GOOOOL…. PERO DE QUIÉN, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Es muy seguro que antes de rodar el balón todo suceda en los despachos, y esté amañado como la vida misma, pero cuando este se pone en juego con su su impredecible redondez, ya todo es magia y verdad también, como en la vida, en la que incluso a veces puede terminar ganando aquel que menos méritos hizo, al igual que con la condición humana.
Esto hace que incomprensiblemente hasta una viejecita que dudo sepa bien si el balón es redondo, vaya por la calle saltando de contento cuando su España ha ganado. Y con ella todo el país, pues nos redimió por unas horas o días del mundo en el que actualmente transitamos, que es más bien feo, y lo que es peor de él, eso que nos espanta por su falta de futuro con sus amenazas ciertas de posible guerra mundial, de un calor capaz de abrasar al más adaptado a él, y de todos nuestros fracasos y de las inseguridades que estos traen.
Este artículo fue escrito poco después del triunfo de España en la Eurocopa, ese que anestesió al país entero y nos hizo soñar todo lo señalado anteriormente, y con el que al final gocé por partida doble, como todos por el triunfo, y aún más viendo la cara de alegría de mi nieto al alzar la copa. He dejado que pasara un tiempo para publicarlo y no estropear la nube gozosa en la que estábamos, para hacerme unas preguntas que creo deberíamos ser todos los que nos las hiciéramos, y que con ellas el sueño pues como que se desvanece un poco y bajamos de la nube redentora que llegó con el triunfo del domingo.
¿Es bueno o es malo que existan estos paréntesis? ¿Son un beneficio o cloroformo adormidero? Lo digo porque la cosa ya viene de lejos, como me recordó mi avispada profesora María Antonia de cuando los romanos, que sabios ellos, decían: “al pueblo, pan y circo”. Pues si la independencia económica es cada vez menos posible en los jóvenes y el futuro es negro, puede que no convengan estos sueños, o sean cada vez más peligrosos, porque pueden servir para anular al encararse al duro diario y sobre todo a los que más lo hacen así.
Ciertamente no sé qué contestar si es mejor soñar con el balón que somos buenos y triunfadores, o anularlo y enfrentarnos a la realidad. Porque sí, gooool… pero de quién.