INOCENCIA, por José A. Blanco
Aquella
tarde llegó sigiloso, por detrás, siempre lo hace así. La inocencia
hablaba de chismes cotidianos e historias de pubertad. Risas, miradas,
complicidad... Un instante y la amargura del destino, esa gran mentira
universal, la envolvió en la oscuridad de un profundo sueño. Ahora la
providencia vela porque cada suspiro sirva de esa luz que ilumine el
despertar de la sonrisa que la mala fortuna quiso robarle antes de
tiempo.
A Aroa, con todo mi cariño.