SIN PERDÓN, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez
Escribir de Palestina cuando todas las palabras parecen inútiles cuando Netanyahu y sus acólitos no están dispuestos a ninguna solución digna para ese pueblo que ya no es un pueblo, si no un montón de seres deshumanizados que cabalgan sin nada hacia la nada, pues todo ya, les ha sido arrebatado, territorios, seres queridos y la dignidad.
Está ahora empezando a ser reconocido todo su sufrimiento, quizá tarde, pues ya tiene difícil marcha atrás, o cuando este no sea más que una quimera imposible. Y ojo, porque en medio de estos plantes de organizaciones gubernamentales, deportivas y de carácter mundial, hay quien todavía niega lo que se hace con ellos, no solo que sea un genocidio inhumano, si no que en su decir el pueblo israelí actúa en su defensa. La cosa tiene bemoles, y eso viviendo los hechos en directo, entre otros, las continuas matanzas de niños indefensos y la destrucción de hospitales. Qué sería si el escenario estuviera ciego, como ha pretendido convertirlo el gobierno israelí, asesinando a todo periodista que se le pone por delante.
Y aquí, en nuestra casa, o sea en España, el jefe de la oposición, Nuñez Feijoó, y la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, poniendo al gobierno central, como el más malo del mundo mundial, y tratando de mostrarlo como un apestado como el resto del mundo, por estar donde debieran a estar todos aquellos políticos que tengan sentido de la dignidad. Lo cual también tiene su aquel, y mucho, pues cuando estos predican así, es porque creen que en medio de esta tierra ya baldía de humanidad, tienen con sus emponzoñadas palabras posibilidades de cosechar adeptos para su impresentable estar.
Esperemos que poco a poco esos focos de resistencia y luz que últimamente se han abierto, se intensifiquen y sirvan para algo. Aunque me temo que si las reacciones no son rápidas, no habrá palestinos para verlas y vivirlas, ni fuerza que pare al gobierno criminal de Israel.
Si así es, la humanidad una vez más, después del genocidio que sufrieron los judíos, se hundirá en otro aún peor, el ahora hecho a los palestinos por los que lo sufrieron, sin más explicación que el deseo de aniquilarlos mientras no se demuestre lo contrario, a cambio de un territorio con riquezas.
Puede que su dios perdone a su pueblo elegido, pero ...¿Quién podrá perdonar entonces a su dios?
¿Y quién a quién consiente tales dioses?
Todo esto representa un fracaso de la humanidad, sin perdón.