ES MUCHA LUZ, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Queda poco tiempo, hasta el 2 de junio, para poder visitar una exposición de los alumnos del CEPA “José Tomás de Mazarrasa” con nombre “Buscando nuestras raíces”. Se trata de las lucernas, las que hicieron posible el sueño del hombre de dominar la luz para servirse de ella.
Todo lo que se muestra en la exposición, como lo que se nos contó en la conferencia Lucernas de manos de la profesora Ana Jiménez Díaz se visualiza en la exposición en la Casa de Cultura, la cual es de sumo interés para comprender no sólo el proceso de avance y dominio sobre la luz, sino que a través de las lucernas conseguimos una mayor comprensión de la historia humana, pues partiendo de estas podemos saber las épocas y lugares donde se obtuvo la materia prima, así como fue su proceso de fabricación, lo cual nos mete de lleno en una comprensión, nunca mejor dicho, con más luz de la historia humana.
Están representadas por épocas, desde la protohistoria hasta el Al-Andaluz, y hechas con las mismas materias primas que usaron en la antigüedad para su elaboración. El resultado son piezas que si no te dicen que pertenecen al taller ciertamente creerías que son auténticas, por tanto ciertamente mi enhorabuena a los alumnos. Muchas están cargadas de belleza, y todas de información, tanto sobre la época en que se hicieron como sobre los avances en la elaboración.
Existen piezas llamativas, por tener dibujos, con lo que pasan ya a ser decorativas, como saber la pertenencia a la época, y en qué época se hacen movibles gracias a su asa. Así, como la que tiene puesto el taller en que fue confeccionada, con lo cual la convierte en el objeto publicitario más antiguo conocido, como las que son capaces de reciclar el aceite para ahorrar. Y una, impresionante, de la época romana, que tiene representada una historia egipcia sobre los que se hacían a la mar que eran llevados en naves conocidas como carros a una fiesta antes de pasar al barco, que era como nuestros carnavales antes de cuaresma, y sobre lo cual existe la hipótesis sobre dicha historia nada más y nada menos, que dado que a estas barcas se las llamaban carrus navalis, que fuera de donde pudiera haberse derivado y nacido la palabra carnaval.
Podría parecernos que la luz de una lucerna es poca cosa, pero pensemos en lo que significaban en las cuevas prehistóricas, entonces aún no confeccionadas sino que se usaban las cavidades de las rocas para echar en ella la grasa animal la cual quemaban y les daba luz. Y más recientemente, cuando el ataque a las Torres Gemelas dejó a estas sin luz, y un conserje que conocía los sótanos con la pequeña luz de un puntero consiguió que gente perdida le siguieran hasta la salida. Y así salvó la vida de 60 personas.
Y es que un poco de luz es mucha luz.