RECORDANDO, por Clara Blázquez Sánchez
Unos minutos para acabar de colocar los 5x5 en la carcasa, dejar listo el pulsador manual y comenzar. Sus palabras roban la atención y enfocan la pantalla...
—En la zona más elevada, la arcilla de la colina se talla hosca, Castillo Rojo, muros y torres muestran su sobriedad nazarí recortando su silueta con un plano azul celeste.
Un arco de herradura aguda abre al paseo por Tiempo musulmán.
Los sentidos se escapan,
conectan patios de agua,
fluyen en el canto de estanques,
Arrayanes
tocan laudes, los envuelven
cañas de viento y percusión,
un beso suave, platillos de cobre rozan el sonido.
La luz de mediodía viste los zócalos de brillo,
acaricia el orden geométrico de las teselas en rojos,
azules, verdes y amarillos,
haciendo que estos colores palidezcan extramuros.
Asoman estucos para mirarnos,
“arte de la línea”,
caligrafía que susurra épocas, astros,
y personajes a nuestros oídos.
Una cinta delicada de poemas, versa
las rimas de la belleza de cada espacio,
desvelando su significado.
El paseo, embelesado, se adentra
en el laberinto de la geometría del artesonado,
se pierde entre estrellas,
policroma sus puntas,
lee maderas imbricadas por artesanos.
Celdillas, cúpulas,
lóbulos redondeados proliferan con la luz
en un baile de infinidad de matices dorados.
Color canela, hechiza
el cardamomo y el clavo,
sedas e hilos de oro
anudan alfombras,
agua con flores de mirto en verano.
Danza el embrujo entre el mármol,
columnas cortas, delgadas,
bajo collarines, formas vegetales curvadas.
Arcos lobulados de ensueño,
flanquean doce Leones que vierten agua,
hacia ellos corre otro patio.
Arcos y bóvedas de muqarnas
rinden espacio en la Sala de Reyes.
Patio de los Leones.
Sobre un ritmo de tambores octogonales,
crecen celdillas cóncavas y convexas
formando un inmenso panal soñador
cuya madera policromada nos embriaga.
Sala de la Barca. Comares.
Sala de los Mocárabes.
Huele a embrujo, la Alhambra
empodera con su magia,
atardece de ensueño entre rojos y dorados
olores que se escapan de la Alhambra.
Ha sonado el timbre. Aún sentados y apretados en los pupitres, pasan unos minutos volviendo lentamente a recuperar los sentidos.
—Encienda.
Concluye, nos devuelve la atención y el fluorescente finaliza la clase. El proyector descansa de lanzar mil diapositivas por cada palabra de la exposición magistral del Catedrático en Historia del Arte.
Recordando lo inmenso de asistir a sus clases en la Facultad. Siempre gracias.
Clara Blázquez Sánchez.
23/01/23.