierra.