30 agosto 2023

REX O UN AMIGO FIEL, por José A. Blanco

José A. Blanco
REX O UN AMIGO FIEL
, por José A. Blanco
 
Te fuiste y llevaste parte de nuestra esencia contigo, canalla. No estoy triste por tu ausencia, porque el recuerdo llena el vacío de esta soledad que se pierde dando bandazos por los caminos de Dios y los recovecos de la complicidad. Descansa y lo haremos juntos. Tú en mi memoria. Yo siempre contigo. Eso sí, el luto hasta que lo borre el tiempo.

29 agosto 2023

¡CUIDADO!, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

José Luis Sánchez-Tosal Pérez
¡CUIDADO!, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez


    Empezaré diciendo antes de que la ola arrasadora me coja a mí también, que sí, que Rubiales tiene que dimitir, puesto que las formas han dejado todo que desear. El gesto hecho en el palco donde estaba reina y visto por el mundo entero es suficiente.

    Ahora, hablemos de la segunda parte, el beso y el alzamiento a hombros de otra jugadora, son también impropios del escenario en el que se desarrollaba. Del primero hay que decir que aunque las cámaras no lo capté con claridad, sale con una cara lejana a la desaprobación, pues parecía sonreír, no porque en ese momento quizá piense nada, si no por la sorpresa, y en su primera declaración creo que lo dijo, como que no tenía mayor importancia. La otra, que es alzada al hombro, claramente en este caso se ve con unas risas de estárselo pasando muy bien, sin ninguna conciencia de que esté haciendo nada inadecuado, seguro que llevada por la euforia del momento triunfal.

    Por tanto, ¿debe Rubiales dimitir?, sí, ¿pero por un comportamiento inadecuado o como un monstruo? Creo que sólo por lo primero, lo segundo sería más de lo que allí pasó, y que ciertamente no debió de pasar, menos en el escenario que sucedía, y también debido a su tozudez de no reconocer su no saber estar.

    Pero ojo, y cuidado, con las formas que tanto han presionado, para conseguir lo que él solo tenía que haber hecho, dimitir, que están dando el resultado de una vida en peligro, la de su madre.

    La pregunta ahora es: ¿cuánta razón le corresponde a esta mujer?

28 agosto 2023

LAVANDAS, por Clara Blázquez Sánchez

Clara Blázquez Sánchez
 

 

 

 

 

 

 

 

LAVANDAS, por Clara Blázquez Sánchez

 

Lavandas.

Imprescindibles pinceladas poéticas,

si no están, se echan de menos.

Tintes, tonalidades moradas

pintan bucólicos pueblos

en estos días de verano.

Las tierras del Tajuña se visten de gala,

sus lomas se bordan, de poesía

en hiladas, con lila, violeta y malva,

la floración de la lavanda les abraza

con ramos de espigas bordadas,

un fresco olor pincela el aire

con paleta perfumada en malvas.


Linos blancos en los campos,

cielo despejado,

lienzo azul soleado,

sol y sombreros de paja,

entre surcos de arcilla naranja,

hileras peinadas, lavandas,

la tierra se aferra a los pies,

una brisa suave perfuma la cara,

belleza natural, lavandas

en puesta de sol anaranjada.


Olor a miel de la Alcarria,

al zumbido meloso de las abejas

en los campos de dulce lavanda,

olor a miel

de flores malvas y a flores malvas

hechas piñas de lavandas,

olor a casa

de fresca fragancia,

a artesanales jabones,

a aceites esenciales,

a orujos de flores,

olor a alegría

que celebra el espectáculo de la luz

creando un tupido bordado floral

en tonalidades violetas, engamadas

desde el alba hasta el ocaso.


Huele al color maravilloso

de las calles y sus gentes

que se pasean con sombrilla,

de las fachadas y su interior

que se abrazan con guirnaldas,

de las plazas que se reúnen

con cestas de esparto trenzado,

huele, al color que cobra vida

al anunciar la recogida

de la cosecha perfumada

de las lavandas maduradas.

Preciosas, delicadas,

sostienen

siempre gracia y belleza

en sus espigas moradas.

Míralas bien,

¡Son lavandas!


Es la fiesta de la lavanda,

Brihuega,

más bella, si cabe,

con su sabor y su aroma,

hoy me lleva de la mano…

A la Puerta de la Cadena,

entrada norte del recinto amurallado,

mirando las almenas, allá a lo alto

con mis trenzas de los cuatro años.

A las Fuentes de las Eras en la Alameda,

merendando, algarabía en La Cristalera.

A las copas de barro bajo el alero de casa,

parloteando, siguen las golondrinas azules.

A las bellas arquivoltas de San Felipe,

compartiendo monillas de caramelo,

dulce domingo.

A la fuente del Jardinillo,

jugando a su alrededor al corro la patata.

Al románico de Santa María,

Junto al Castillo de la Piedra Bermeja,

caminando hacia las escuelas,

cuatro paseos, a comer a casa.

A las Cuevas Árabes, caños de agua fría en El Coso,

aupándome para alcanzar.

A la reminiscencia mudéjar en San Miguel,

sonriendo camino al río, el molino hacia Malacuera.

A la Real Fábrica de Paños de arquitectura industrial,

arrastrando mi oso inseparable de trapo.

(creo que esto ya lo he contado)

Brihuega hoy me lleva de la mano con su olor

ese olor de niñez feliz atesorado.



Brihuega. Campos de lavandas.

Fiesta de la lavanda. 23/07/23


Clara Blázquez Sánchez.

26/08/23

27 agosto 2023

EL HIJO DEL PASTOR (EN MEMORIA DE MANUEL, por José Luis Puerto

José Luis Puerto
EL HIJO DEL PASTOR (EN MEMORIA DE MANUEL
, por José Luis Puerto

     “La vida está hecha de nadas”, como indica el escritor portugués Miguel Torga en un verso memorable. Y, entre esas nadas, entre esos pequeños hechos que dan sentido a nuestro existir, se encuentra el encuentro con amigos y gentes conocidas, las conversaciones con ellas, el fulgor que nos transmiten, el sentido que nos regalan.

    Ese fulgor, ese sentido los experimentaba en los inicios de este mismo verano, cuando, al llegar a mi lugar de origen, me encontraba con Manuel Fraile Martín, unos años, pocos, mayor que yo, que, como albercano humilde –como casi todos–, hubo de emigrar a buscarse la vida, en Suiza, y que terminaría por establecerse en el país vasco, en la localidad de Atxondo, entre las localidades vizcaínas de Elorrio y Durango.

    Y era un fulgor que se manifestaba en nuestras conversaciones, en esos encuentros al atardecer, cuando salíamos a dar un paseo por los alrededores de La Alberca, en busca del frescor de la vegetación y del que proporcionan los regatos, y nos lo encontrábamos, con Francisca su esposa.

    Manolo –como era conocido entre todos– me decía siempre que, en los inicios de cada verano me lo encontraba: –Leo todas las semanas tus artículos. Me interesa lo que dices en ellos. Y terminábamos comentando los avatares de la actualidad y de la vida.

    En la última conversación que con él mantuve, poco antes de las elecciones generales del 23 de julio, se mostraba preocupado por la deriva de una situación amenazante que parecía llevarnos a una sociedad cerrada y oscura, con las amenazas que tal posibilidad y tal deriva tuvieran contra la democracia. Tenía una visión abierta y tolerante de la vida y del mundo, como podía comprobar cada vez que hablábamos.

    Manolo era hijo de Gerardo, uno de los pastores míticos de mi niñez. El hijo le ganó altura física al padre; la altura moral siempre la advertí en ambos. Cuando, en cuarto de facultad, en filología románica, don Antonio Llorente –un maestro querido y recordado– me encargó, en la asignatura de toponimia, un trabajo sobre la toponimia menor de La Alberca y Batuecas, mi abuelo Pablo llamó a Genaro para que me informara sobre topónimos de Batuecas, completando así los que él me había transmitido. Genaro, en casa de mi abuelo, me estuvo transmitiendo no pocos de tales topónimos, que incorporaría a mi trabajo para don Antonio Llorente.

    Parecería que Manolo hubiera acudido este verano a La Alberca, desde su País Vasco de adopción, a despedirse del mundo en su pueblo natal. Como tenía por costumbre, un día de este mismo agosto, tras las fiestas patronales, salió a caminar y no volvió a casa. Se quedó en una cuneta, al borde del camino. Y, tras escasos días de hospitalización, se marchó de este mundo.

    Como el maestro taxidermista de la gran obra de Rafael Sánchez Ferlosio, ‘Industrias y andanzas de Alfanhuí’, que, al saberse al borde de su acabamiento, se echó en la cuneta para terminar allí su vida y le dijo al niño que lo acompañaba las más hermosas palabras que hemos escuchado sobre la muerte:

    “–Alfanhuí, me voy al reino de lo blanco, donde se juntan los colores de todas las cosas.”

    “–No te mueras, maestro mío, nunca he visto morir.” –le contestaría el niño.

    Manolo, a solo escasos días de cumplir setenta y cinco años, se nos ha ido al reino de lo blanco, a ese territorio de misterio, que es el destino de todos, sobre el que nada sabemos.

    Manolo, un albercano humilde, un español humilde, que, con su vida, con su emigración y con su trabajo, ha levantado nuestro país, como otros tantos miles de españoles de tal condición, mucho más que los que tienen a todas horas el nombre de la patria en la boca.

Descanse en paz.

25 agosto 2023

LA NUBE DE LA DUDA, por Mara Guadalix

Mara Guadalix

 

 

 

 

LA NUBE DE LA DUDA, por Mara Guadalix

LA NUBE DE LA DUDA

Y no puedo creer que calles,  
tampoco que no des un paso hacia delante. 
Yo te he abierto mi corazón, 
la puerta de mi casa,
Y pese a todo, callas.
Llevo en mí todo el peso, 
de la sedienta tierra, 
estéril todo esfuerzo,
No llegará la lluvia, 
Callará la tormenta, 
se ausentará la nieve, 
Morirá la semilla, 
no habrá cosecha nueva.
Y todos los esfuerzos 
se quedarán en nada. 

24 agosto 2023

SE ABRE EL TELÓN, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

José Luis Sánchez-Tosal Pérez
SE ABRE EL TELÓN
, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

    Un año más nos llega la feria del teatro, es una semana de atracción para  la gente, que cae sobre Ciudad Rodrigo de forma alegre y culta.
 
    Hace ya casi una vida que, de la mano de Juan Carlos y un grupo visionario de pequeños empresarios, la hicieron posible, después, visto su éxito, la Junta de Castilla y León la amparó. Lo cierto es que un año más, en ella estamos de nuevo, y que la noche del martes, como es costumbre, con la plaza de Herrasti llena, se dio el aldabonazo a estos días de teatro.
 
    Se hizo con una obra, que en cierto modo son inclasificables, repleta de música y ejercicios acrobáticos convertidos en danza clásica o ballet, con una mezcla de ritmos y sonidos de ayer y de hoy, una fusión entre las partituras tradicionales y modernas, que junto a una iluminación creativa envolvían mágicamente el preludio anunciante y bello , como todos los contenidos feriales.
 
    Se disfrutó mucho, lo que se agradeció con aplausos, y después, pues eso, en la cola de la heladería.

23 agosto 2023

FIN DE LA TRILOGÍA, por José A. Blanco

José A. Blanco
FIN DE LA TRILOGÍA
, por José A. Blanco
 
La inmensidad de una hoja en blanco, con salpicón de fantasía policromada, cuenta la historia infantil de un mundo imaginario repleto de expresividad literaria y mitología infantil. La niña se pierde en su mundo de papel desbordada por el ingenio y la imaginación. Una delicia escuchar su relato.

 
Gabriela Blanco

21 agosto 2023

COMPREN, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

José Luis Sánchez-Tosal Pérez
COMPREN, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

    En estos días precisamente de agosto, cuando tenemos lleno absoluto y al Palacio del Príncipe acuden masivamente muchos de los que nos visitan, nos llega la nueva mala, qué digo mala, más que esto, pues la noticia es malísima, pues el actual propietario, FUNDOS, ha decidido venderlo dando orden de desalojarlo.

    Ahora es conveniente hacer historia, recordar los tiempos cuando el edificio, sus propietarios de entonces, los Altares, lo vendían creo recordar en ciento veinte millones de pesetas, algo más que un piso de lujo en Salamanca por aquel entonces, por cierto con Cristo incluido. Cuando era alcalde el ahora eterno presidente de la Diputación de Salamanca, no lo compró, y de aquellos polvos vienen estos lodos. Después casi seguido lo hizo Caja Duero, con el consiguiente e inesperado aumento a más del doble de la cuantía en lo que se lo cuento, algo que no dejó de sorprendernos y además el Cristo no entraba, fue vendido aparte al Ministerio de Cultura de España. ¿Quién hizo el agosto con ello? Pues muchos menos Ciudad Rodrigo y sus ciudadanos, que se quedaron sin él. Eso sí, habiéndolo pagado después este inmueble y muchas más cosas de forma indirecta, cuando inyectaron sesenta mil millones de euros a esas Cajas de Ahorros tan bien administradas desde los consejos ocupados por políticos que habían comprado el Palacio.

    Bien, pues ahora aquí nos tienen, compuestos y sin novia, corriendo a desmantelar en pleno mes de agosto el Palacio, y dejando la novia, o sea, Ciudad Rodrigo, en bragas ante toda la avalancha de visitantes. Ahora por parte de quien corresponda, y si el coste actual fuera del alcance de nuestra administración de la Junta de Castilla y León, tener a bien adquirirlo junto con la Diputación de Salamanca, no dejarían a Ciudad Rodrigo sin una de sus armas para atraer turismo, que sabido es de todos que en la actualidad es prácticamente la única actividad que crea y mantiene puestos de trabajo.

    Veremos si esta vez actúan en consecuencia, o lo hacen como lo hizo el eterno presidente de la Diputación Javier Iglesias, cuando siendo diputado nacional, votó a las órdenes de su partido y en contra de los intereses de Ciudad Rodrigo para que el edificio fuera una extensión del Museo Nacional de Escultura, cosa que hubiera cambiado su destino.

    Por favor, por lo que hay en juego compren, y esta vez lo hagan con titularidad pública.

20 agosto 2023

TOMÁS BRETÓN (en el centenario de su muerte), por José Luis Puerto

José Luis Puerto
TOMÁS BRETÓN (en el centenario de su muerte)
, por José Luis Puerto

    ¿Quién no conoce o ha escuchado algún fragmento del sainete lírico de ‘La verbena de la Paloma’? El autor de su partitura es el músico de origen salmantino Tomás Bretón, de quien, este 2023, se cumple el centenario de su muerte en Madrid.

    Había nacido en Salamanca el 29 de diciembre de 1850, justo a mitad del siglo XIX. La zarzuela de ‘La verbena de la paloma’ es su obra más popular, divulgada y conocida. Realizaría su libreto Ricardo de la Vega. Y se estrenaría el 17 de febrero de 1894.

    Pero no vamos ahora a dar un repaso a su amplia obra musical de compositor clásico. Sería aquí imposible. Sino a glosar algunos rasgos de su figura, con motivo del centenario de su fallecimiento.

    Pertenece Bretón a un grupo de músicos europeos, que desarrolla su labor creativa entre las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX. Hay algo en estos músicos –Manuel de Falla, marcado acaso por una mayor modernidad, es otro ejemplo entre nosotros– que llama poderosamente la atención.

    Y es que, influidos por la herencia romántica de exaltación de lo popular e incluso de lo rural y campesino, incorporan a sus obras clásicas e intercalan en ellas tonadas o cancioncillas populares, recogidas de la tradición oral.

    No hemos de olvidar que Tomás Bretón prologo o escribe el “Preámbulo” de ese monumento de la música rural salmantina y española que es el ‘Folk-lore o Cancionero Salmantino’, del presbítero mirobrigense Dámaso Ledesma, obra premiada por la madrileña Real Academia de Bellas de San Fernando y publicada en Madrid, por la Imprenta Alemana, en 1907.

    Tomás Bretón, que, además, formara parte del jurado que premiara el ‘Cancionero’ de Dámaso Ledesma, escribe en el indicado preámbulo: “en España se trabaja más de lo que generalmente se cree, no por lo que a mí toca, sino por lo que atañe a los buscadores del riquísimo mineral lírico, alumbrado a medias y disperso en las entrañas del fondo poético español.” Para terminar elogiando, claro está, la impagable labor etno-musicológica del gran ‘Cancionero’ de Ledesma, como popularmente se conoce.

    Un ‘Cancionero’ que, por cierto, fue bien conocido en la madrileña Residencia de Estudiantes, donde Federico García Lorca tanto lo utilizaría, debido a la fascinación que provocara en él el romance de tema salmantino de “Los mozos de Monleón”, así como las nanas infantiles, sobre las que redactaría una conferencia, poniendo muchos ejemplos de las que Dámaso Ledesma recogiera en la localidad salmantina de Tamames.

    El bellísimo poema sinfónico de Tomás Bretón, titulado significativamente ‘Salamanca’, de 1914, introduce en un momento determinado de su andadura clásica, la cancioncilla, popularísima, titulada “Riverana”, recogida y publicada por Dámaso Ledesma, en su ya citado ‘Folk-lore o Cancionero Salmantino’, fruto de esa influencia que experimenta la música clásica del período que hemos indicado –y también, claro está, la de Tomás Bretón– de esa música popular y campesina.

    La “Riverana” que incorpora Tomás Bretón a su hermoso poema sinfónico titulado ‘Salamanca’ no es otra que la del burro de Villarino de los Aires, con ese estribillo tan pegadizo del “Que tu, ru, ru, ru, rú, / que tu, ru, ru, ru, rú”. Y que comienza con esa estrofa bien conocida asimismo de: “Ya se ‘muriú’ el ‘burru’ / que acarreaba la vinagre, / ya lo ‘llevú Dius’ / de esta vida ‘miserabre’”

    Tomás Bretón –autor de una variadísima obra musical, que comprende ópera, zarzuela, sinfonías, música sinfónica, así como de cámara– fallecería en Madrid el 2 de diciembre de 1923. Pertenecería también –y pese a no ser un dato muy divulgado, es significativo, creemos– a la masonería, iniciándose en ella a los veintidós, al formar parte de la Logia “Fraternidad Ibérica” de Madrid.

    Salamanca contó, en su momento, con el Teatro Bretón, un pequeño homenaje de su ciudad natal al gran músico salmantino. Hoy, el mejor homenaje que le podemos tributar es escuchar su música, no tanto la más conocida, sino la más secreta. Comenzar, por ejemplo, por su poema sinfónico ‘Salamanca’ no es un mal comienzo.

17 agosto 2023

DOLORES DE AMOR, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

José Luis Sánchez-Tosal Pérez
DOLORES DE AMOR, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

    Brillaba el sol siempre que ella aparecía, con una fuerza y una alegría, como si nunca hubiera existido. Cuando cruzaba la plaza del pueblo, esta se transformaba en un espectáculo de luz, color y alegría, así era ella alta, alegre y con unos ojos en los que cabía toda una noche de fuegos artificiales. Iba por libre, sabiendo que tras de sí dejaba todo un coro de suspiros ansiosos.

    Un día no estaba sola en la plaza, venía con un apuesto joven, el cual ya estaba siempre a su lado. A ella se la veía aún más radiante, y con una sonrisa tan feliz como contagiosa. Después él fue destinado a otro lugar, y en él encontró a otra mujer.

    Se le oían por la fiesta, mientras ya su única compañía era el vaso que portaba en la mano, unas risas con las que pretendía aportar indiferencia pero que sonaban a inmenso dolor.

    Después, ya, no soportó no sólo la situación, sino su lugar natural, su pueblo, en donde tanto había gozado y donde tanto sufría ahora, y dando un portazo se marchó a París, la ciudad de la luz. Allí, ya lejos, y con todo el espectáculo que es esa ciudad pensó que le sería más fácil olvidar. Todo fue inútil, ella fue a París, pero París no entraba en ella, nada ya le devolvía sus ganas de vivir.

    Regresó a la aldea, y en un viñedo fuera de ella levantó un pequeño chamizo donde pasa año tras año mirando la silueta de la sierra con la Peña a la cabeza. Un día que pasé por el lugar, cuando me advirtió corrió a meterse en el refugio, no quería que nada ni nadie le robase su dolor, es lo único que le quedaba.

Allí está, día tras día y año tras año, no sé si sueña con su felicidad vivida o penando por su pérdida.

    Ahora, cuando no le queda otra, baja al pueblo para hacer la compra, ya con toda la gracia que tenía perdida, pues ha mermado en altura, camina con la ayuda de un bastón, y su mirada no mira, sin estar aún en edad para ello. Al verla me estremezco, y parte de su dolor me atraviesa y entra en mí como un frío cuchillo.

    Qué males tan grandes puede transmitir el amor tenido y perdido, tantos como para hacer no sólo del verano sino de la vida un infierno.

    Cuánta ansiedad, tristeza, soledad y dolor provocan los dolores del amor.

16 agosto 2023

PAISAJE ESTIVAL, por José A. Blanco

José A. Blanco
PAISAJE ESTIVAL
, por José A. Blanco
 
Cálido atardecer,  luz en descomposición. Una casita encantada descansa reflejada en el espejo de azules sonrisas cristalinas. Intensos chorretes policromados resbalan  hasta el mar de fantasía infantil. A mí, desde la orilla, sólo me queda contemplar mecido por las olas y disfrutar del paisaje, embobado.
 
 
  
 

 

13 agosto 2023

LA FIESTA DEL CEREAL, por José Luis Puerto

José Luis Puerto
LA FIESTA DEL CEREAL, por José Luis Puerto

    Cada quince de agosto, medio país está de fiesta. Posiblemente, la de la Asunción de la Virgen sea la fiesta patronal que celebran más localidades de nuestro país. Fiesta mariana, en el culmen del verano, y fiesta que, hoy, se celebra por todo lo alto, en cada población con sus peculiaridades, porque se juntan en cada pueblo no solo los que residen habitualmente en él, sino quienes tuvieron que emigrar en su momento y aprovechan el tiempo vacacional para volver a su lugar de origen.

    Esta vuelta anual, vacacional y veraniega, al lugar de origen de cada uno tiene algo de terapéutico, de cargar pilas, de poner en su punto la temperatura emocional que nos nutre, que equilibra el mecanismo psíquico de todos; pues, querámoslo o no, el origen es uno de los ingredientes que más peso tiene en ese mecanismo psíquico que regula el existir de cada uno.

    Es cierto que, tal y como el refrán indica, el buey es más de donde pace que de donde nace; pero el lugar de la nacencia tiene un peso de gran importancia en cada individuo, a lo largo de su vida.

    De esa capital importancia que tiene, surgen términos y concepto que hablan a las claras de lo decisivo que resulta el origen, de lo contrario no existirían palabras como ‘desterrado’, ‘trasterrado’, ‘exiliado’ y otras por el estilo, que aluden a cómo, por unos u otros motivos (sociales, económicos, políticos, etc.), se ha tenido que abandonar la tierra natal, la tierra madre.

    La tierra madre es un concepto que alude a la tierra nutricia, la tierra que nos alimenta, eso sí, cuando la cultivamos. El cultivo del cereal ha sido clave en nuestro país y ha conformado el imaginario de los cristianos viejos (ay, la cultura del cereal…, qué de problemas nos ha traído –se lamentaba en alguna de sus obras el gran Julio Caro Baroja).

    Todo el verano, en todas las áreas cerealísticas de nuestro país, entre las que es muy emblemática nuestra Meseta, las labores de la siega, la trilla, la separación del grano de la paja y el posterior almacenaje del primero en los silos familiares, han configurado el trabajo de miles y miles de campesinos.

    Hacia mediados de agosto, tales labores se terminaban y, entonces, aparece la celebración que se realiza a la madre tierra, cristianizada, en este caso, en la fiesta de la Asunción de la Virgen, una fiesta de la cosecha, la fiesta de la cosecha, la fiesta del cereal, la fiesta de los cristianos viejos…

    Hoy, tal perspectiva –con el cambio y, todavía más, el vuelco que la sociedad ha experimentado, desde hace ya varias décadas– está desdibujada, ya no somos conscientes de ella.

    Pero ahí está. Seguimos celebrando la fiesta del cereal, la fiesta de la cosecha. Y los ritos ancestrales, que antaño se celebraran en nuestros pueblos, de los que aún algunos perviven, le han ido cediendo el paso al bullicio caótico, a la música estridente de las orquestas hasta altas horas de la madrugada y a otras lindezas por el estilo.

    Acaso estemos perdiendo más de un norte, naufragando en una deriva irracional hacia no pocos sin sentidos, sin darnos cuenta y, aparentemente, tan felices todos.

11 agosto 2023

DE TÍTERES, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

José Luis Sánchez-Tosal Pérez
DE TÍTERES, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

    Escribir hoy algo en un lugar que tiene un amplio mirador desde el que la vista abarca unos quince pueblos, y estás en él rodeado de verde, del cual sale el canto de la cigarra, envuelto entre la música que llega desde el frontón del pueblo, lugar que sin lugar a dudas entonces puede que haya baile. Tener en él un banco, como corresponde a un lugar reconvertido en espacio de recreo, en el que anteriormente se trillaba, y además se ajusticiaba a delincuentes o criminales, haberlo visto idealizado en la película “El nido”, y estar en él ahora con todo esto sabido y sentido, mientras el reloj de la torre da la hora, pues como que ya son los suficientes ingredientes como para no escribir, a menos de nada, de lo que llena la televisión y los diarios, cosa que no es tan fácil. Pero si uno recuerda que por aquí seguro correteó aquel niño, que un día sería exiliado de esta España mía que dijo Cecilia, me refiero a León Felipe, que vivió de los 2 a los 9 años en Sequeros, y el cual consiguió escribir tanto y tan bueno como humano, en circunstancias tan difíciles para él y para España, pues como que entonces esto de hacerlo uno aunque sea agosto, como que ya lo veo menos complicado, si bien es verdad que no es tan fácil hacerlo. Pues sin hablar del malvado Sánchez y de los peligros infinitos del sanchismo, así como lo que de bueno tienen los gobiernos buenos, no los de Frankenstein, cuando se cargan la memoria histórica, ningunean el machismo salvaje, e introducen la medicina privada en los hospitales públicos, resulta complicado.

    Ahora bien, de verdad que envuelto en la luz de una tarde de agosto, ¿es de esto de lo que más apetece hablar? Seguro que no, y por tanto, volvamos cada uno y todos a lo nuestro, que en estos días es gozar, ser algo más narcisistas y mirar el cielo y los cielos  y las criaturas celestiales que se cruzan con nosotros, así como las estrellas y a ser posible sin estrellarnos, que de eso ya se encargan otros, por tanto, eso sí, no los perdamos de vista, pero mejor ahora olvidémonos de ellos aunque ellos no paren de chapotear en la cenagosa charca tan paralizante, por tener las aguas tan cargadas de seguridades fallidas, las de creer que ganaban y que luego no fue así como ellos creían que ganaban, por lo que ahora no paran de hacer aspavientos.

    Yo no sé dónde se irán ustedes ahora, yo a un circo que hacen en el frontón, pues no era baile, o sea, a lo que mi abuelo Teodoro me llevaba y llamaba títeres cuando yo era niño en Peñaranda.

09 agosto 2023

QUÉ MALA, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

José Luis Sánchez-Tosal Pérez
QUÉ MALA, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

    Regresaba de darme un baño nocturno y solitario en la Pesquera, con el sol aún por Portugal vistiendo de rosa al fondo, y con la luna llena clareando la noche, el agua refrescante y la salida con un agradable aire que me secaba y acariciaba, todo lo cual me proporcionó un relax que no me pedía más que llegar a mi cama.

    Llegando a casa, mira por dónde, la música y un murmullo vital que invitaba a todo menos a entrar en ella, y hacia ella me fui.

    Un descafeinado con una porción de tarta en la ventana de El Horno de Peter me dieron fuerza para entrar en ambiente, es decir, a salir y meterme entre la gente, que distendida y alegre coreaba y bailaba. Todo un buen broche al maravilloso baño.

    En ello estaba ahora bañado en música y gente, sin más pretensión que disfrutar viendo el goce del personal, cuando cercana a mí veo una mujer alta, morena, con unos ojos que competían en brillo con la luna llena y una alegría que manifestaba bailando de tal manera que me resultó todo un foco de atracción, y a él presté toda mi atención, mientras me dejaba envolver por la gente y acariciar por la música.

    Con ese sexto sentido que tienen las mujeres rápidamente se dio cuenta de que estaba babeando con su presencia y su bailar. Ella correspondía, o eso creía yo, con alguna que otra pícara mirada. Y así uno y otro tema, entre lo que yo creía que era ya complicidad. Lo que en un momento dado me lleva a buscar ir acortando distancias.

    Ella, que estaba al loro, como suele decirse, en aquel momento, se fue hacia un hombre que había permanecido tan cerca como fuera de juego hasta ese momento, y de un tirón lo llevó hacia ella para empezar a acariciarlo y besarlo, entonces yo frustrado, paralizado y algo irritado desaparecí de la escena con la cabeza gacha. Mientras pensaba qué iluso más tonto y... ¡¡¡qué mala!!!


VITALIDAD, por José A. Blanco

José A. Blanco
VITALIDAD
, por José A. Blanco
 
Torre de cristal. Sonrisas,  inocencia, ilusión. ¡Sorpresa! Ahora tú, ahora yo. Cada pieza  un suspiro, una mueca, un reto. Torre de Babel. Sol agotador hasta el atardecer o el más allá. No hay tregua ni descanso, sólo instantes felices. La llevas. Vale, cuento hasta diez. Cae la noche y el cansancio duerme mecido por el sueño. Después, vuelta a empezar.
 
 

 

06 agosto 2023

NONAGENARIOS, por José Luis Puerto

José Luis Puerto
NONAGENARIOS
, por José Luis Puerto

    Una de las experiencias más hermosas que nos ha tocado vivir a lo largo de nuestra vida de adultos, debido a las indagaciones en las culturas tradicionales campesinas, en las que llevamos media vida metidos, es la del contacto con las gentes de nuestros pueblos, con las llamadas personas mayores.

    Hay un conocimiento en ellos, una experiencia de la vida, que se van a perder, si no sabemos recogerlos, para entender no solo nuestro pasado, sino esa raíz humana de la que brota lo que hemos llegado a ser.

    El verano, en que nuestros pueblos recuperan población, siquiera sea por la dinámica vacacional de vuelta a ellos, es un buen momento para acercarse a ellos, y, una vez que ha pasado el primer momento de la tarde, de mayor calor, las gentes salen y se juntan de modo grupal en los poyos ante sus casas y realizan ese tipo de tertulia que es la del serano.

    Quedan aún, en nuestros pueblos, esas gentes que, pese a haber llevado una vida austera y hasta precaria, con deficiencias sanitarias, en alimentación, en instrucción y en otros tipos de adelantos, habituales ya en las ciudades…, siguen viviendo con esa fidelidad al lugar de origen que, acaso, sea el motivo –aparte, claro está, de la genética– por el que han alcanzado a vivir más de noventa años.

    Con cuántos nonagenarios y nonagenarias nos venimos encontrando, desde hace años ya, en unos pueblos y en otros, como algo habitual y frecuente. No todos llegan a tal edad, pero tampoco escasean quienes la alcanzan.

    Y es delicioso charlar con nuestros campesinos, es una experiencia muy especial, pues, en tales conversaciones, nos sumergimos en lo humano arcaico, ancestral, primigenio…, algo ya perdido, por desgracia, en el mundo urbano.

    Estos días, en pueblecitos del sur salmantino, hemos ido charlando con ellos. Sus nombres son, en ocasiones especiales, se salen de lo consabido: Alipio, Arístides… y otros de tal calaña.

    Arístides, por ejemplo, es muy expresivo y, tras relatarnos su genealogía familiar y los méritos, académicos y profesionales, logrados por sus descendientes, comienza a decirnos, para mostrarnos su extrañeza sobre los modos de vida urbanos: “–Es que ya no saben ni comer. ¿Dónde se ha visto que al jamón le quiten lo blanco?”.

    En el serano de un pueblecito de al lado, las gentes se interesan y nos preguntan por la leyenda y por la historia, por Don Rodrigo, por la reina mora Quilama, por ese pasado remoto y muy antiguo en el que aparecen los moros (como ocurre con un monte llamado La Morisca, en el que hay inscripciones indescifrables), por el santuario de la Peña de Francia…

    Y las conversaciones van transcurriendo de modo grato y entrañable. Hay un poso de humanidad que aún arde en ellos, que sigue vivo en su modo de estar en el mundo. Esa apacibilidad de que hablara Don Quijote, en su discurso sobre la edad de oro, la percibimos en estos ritmos vitales campesinos, presentes aún en nuestros pueblos, marcados por la lentitud, por la vinculación de unos con otros y por esa utilización de la palabra, como modo de poner en común sus experiencias vitales, tan presentes en los seranos.

    Y, en la medida en que podemos, nos sumergimos en nuestro mundo rural, para bucear en ese pasado atesorado por esos nonagenarios y nonagenarias, que sí sabían comer, pese a tantas carencias, pero que, sobre todo, sí sabían vivir.

04 agosto 2023

DISFRUTEN, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

José Luis Sánchez-Tosal Pérez
DISFRUTEN, por José Luis Sánchez-Tosal Pérez

    Salir mejor habiendo dejado el coche en la cochera, porque se avanza más andando que teniendo que buscar aparcamiento. Caminar entre gente que no es conocida, ver un ritmo en la ciudad más acelerado, los bares y tiendas con gente, y las terrazas en las noches llenas. Crear en un día en un barrio todo un mercado y que se llene de puestos, es algo que ya sólo es normal en Ciudad Rodrigo por ciertas fechas, y que si bien sucede año tras año, no por eso deja de sorprendernos para bien, y de sentirnos en medio de una ciudad con pulso vital, tanto por el número de personas que hay por estas fechas como por la edad que tienen, esa comprendida entre los 25 y 50 años y que el resto del año no están aquí. Por cierto, con que cantidad de cuerpos gloriosos nos cruzamos.

    Ciertamente, entre el gentío, los conciertos, los pregones y demás historias que afloran como setas, hacen estos días distintos, desenfadados, alegres, relajantes y felices para muchos. Procuren vivirlos todos al máximo, tanto si están aquí de vacaciones como si siendo de aquí estén en ellos y entre ellos. Un consejo, déjense de televisión estos días y acudan a todo lo que Ciudad Rodrigo ofrece que es mucho. Disfruten.

02 agosto 2023

OBITUARIO, por José A. Blanco

José A. Blanco
OBITUARIO
, por José A. Blanco
 
Descansa en el lecho del poeta. Verso suelto. Duerme. Yace entre algodones de ironía. Retahíla interminable, embaucador juvenil. Sueña contertulio del Gijón imaginario parafraseando al 98 o las retrancas gongorinas salpicadas con pizca de misticismo retórico. Me quedo con el legado, el agradecimiento y la confidencialidad de nuestra última conversación.
 
A un amigo que se fue y dejó la puerta abierta.