EL ENIGMA DE FELICIANO EN UN 24 DE MAYO, por José A. Blanco
Alguien descolgó la lámpara del pasillo, con ridícula premeditación la envolvió entre paños de envidia y rencor y bajó las escaleras para ocultarse, sin un mínimo de decencia, en la sombra de la sospecha injuriosa y calumniadora. El misterio deambula enrarecido y el cuerpo del delito a saber si descansa tranquilo.